El presidente de la Cámara de Comercio Exterior de Córdoba (CaCEC) y miembro del Comité Ejecutivo de la Unión Industrial Argentina (UIA), Miguel Zonnaras, repasó los desafíos económicos que enfrenta la industria en un año particularmente complejo, con escasez de divisas como problema fundamental.
En el Día de la Industria, el empresario y presidente de Georgalos, fue entrevistado por Ser Industria Radio. Explicó cómo tanto factores coyunturales, como la peor sequía registrada en la historia y estructurales, como la falta de una constante performance exportadora, contribuyeron a esta delicada situación.
Zonnaras también se refirió a las actuales dificultades para importar insumos y a la presión inflacionaria que afronta la producción. Además, destacó los sectores con potencial exportable que cuenta Argentina.
Por otra parte, compartió su perspectiva sobre la dolarización de la economía, la importancia de reducir la informalidad laboral y brindar oportunidades de formación y empleo a los jóvenes y adolescentes, en un contexto de altos índices de pobreza.
¿Cuál es tu evaluación de la industria en este año tan complejo?
La industria en la pospandemia tuvo un periodo de recuperación hasta la actualidad. Ahora tenemos desafíos muy importantes que tienen que ver principalmente con cuestiones de la macroeconomía y me centraría en la escasez de divisas que viene dada por dos factores, uno muy coyuntural y otro estructural. El de coyuntura es que, lamentablemente, tuvimos la peor sequía en la historia. El agro es uno de los sectores claves para la generación de divisas que la economía necesita para funcionar. El estructural es que la Argentina no ha sabido tener una performance exportadora constante, importante, que no nos haga depender de divisas de otras fuentes, ya sean préstamos, inversiones o de otro lado y no del trabajo argentino que se puede vender en el exterior.
La limitación para importar insumos nos impide exportar. ¿Estamos en un laberinto?
Claro. Por eso digo que es un cuadro bien complejo, hasta entrado el año que viene con algunas señales genuinas que puedan existir como puede ser una nueva cosecha, con un clima que parece un poco más favorable. También con las inversiones que se hicieron en energía. Principalmente la exportación de gas a través de los gasoductos y la reversión del Gasoducto Norte para enviar a Brasil, generan expectativas. Son las divisas genuinas que el país va a tener para proyectarse, tener los insumos y normalizar muchas variables.
Algunas consultoras privadas, dieron para agosto una inflación del 12%, aunque en el bolsillo parece más. ¿Cuál es la sensación desde la industria?
Nosotros somos un eslabón en el medio de la cadena de transformación. Lo que la gente siente en la góndola o en el punto de venta nosotros lo sentimos en los costos y en las materias primas. Pasa un poco por este efecto que venía comentando. Hay una disponibilidad de insumos limitada con un excedente de demanda que quiere hacerse de esos insumos y la presión sobre los precios es muy importante. El escenario que tenemos que transitar hasta el próximo gobierno, sea del color político que fuere y hasta la próxima campaña agrícola, más la exportación de gas, va a ser muy desafiante para la sociedad. Tenemos que ser súper conscientes y tratar de transitarlo de la mejor manera posible todos los sectores.
¿La falta de insumos llevó a que algunas empresas tengan que tengan que parar sus plantas o despedir empleados?
Generalizar en esto es arrancar de manera errada. En el universo industrial cada sector y cada región es un mundo. Darle todos los argumentos a la falta de insumos a una cierta problemática, también sería un error. La falta de previsibilidad de los abastecimientos genera angustia en todo industrial. No saber si el mes que viene vas a tener la materia prima para poder transformarla, para “darle de comer” a la fábrica, como decimos nosotros, genera una situación de tensión. y obviamente. de prudencia. Si uno tiene demanda y la capacidad para producir, pero no sabe si va a contar con el insumo, probablemente esas actitudes de prudencia no sean las más nos gustan. Lo que más le gusta al industrial es poner su fábrica a trabajar a pleno. Siempre digo que el mejor momento que nos toca es el de hacer contrataciones, mientras que el peor es cuando tenemos que hacer algún despido. El análisis pasa por ese lado, es un factor más dentro de toda la ecuación que hay que tomar en cuenta.
