La industria metalúrgica argentina enfrenta una crisis de escasez de mano de obra calificada. Sin embargo, esta situación ha abierto una oportunidad para romper los estereotipos de género que por años limitaron la participación femenina. Con la ayuda de la tecnología, el sector está promoviendo una cultura más diversa e inclusiva.
Durante décadas, la soldadura fue considerada una labor exclusiva para hombres. Este estereotipo, arraigado en la percepción del esfuerzo físico requerido, desalentó a muchas mujeres de incursionar en el oficio. Además, la falta de programas de formación específicos dificultó el acceso a estas carreras técnicas, perdiendo el potencial innovador que la diversidad de género podría aportar.
Sin embargo, los avances tecnológicos están cambiando el panorama. “La introducción de robots colaborativos, como el XBOT de Axo Welding, ha transformado el perfil de los trabajos de soldadura, haciéndolos más accesibles para las mujeres”, explicó Emanuel Rauchle, Jefe de Marketing de Grupo Baw. Estos avances reducen la necesidad de esfuerzo físico y facilitan el acceso a puestos que antes parecían inalcanzables.
Nuevas habilidades técnicas: el puente hacia la inclusión
El uso de robots y sistemas automatizados ha generado nuevas demandas de conocimientos técnicos en mecánica, electrónica y programación. Estas habilidades están siendo adquiridas por mujeres interesadas en integrarse al sector. La capacidad de resolver problemas y el pensamiento crítico también se han vuelto indispensables para operar estos sistemas avanzados. “La tecnología actúa como un catalizador para una industria de soldadura más inclusiva y diversa”, agregó Rauchle.
A pesar de estos avances, persisten barreras culturales. “En Argentina, aún existen desafíos específicos para incrementar la participación femenina en la soldadura automatizada”, indicaron desde Grupo Baw. La cultura laboral tradicional sigue reforzando estereotipos, dificultando que las mujeres vean en la soldadura una opción de carrera viable.
Para contrarrestar esta realidad, Grupo Baw colabora con la Universidad Tecnológica Nacional para ofrecer un curso de soldadura orientado a mujeres, buscando facilitar el acceso a estas competencias y generar confianza.
La inclusión de mujeres en el sector tiene implicaciones sociales y económicas. Diversos estudios han demostrado que equipos diversos son más innovadores y productivos, resultando en mayor eficiencia. Además, un entorno laboral más equitativo fomenta la colaboración y resiliencia, factores clave para enfrentar los desafíos del sector.
La transformación que está viviendo la industria es un ejemplo de cómo la inclusión y la tecnología pueden derribar barreras históricas. Al ver a mujeres desempeñándose con éxito, se debilitan los estereotipos y se inspira a las nuevas generaciones a explorar carreras técnicas, creando entornos laborales más seguros y equitativos. La industria metalúrgica argentina avanza hacia un futuro más diverso e inclusivo, y las mujeres son protagonistas de este cambio.