Hace pocas semanas, la Unión Europea (UE) y el MERCOSUR avanzaron con el acuerdo que marca un hito en las relaciones económicas entre ambas regiones. El texto es producto de negociaciones que se extendieron durante 25 años, muestra de una compleja trama de intereses políticos, económicos y medioambientales.
Gustavo Idígoras, presidente de la Cámara de la Industria Aceitera de la República Argentina y del Centro de Exportadores de Cereales (CIARA- CEC), se refirió sobre este tema y el futuro de la Hidrovía Paraná Paraguay en el marco del brindis de fin de año de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires.
Estimó que, para hacerse efectivo el acuerdo, “en principio, el proceso de escritura va a tardar dos años. Fue cerrado oralmente, ahora los abogados tienen que redactarlo y la letra chica es muy importante. Son 1.900 páginas para escribir y para ajustar. Eso va a llevar varios meses”.
Aclaró que, además de ser traducido en varios idiomas, “debe asegurarse que las traducciones estén bien hechas y no den lugar a interpretaciones erróneas. Después vendrá la etapa de aprobación parlamentaria. Europa tiene una estrategia inteligente, ya que el Parlamento Europeo es el único que tiene que votar para poner en marcha el acuerdo comercial. El acuerdo político, que tiene que ver con el respeto a la democracia, los derechos humanos, el ambiente, lo aprueban todos los parlamentos europeos”.
“Eso puede tardar una eternidad, pero lo importante es que el acuerdo comercial. El MERCOSUR, tiene la “cláusula Macri”, porque fue inventada por él. Implica que, cuando el Congreso lo aprueba, entra en vigor para ese país. Entonces, por ejemplo, si Uruguay fuera el primer país que lo aprueba, se lleva el 100% de las cuotas que tiene con Europa el primer año si Argentina, Brasil y Paraguay no lo aprobaron”, explicó.
Agregó que “eso abre una competencia entre los Congresos. Al principio, me pareció raro, porque somos un bloque. Pero, por otro lado, genera una competencia interesante porque va a haber mucha presión hacia los legisladores para que lo aprueben”.
El acuerdo representa una oportunidad sin precedentes para ambas regiones. Más allá de los desafíos, este tratado puede marcar el inicio de una nueva era de cooperación económica, siempre que se gestionen adecuadamente las tensiones ambientales y políticas.
MERCOSUR e Hidrovía
Consultado sobre las expectativas que genera la llegada de Javier Milei a la presidencia Pro Témpore del MERCOSUR, Idígoras respondió que “en la Cumbre, Milei fue muy enfático planteando que el bloque necesita una nueva redefinición, salir de ser una unión bastante imperfecta, para ser una región de libre comercio y que cada país pueda negociar”.
Expresó que “Argentina necesita negociar con el MERCOSUR. La primera razón es porque todo el mundo quiere venderle a Brasil, que es el gran mercado. Si uno no tiene un atractivo de venta, no tiene un atractivo de compra. Y si nosotros queremos abrir mercados, el mundo va a tocarle el timbre a Brasil y no a la Argentina. Hay que buscar una fórmula que convenga a ambos países, también a Uruguay y Paraguay, para que sigamos trabajando siempre a través del MERCOSUR”.
“El gobierno argentino cerró la negociación con la UE dentro del MERCOSUR. Es algo muy importante, porque si hipotéticamente Argentina se fuera del MERCOSUR, se nos caería el acuerdo con Europa, cosa que no creo que el gobierno esté interesado que suceda”, añadió.
Exportaciones
Por otra parte, Idígoras señaló que el sector cerealero y aceitero “tiene un programa de exportación bastante agresivo. Hoy Argentina tiene un precio muy competitivo a nivel mundial. Estamos tratando de volver al sudeste asiático con el trigo e ir al norte de África. Somos más competitivos que los rusos o que los ucranianos. Al gobierno y a la economía argentina les vienen bien los dólares del verano”.
En referencia a los precios internacionales, afirmó que “claramente han bajado. Trump anuncia un dólar más fuerte, que es sinónimo de materias primas a valores más bajos. Si el clima acompaña, vamos a tener mucho volumen, lo cual es un dato muy positivo, una gran producción de 53 millones de toneladas de soja, aproximadamente, 51 millones de toneladas de maíz y un volumen importante de cosecha vieja que queda para comercializar el año que viene, alrededor de US$ 8 mil millones”.
Finalmente, manifestó que “todo eso se va a sumar y va a tener un flujo importante. El problema es que los precios van a estar por debajo de las expectativas. Hay súper cosechas en Brasil y Estados Unidos, así que, todo lo que carguemos, va a valer menos. Por lo tanto, en volumen vamos a estar muy por encima de esta campaña, pero en valor por debajo. En 2025, la ecuación de cierre va a ser muy parecida a la cantidad de dólares en la campaña 2024”.