La directora del área de Marketing y Comunicación de Satoshi Tango para Argentina, Chile, Brasil y Perú, Ana Massacane, accedió a participar de la serie de consultas planteadas por Ser Industria, para conocer la realidad de la Mujer en el ámbito empresarial argentino. Actualmente, gerencia los equipos internos y externos de growth marketing, contenidos, prensa y PR, alianzas y BI.
Consideró que, en las empresas, las mujeres deben “liderar con el ejemplo, no bajar nunca la guardia y romper estereotipos sistemáticamente” y que “hay miles de hombres allá afuera saliendo de su zona de confort para acompañarnos”. Sostuvo además que “la brecha salarial que perjudica a las mujeres es real y existe en la mayoría de los ámbitos laborales”.
Massacane es profesional de la comunicación y el marketing, especializada en la dirección de proyectos y marketing ligados a la industria tecnológica. Se formó en Comercialización en la Universidad de Ciencias Empresariales y Sociales y Ciencias de la Comunicación en la Universidad de Buenos Aires. Posee más de 19 años asesorando a empresas y organizaciones en estrategias de llegada a sus clientes, proyectos en campo, digitales y de transformación digital.
¿Cómo llegaste a la actividad empresarial?
Siempre supe que la trayectoria laboral era tan importante como la académica, más que nada en un área de tanto dinamismo como el del marketing y la comunicación. Siempre me moví buscando mayores responsabilidades y desafíos, así fue como pasé por posiciones con toma de decisión en el ámbito privado, social y de gobierno. Encuentro ese recorrido un tanto ecléctico a veces, súper enriquecedor, dado que me ha permitido entender desde adentro los problemas y limitaciones, así como también las posibilidades de gestionar en los tres ámbitos. Encuentro que, por la velocidad y dinamismo con el que me gusta trabajar, el privado es dónde mejor me desempeño. Empecé de muy chica trabajando en Telefónica de Argentina y luego tomé la decisión de pasar a una startup de tecnología pequeña donde, como en todas las startup, había que hacer un poco de todo. Si bien era soporte comercial, tenía la libertad para probar y explorar otras acciones de comunicación y marketing que quizás no estaban desarrolladas. El aprender y estudiar sobre la tarea mientras la estoy ejecutando, es algo que me ha permitido afrontar diversos desafíos sin temor. Considero que una tiene que estar en constante formación.
¿En qué se avanzó en los últimos años?
Las mujeres. Creo que nosotras cambiamos, empezamos a elevar más la voz. Figurada y literalmente también. He pasado un sinfín de situaciones violentas y machistas en mis primeros años de carrera. Hace unos pocos años estaba bien hablar del cuerpo de una colaboradora, de su humor, de su vida privada, de lo que debía o podía hacer, incluso hasta donde se podía invadir su espacio personal. Eso empezó a cambiar. Y empezó porque nosotras nos paramos más firmes y empezamos a decir no. Y empezamos a hablar más. Y a plantarnos más en nuestras decisiones. Y cuando una pone un límite del otro lado lo notan. Para bien o para mal, pero genera un cambio, un movimiento. Yo descubrí que, si tenía que hablar más fuerte para exponer mis ideas, lo tenía que hacer. Y también que a veces de algunos lugares debía irme porque no iban a cambiar y yo no tenía que tolerar el maltrato. Porque siempre tuve claro que era una cuestión de tiempo. Con esto no quiero decir que la batalla esté ganada, ni de casualidad. La problemática del techo de cristal es real y continúa presente en las relaciones de poder que existen en los ámbitos empresariales. Pero creo que estamos todes más atentes. Mujeres y hombres también. Y sinceramente creo que una sociedad sin diversidad no evoluciona. Entonces, estoy convencida de que el cambio ya empezó y no se puede frenar. El otro día vi una encuesta de GPTW donde habían hecho un corte de las mejores empresas para trabajar para mujeres. Está buenísimo visibilizar los lugares donde hay una política activa por eliminar el sesgo. Pero no puedo evitar pensar en que si aún precisamos que una encuesta haga el recorte y las muestre es porque nos falta mucho camino por recorrer. Yo quiero ver más mujeres directoras y CEO.
¿Cuáles son las estrategias para romper el “Techo de Cristal” en el mundo empresarial?
No creo que existan estrategias para romper el Techo de Cristal, así como si fuesen pasos para cumplir un objetivo. El panorama es mucho más complejo que eso. Un factor fundamental a tener en cuenta es que las empresas y negocios no funcionan de forma aislada, están radicadas dentro de una sociedad. Si las compañías no se ajustan van a quedar obsoletas y hoy más que nunca, van a encontrarse con difíciles consecuencias, sobre todo en materia de recursos humanos, donde hoy tanto el empleado como la empleada valoran un trato equitativo. Yo te puedo contar qué hice yo y de ninguna manera me considero un caso de éxito. Pero si reconozco que tempranamente tomé algunas decisiones que me ayudaron a crecer. Una de ellas fue elegir en qué segmentos quería trabajar. Pasé por algunos verticales de negocio que son arcaicos, que son espacios enclavados en la hegemonía machista y que van a ser los últimos que se actualicen. Industrias tradicionales como la textil o seguros o automotor… Son segmentos que, con conocimiento de causa, miro de reojo. La emancipación del patriarcado va a tardar más en llegar allí. Y otra de las cosas que hice, fue entender bien los actores con los que trabajo. Me ha pasado de sobre adaptarme y después sentirme mal conmigo por permitir cosas que no debí. De eso aprendí. Y tengo mi estrategia: trato de ver a la persona que tengo delante como un todo, con sus virtudes y limitaciones. Y trabajo con esas limitaciones, pero con mis reglas. A veces no amerita ni una charla. Simplemente un comentario bien hecho en el momento justo, es suficiente para marcar un límite. En cualquier momento y lugar. Hay que saber decir no y ser tajante. No digo que sea fácil, es tremendamente difícil. Me han tildado de amargada, de cortamambos, de feminazi, de mil cosas. No me importa. No me tiene que importar. Porque es la única forma de preservarme. Si no nos cuidamos nosotras, ¿quién entonces?
