Pablo Alberio, socio de Cinergia y LPS-Consulting, compartió su visión sobre el inicio del llenado de la primera etapa del Gasoducto Néstor Kirchner (GNK) y su impacto en la economía argentina. Destacó la importancia de este proyecto en el ámbito energético y el ahorro que generará, así como las oportunidades que brinda para el desarrollo de Vaca Muerta y la industria del gas en Argentina.
Además, recordó que el GNK contempla una segunda y tercera etapa, que permitirán abastecer el gasoducto norte de TGN y evitar las importaciones de gas natural de Bolivia. Esto no solo implica ahorro de divisas, sino también asegurar la disponibilidad de gas natural en diferentes regiones de Argentina, para el abastecimiento hogareño e industrial.
En diálogo con Ser Industria Radio, el especialista sostuvo que, en cuanto al precio para el consumo interno, si se aumenta la producción de gas proveniente de Vaca Muerta, es posible que no esté tan relacionado con los precios internacionales.
Se anunció que el 9 de julio empezará a funcionar el GNK. ¿Qué significa para el país?
Es súper importante. Se ha logrado un gran desafío porque el GNK se hizo en un tiempo bastante acotado. En esta primera etapa va a aportar 11 millones de metros cúbicos por día adicionales a la oferta de gas natural. En primera instancia, va a ayudar muchísimo a disminuir la utilización de combustibles alternativos en generación pensando en el invierno, ya sea fueloil o gasoil y también probablemente algo de LNG, que se regasifica en Bahía Blanca.
¿Puede haber un ahorro importante para nuestra economía tan golpeada?
Totalmente. La diferencia del precio del gas natural que va a ser transportado por el GNK versus los combustibles alternativos, es muy grande, significativo sin dudas.
¿Podría ser superior a los US$ 4 mil millones anuales?
Depende, porque ese número está hecho con valores del LNG del año pasado que producto de la guerra de Ucrania y Rusia se habían disparado a valores de US$ 40 a US$ 60 por millón de BTU. De todas formas, no deja de ser sumamente importante. Esta es la primera etapa del gasoducto GNK. En una segunda y tercera etapa va a abastecer el gasoducto norte de TGN. Con eso también vamos a evitar las importaciones de gas natural de Bolivia, que hoy lamentablemente, más allá de que impliquen un pago de dólares al exterior, tampoco está disponible porque ha caído mucho la disponibilidad de gas boliviano.
En estos meses todos los números van a ser relativos porque se exageran para un lado o para el otro…
Siempre es difícil hacer esos números, es como un ejercicio en el que uno dice cuánto va a valer el LNG a futuro. En algún momento esa decisión se postergó porque también el LNG estaba muy barato. Es discutible si tenía sentido o no. Siempre tuvo sentido desde el punto de vista de reemplazar gas de Bolivia que venía en franca declinación y teníamos un contrato que termina en 2026. Por lo tanto, era sumamente importante encarar el gasoducto para, como mínimo, reemplazar el gas boliviano. Cuando se dispara la guerra entre Rusia y Ucrania, los precios vuelan, por lo que no queda la menor duda de que se necesitaba tener el gasoducto. Pero siempre es difícil hacer el número de contra qué te estás comparando porque estás hablando de precios futuros. Si uno tuviera la certeza que el LNG va a valer US$40 el millón de BTU, no habría duda de que hay que hacer todos los gasoductos habidos y por haber.
Más allá de los precios internacionales y de que el GNK se haya hecho en solo 10 meses. ¿Se perdió tiempo?
El proyecto está dando vueltas hace bastante tiempo en Argentina. Después aparecen las acusaciones de que se dejó listo para que lo hicieran y tardaron, apareció la pandemia. Me parece que ya no tiene mucho sentido escarbar. Lo concreto es que se hizo, podría haber estado antes, es verdad.
La primera etapa se hizo con dinero del Tesoro Nacional. ¿Hay interés de los privados para invertir en la segunda?
