La innovación cervecera se llevó los laureles en la Fiesta del Trigo de Tres Arroyos

Cinco productores locales unieron talentos para producir una novedosa cerveza.

20 marzo, 2025

En el corazón del territorio bonaerense, la edición 56 de la Fiesta del Trigo se convirtió en el escenario de una verdadera revolución. La gran novedad fue una cerveza artesanal de trigo creada especialmente para el evento, que uniendo el talento y la pasión de cinco productores locales, conquistó los paladares hasta agotar stock.

Julián Orlandi, creador de Cerveza Marítima de Claromecó, fue uno de los artífices del producto. “El municipio nos propuso hacer una cerveza exclusiva para la fiesta y no dudamos en aceptar el desafío”, cuenta emocionado.

A su él se sumaron los colegas que de las cervezas Siciliana, Orejana, Pastiana y Choizen, todas de Tres Arroyos. Apostaron por una receta fresca y con identidad propia, compuesta por trigo, con un toque americano, suave pero con lúpulos aromáticos que le dieron notas frutales y cítricas. “Nos levantamos de madrugada, trabajamos contrarreloj, pero valió la pena. Fue una experiencia increíble”, sostuvo en Ser Industria Radio.

La oportunidad fue propicia para conocer el presente y la proyección de esta industria, que mueve millones de litros anuales a lo largo y a lo ancho de nuestro país. Desde las playas de Claromecó, Orlandi hizo una nítida radiografía de la actividad.

¿Cómo llegaste a este desafío?

En general, la gastronomía trabajó bien en la temporada y pegada al verano tenemos la Fiesta del Trigo. Tengo un equipo chico y casi dos meses antes empezamos a elaborar para el evento. Hacemos variedad de estilos, no tanta cantidad y en algunos casos repito cocciones. Las cervezas que más salen son las rojas, doradas, Ipas y otras variedades con fruta o levaduras tipo belgas que dan aromas y sabores más especiados. 

Julián Orlandi produciendo la Cerveza Marítima en Claromecó.

¿El consumidor es exigente?

El público fue creciendo y actualmente  quiere saber un poco más, degustar otras cosas, interiorizarse. Sabe bastante, demanda cada vez mejores cervezas, mejores terminaciones, más calidad. En Tres Arroyos, hace años venimos laburando para estar a la par de las exigencias del consumidor. Gran parte de la malta sale de acá. Tenemos dos malterías muy importantes: Maltear, que abastece gran parte de cervecerías artesanales y exporta a Brasil y Quilmes.  Es una región que tiene una gran dedicación a este tema y nosotros tuvimos la misión de poner al trigo en una cerveza como protagonista de la Fiesta

¿Cómo reaccionó el público? 

Tuvimos una gran repercusión, creo que en Argentina nunca se había hecho una cerveza específica para una Fiesta. Gustó mucho, la gente estuvo muy conforme. Hicimos una cerveza tipo fiesta, fácil de beber, preferentemente ligera. En el sabor, obviamente se notaron el trigo, la malta y los lúpulos, pero no tan intensos. Terminamos creando algo con toques sutiles, perfiles cítricos, frutados.  

Hace unos años fue el boom de la cerveza artesanal. ¿Qué pasa en la actualidad? 

Lo resumo. A principios del 2000 arranca la movida, nadie sabía de qué se trataba. Tomó una fuerza terrible entre el 2010 y 2014 y a partir de ese año  estalló una especie de boom, de novedad y empiezan a abrirse bares por todos lados. Eso fue in crescendo hasta 2018, 2019 en cantidad, calidad y público. Se hizo una pelota muy grande y cuando llegó la pandemia cayó una gran guillotina, se hizo un gran tamiz. Muchos bares y fábricas cerraron. Los costos se habían empezado a poner bastante finos. Creo que para muchos rubros marcó un antes y un después. En el último año y pico, hay una gran recuperación y creo que este año será muy bueno

¿Hoy se valora más la calidad? 

Sí, la cerveza, como sucede en otros rubros de la industria alimenticia, requiere cuidar mucho cada parte del proceso para lograr algo bueno. Pero en este caso, se llenó de cervecerías muy rápido. Muchos chicos empezaron a producir,  comercializar, no daban abasto con el volumen y fabricaron cualquier cosa. Se han vendido birras de muy mala calidad, todo el mundo lo sabe. En los últimos años se depuró el mercado, quedaron los que tenían espaldas y pudieron bancar calidad y costos. La cerveza artesanal no es un bien de primera necesidad, pero en Argentina, está muy asociado a una cuestión cultural, es parte de nuestra costumbre, de nuestro folclore… comer un asado, tomar un mate y juntarse a tomar una cerveza. Echó raíces en nuestra cultura y una manera de agarrarse fuerte es haciendo las cosas bien. 

“La cerveza echó raíces en nuestra cultura”, afirmó el productor.

¿Cuántos insumos importados utilizan? 

Argentina es un gran productor de malta de buena calidad. Hay importadas que se usan en menor cantidad para hacer cervezas específicas. El 90% de  las levaduras se importan. Hubo laboratorios que trajeron sedes para  desarrollarlas acá. Podés hacer de una cerveza de trigo alemana con notas a banana y clavo o una de trigo americana como la que hicimos para la Fiesta. Y  tenemos muy buenos lúpulos en el sur, en El Bolsón.

¿Existe la posibilidad de exportar? 

Es complejo. Hay que hacer un montón de trámites, tener un volumen de producción grande. Conozco dos o tres cervecerías que exportan. El consumo a nivel nacional responde y en este momento tal vez no haya necesidad de exportar, pero si quiere crecer hay que buscar otros mercados. Creo que los países limítrofes son una oportunidad. Si vas más lejos, vas a competir con fábricas muy grandes que tienen inversiones millonarias en equipo y es difícil emparejarse, es un desafío muy grande. 

¿Cómo estamos en relación a los países de la región? 

En Argentina hay cervezas muy buenas. Lo vemos en los concursos de Latinoamérica, Europa, Estados Unidos, donde obtienen muy buenos resultados. Te  menciono una, Juguetes Perdidos, que es ganadora de millares de premios en Bélgica, en Estados Unidos, medallas de oro… han salido cervecería del año. Es una locura. Son chicos que empezaron como todos, en la casa con una olla, una bolsa para macerar, comprando granos de malta, consiguiendo granos en una casa de insumos y llegaron a hacer megafábricas, con una responsabilidad enorme. 

¿Cómo fue trabajar con tus colegas?

En un momento, en Tres Arroyos, llegamos a ser 16 productores de cerveza artesanal. Quedamos 6 o 7 y 5 participamos en esta cocción. Hay mucha camaradería, siempre la hubo. Somos competencia del mostrador para adelante, pero del mostrador para atrás somos colegas, Hay mucha amistad. Este rubro es uno de los pocos donde se hacen amigos, nos prestamos las cosas o hacemos pedidos en conjunto. La pasamos muy bien,  se formó un lindo equipo de laburo, cada uno con su estilo. En otros lados del país pasa lo mismo y eso está bueno.

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