La pandemia hizo que el comercio internacional entrará en período de inercia, caracterizado por la escasez y el incremento en los precios de la logística marítima.
El factor principal de esta crisis se debe a los retrasos en la cadena logística y la falta de contenedores.
Es evidente que este problema afecta a todos los países del mundo, la escasez genera que las compañías y los ciudadanos no tengan algunos bienes en el tiempo requerido.
La cadena de logística se convirtió en la actualidad en círculo vicioso que alcanza una gran dimensión y no tienen una resolución, al menos en el corto plazo.
Los protocolos sanitarios y la disminución de personal generan retrasos en la operatoria, en los servicios de cargas y descargas, y sobre todo en los traslados de la mercadería.
Además, faltan contenedores para importar y para exportar. En el 2020 un flete tenía un costo de 2300 dólares, para el año 2021 la cifra alcanzó los 14000 dólares. Este es solo 1 ejemplo de muchos, también existe el riesgo de que la inflación aumente entre un 1.5 y un 2.5%.
Todo esto afecta a la economía global. Se siente falta de productos a nivel mundial, incluso en USA.
La crisis podría continuar en 2022, la alternativa para sortearla sería que la demanda disminuya y la cadena logística recupere la estabilidad. En cuanto a la globalización habrá que ver qué nos depara el futuro. Ojalá que este evento marque un precedente e impulse un reemplazo de proveedores locales para incentivar las economías regionales y la fabricación nacional de algunos productos que hasta ahora solo se importan.
Por Delia Flores, empresaria logística y especialista en Comercio exterior.