¿Hay una política estatal para determinar cuáles son los sectores de la industria con mayor potencialidad exportadora e incentivarlos?
Hay muchísimos estudios, muchas consultoras y corrientes desarrollistas que lo tienen bien estudiado. Igualmente, alcanza con fijarse lo que el mundo demanda y ver que disponibilidad de infraestructura e insumos tenemos. En la próxima etapa, Argentina podrá ser líder en litio. La minería tiene un potencial enorme y puede ser otro de los sectores que nos puede dar una sorpresa económica y de divisas fenomenal. Además, todo el sector agroindustrial que ya tiene un desarrollo de muchísimos años, con infraestructura y potencialidad. En materia agroindustrial me refiero también a los alimentos. Después tenemos las energías no convencionales, Vaca Muerta y todo lo que lo que puede generar y necesita el mundo. Nuestra “pampa húmeda” en el mar, con todo el sector pesquero. El mundo está ávido de recursos que tenemos a disposición en nuestro mar para darle valor agregado y procesar. Otros sectores son la economía del conocimiento, venta de intangibles, servicios… Argentina en términos relativos, a pesar de mucha fuga de talentos, tiene un entramado formativo muy bueno que se puede desarrollar. Está visto en los unicornios que hemos generado que, al comparar con la región, sorprenden estadísticamente.
¿Sobre el aumento de tarifas y el bono que autorizó el Gobierno desde la UIA han tomado alguna postura?
Lo que tratamos de ser propositivos y generar iniciativas, algo que no se hacía desde hace mucho tiempo. La UIA publicó el Libro Blanco. Lo denominamos así porque es dinámico, al que se van sumando propuestas, dependiendo de los momentos, tiempos y apuros. Se trata de volcar a toda la fuerza política partidaria las propuestas que tienen que ver con un modelo de país de desarrollo. Recién mencionaba los sectores que tienen mayor potencial en cuanto a desarrollo más rápido y a generación de divisas, pero por el otro lado también está todo el entramado industrial federal que genera una gran cantidad de empleo y de dinamismo social en cada uno de nuestros pueblos del interior y provincias. Entonces pudiéndose complementar entre el agro, la industria y la transformación del entramado en todo el país, creo que los argentinos podemos tener un futuro mucho mejor de lo que estamos viviendo en estos tiempos.
¿Qué opinas de la propuesta de dolarizar la economía?
Como desarrollista siempre vamos a tratar de tener una autonomía en cuanto a moneda. Si hacemos un análisis, no hay ninguna potencia del mundo que no tenga su moneda y sus instituciones, bien sólidas. Ese tipo de modelos son los que trato de copiar y contagiar. Con esto no quiero dejar de reconocer que hemos hecho mal los deberes a nivel de cuidar nuestra moneda y nuestras instituciones. Por eso nuestra sociedad no le da a nuestra moneda el valor que yo en algún momento soñaría, como capacidad de ahorro y dinamizadora de una política monetaria.
En Argentina hay una gran economía informal, ¿se puede reducir?
Siempre digo que cuando uno tiene que pensar en alguna política, debe pensar en el bienestar de la gente y de la sociedad. Los indicadores de pobreza, desempleo e informalidad, tienen que ser los desafíos más grandes que tenemos encarar. Hay que generar los incentivos para que esa fuerza laboral pueda formalizarse, generar políticas activas, porque por algo el empleador prefiere tomar gente de esa manera y no bajo la formalidad. Hay algún incentivo que está fallando. Por otro lado, se debe trabajar fuertemente en la parte educativa para darle las herramientas a un sector que lo va a requerir para sumarse al sistema y al mundo laboral.
Tenemos 39% de pobreza y el 60% de jóvenes y adolescentes en esa situación. El punto sería qué hacer para incorporarlos…
Claro, se necesitan incentivos al empleo y formación. Lo rescatable es que tenemos las plataformas educativas para empezar a revertir esta curva. Pero sin duda, hay que tratar de ir muy de la mano con las currículas educativas, para que comulguen con el mundo de la producción. Al mismo tiempo, tratar de que ese efecto formativo se vincule directamente a los procesos productivos que requiere cada región.