Frecuentemente se habla de la existencia de una brecha salarial que perjudica a las mujeres. ¿Se necesitan cambios legislativos para cerrarla?
La brecha salarial que perjudica a las mujeres es real y existe en la mayoría de los ámbitos laborales. En Argentina sucede que está mal visto hablar del salario y creo que eso lo invisibiliza más. Las mujeres ganamos menos dinero que los hombres. ¿Por qué? Desde Satoshi Tango observamos a través de un estudio que la falta de capacitación financiera y tecnológica, sobre todo para el género femenino, es real y es la que lleva a que muchas se sientan ajenas al mundo de las finanzas. Esto se traduce en una falta de conocimiento y recursos a la hora de negociar un salario y ponerle valor a su trabajo. Ahora, también hay un factor que influye y se basa en que las mujeres solemos ser las encargadas del hogar, de las tareas domésticas y el cuidado de hijos e hijas. Hay toda una cultura de negacionismo alrededor del trabajo de la mujer: parece que no hacemos nada y sin embargo trabajamos al menos un 40% más que los hombres. Somos profesionales y madres y jefas de hogar. Y ahí las que tenemos que empujar el cambio somos nosotras, otra vez: desde no relacionarnos ni formar familias con hombres que no valoran nuestro trabajo y están dispuestos a compartirlo 50/50, hasta leyes que nos escindan de ser meros cuerpos reproductores y den paridad laboral para los dos sexos. Esto es, mismas licencias para mapaternar. Todes tenemos una vida personal y profesional que nos presenta desafíos, no tiene por qué recaer la responsabilidad sólo en las mujeres. La existencia de un marco legislativo siempre beneficia, fortalece y acelera estos procesos, porque si en términos legales se habla de estas problemáticas, naturalmente se validan y visibilizan.
¿Cuál es el principal escollo que enfrentan las mujeres en el campo laboral? ¿Cómo superarlo?
La pobreza. Yo no puedo decirle a una mujer, que además tiene que ser sustento de hogar, que se ponga a elegir en qué industria va a trabajar o que exija el mismo sueldo que sus compañeros varones, porque en el mundo o en el país en el que vivimos, todas trabajamos para vivir. Yo sé que soy una privilegiada. Poder elegir no es un beneficio que tenga la media. Por eso es importante tener pequeños gestos, día a día, para que ciertas cosas no ocurran más. Yo siento que tengo más responsabilidad que otras de empujar esta agenda justamente porque tengo privilegios que me permiten hacerlo. Andá a decirle a la piba de maestranza que se le plante al supervisor… Hacemos lo que podemos. Pero el resto, tenemos que ser activistas, cada vez más, hacer correr la voz. Porque esto va a cambiar. Quizás no lo vea yo, pero eso espero para mi hija. Tenemos que liderar con el ejemplo, no bajar nunca la guardia y romper estereotipos sistemáticamente. Y no estamos solas: hay miles de hombres allá afuera saliendo de su zona de confort para acompañarnos.
¿Cómo visualizas, a corto plazo, el futuro de las mujeres en los puestos de dirección?
Es difícil pensar en un corto plazo para un cambio tan estructural como el que hablamos. Sí puedo decir que cada vez somos más las mujeres que nos encontramos en puestos directivos y de liderazgo. Sin embargo, es fundamental que se hable de esta problemática en medios, charlas y otros canales, que no se le reste valor y se le dé entidad, que las empresas generen políticas de igualdad y equidad de género y que las que ya ocupamos estos lugares contemos nuestras experiencias.
¿Qué consejos les das a las mujeres que se inician en el ámbito empresarial?
Hay que saber ser flexible, entender el ambiente en el que te movés y saber decir que no a tiempo. Capacitarnos es fundamental, no sólo en nuestra profesión sino también en conocimientos que colaboran en nuestro desempeño como profesionales. Tenemos que saber que todavía no poseemos un espacio ganado, todavía estamos haciendo fuerza para que se nos reconozca. Desde Satoshi Tango sabemos que nuestro principal desafío es reforzar la educación financiera para que cada vez más mujeres se desarrollen en el mundo de las finanzas y las criptomonedas. Las finanzas tradicionales se caracterizaban por ser un espacio dominado por hombres, pero los activos digitales llegaron para patear el tablero y presentar una nueva oportunidad: es el momento de que nos apropiemos de nuestra economía y cambiemos el rumbo de las finanzas.