La segunda etapa va a empezar a revertir el flujo del Gasoducto Norte, va a poner mayor disponibilidad de gas natural en el área norte de Buenos Aires y la zona de litoral. Allí, incluso en verano, Argentina tiene una alta demanda para generación térmica. Probablemente se empiecen a viabilizar exportaciones de verano hacia Brasil. En el Gasoducto Norte hay mucha demanda reprimida porque Bolivia cada vez tiene menos disponibilidad. Además, siempre ha sido caro ese gas. Hay mucho para crecer ahí. Los productores de gas natural, sin lugar a dudas, están muy interesados en que esa segunda etapa se concrete. Se está buscando financiamiento en Brasil. Las obras de energía requieren un montón de capital a ser invertido.
Las tarifas del gas están atrasadas. ¿Si aumenta la producción de Vaca Muerta, es posible que para el mercado interno no se tomen los precios internacionales?
Sí, porque si uno mira el Plan Gas los productores se han comprometido con un horizonte de hasta el 2028 y sin atar los precios a ninguna variable internacional. Nada indica que, en las siguientes etapas y en la medida que Vaca Muerta se siga desarrollando, esos precios se vayan muy para arriba. Por lo menos, desde el punto de vista de las necesidades que tiene acá el productor argentino para extraer el gas natural.
¿Para explotar plenamente Vaca Muerta se necesitan más gasoductos?
Hay distintas formas de ver el futuro. Por un lado, el GNK tiene una primera etapa de 11 millones de metros cúbicos diarios. En la segunda etapa 22 millones y puede llegar a 39. Después para la demanda que va creciendo en Argentina, si uno la quiere abastecer, puede hacer crecer los gasoductos todo el volumen que quiera. En última instancia se termina duplicando. En esta primera instancia va un caño de Neuquén a Salliqueló, luego se le agregan plantas compresoras y llega a los 22 millones de metros cúbicos. Agregan otro caño y conecta con TGN, después se puede ir duplicando esos caños y aumentar la capacidad. Acá está toda la demanda del Gasoducto Norte. Hay un potencial de consumo de los desarrollos mineros en el norte. Pensando muy en grande, están los proyectos de LNG, ya hay algunos concretos. Por ejemplo, el de YPF con Petronas, que casi duplicará la capacidad actual de gas natural de Argentina. Claramente se requieren no uno, sino tres gasoductos nuevos. En la medida que aumenta la demanda, mientras se tenga la molécula de gas natural, se puede construir ampliaciones de gasoducto tal que pueda satisfacer esa demanda, hasta terminar duplicándola.
¿Argentina va a seguir importando gas?
Seguramente se va a seguir importando LNG, sobre todo en Escobar. Bahía Blanca creo que no va a ser necesario. Hay que ver cómo se acomodan la oferta y la demanda, pero los números preliminares que hemos visto indican que todavía va a hacer falta la importación de Escobar. No hay que verlo como algo malo. Se debe complementar la necesidad de los picos de invierno con mayores exportaciones en verano. Siempre se busca que el gasoducto tenga el factor de utilización más alto posible. Puede ser que no tenga mucho sentido construir un gasoducto para abastecer tres o cuatro meses de invierno, al menos con valores de LNG que estaban en US$ 6, US$ 8 el millón de BTU. Pero cuando lo tenés a US$ 40 podés hacer todos los gasoductos que quieran que la economía te va a cerrar. No hay que ver como algo malo si hay importación de LNG en invierno. Los gasoductos los podemos ampliar en cantidades discretas. En la medida que el factor de utilización sea alto, se va a poder reemplazar LNG de invierno, pero en la medida que se consiga utilización para el gas en verano.
¿Argentina necesita una ley para el LNG?
Entiendo que el proyecto de ley apunta al tema estabilidad fiscal, a las retenciones. Probablemente sea necesario algo adicional a lo que tenemos como para fomentar eso, porque estamos hablando de inversiones de miles de millones de dólares.
¿La evolución de Vaca Muerta es una oportunidad para otros actores?
Hay un montón de actividades que se generan en Vaca Muerta a partir de la explotación de gas natural. Se ha demostrado que se puede obtener el gas a precios competitivos, que es muy rápida la curva con la que los productores ponen oferta de gas natural en el mercado. Esto no solamente es que disminuimos importaciones, sino que vamos a dejar gas natural disponible para el uso en Argentina a precios muy competitivos. Sería ideal que la industria lo pueda aprovechar y que haya un crecimiento a partir de eso.