El año que termina presentó un escenario complejo para la industria y la economía argentina, marcado por un fuerte ajuste macroeconómico, un proceso recesivo y un contexto de alta incertidumbre. En diálogo con serindustria.com.ar, Diego Príncipi, presidente de Madexa y secretario general de la Confederación Económica de la Provincia de Buenos Aires (CEPBA), analizó temas claves como la apertura de las importaciones, el rol de una política industrial activa, la necesidad de mejorar la productividad y los desafíos de competir en los mercados interno y externo.
Consideró que los primeros meses de 2024. producto de la devaluación y el ajuste, se caracterizaron por una profunda caída en la actividad y la demanda. Luego hubo un leve repunte, seguido por un amesetamiento. Estos vaivenes económicos impactaron en la producción, las expectativas y las estrategias empresariales.
Asimismo, el titular de la empresa familiar radicada en el Agrupamiento Industrial La Plata y dedicada al diseño, producción y distribución de matrices de acero para la extrusión del aluminio, abordó cuestiones como los planes para impulsar la competitividad en un mercado que exige mayor eficiencia. También destacó las ventajas de un entorno macroeconómico más estable, donde las empresas puedan planificar a mediano y largo plazo. A su vez, se refirió al papel del Estado en la promoción del desarrollo industrial.
Con una mirada crítica pero constructiva, repasó los aprendizajes de los años pasados y habló de las nuevas expectativas, incluyendo desde la posibilidad de diversificar mercados hasta el desafío de sostener una oferta competitiva en un entorno global cada vez más exigente, retos y oportunidades que enfrenta la industria en un país que busca recuperar su dinamismo económico.
¿Cómo atravesaron el año?
El primer trimestre fue el más complejo de manejar desde lo emocional, porque había algo más que incertidumbre. Lo definí como un “ataque de pánico en potencia“. Esos tres meses se consolidaron en una baja próxima a un 50%, que es la métrica que aplicó para la mayoría de los rubros. Había una mezcla de incertidumbre y expectativa por saber cuándo finalizaba este periodo de recesión, no estábamos acostumbrados a que fuese tan extenso. En el tercer trimestre comenzó a experimentarse una leve recuperación en algunos sectores, mucho más notable que en otros. Eso claramente despertó expectativas y hasta nos llegó a afirmar de que quizás ya habíamos superado el vértice de la famosa V. Después llegó un amesetamiento y en los últimos meses del año hay nuevamente como una retracción. En particular lo estoy experimentando, aunque algunos sectores empiezan a tener sensibles señales de recuperación. Esta claro que no hablamos de crecimiento. Crecimiento sería si superáramos la base 100 del año pasado, pero eso no va a pasar.
¿El mercado interno quedó muy abajo?
Sí, pero también me pregunto si no será esta la economía real, el verdadero nivel que como mercado podemos llegar a tener. Es una de las preguntas que hay que hacerse. Porque el efecto de las medidas económicas del año pasado hacían que la depreciación del dinero llevase a tener que gastarlo de manera desmedida y lógicamente, eso activó una demanda ficticia. Un cliente, me comentó que una reconocida consultora que lo asesora, le presentó el informe econométrico del desempeño de nuestra cadena de valor para el año que viene y hablan de una recuperación de un 25% como máximo. Ellos también están operando hoy en un 50 y 60%. Así que en teoría el balance 2025 daría un déficit de un 15 o un 20% respecto al 2023. Pero para mí el 2023 no debería ser el objetivo para tomar como parámetro porque hubo mucha demanda ficticia.
¿El parámetro es el 2019?
Es una discusión que teníamos con Guillermo Siro, el presidente de CEPBA. Hablamos de 2019 pero fue un año electoral, donde suele haber incentivos en la economía. Quizás el 2018 sea el parámetro más ajustado. Tanto 2018 como 2022 fueron buenos años, igual que el 2023. Incluso 2022 fue mejor que el 2023 en unidades. Este año me da un mejor promedio que el 2019 . El 2018 fue un año en donde mes a mes, íbamos remando para cumplir con nuestros objetivos, pero había respuesta en el mercado. Tuvimos que hacer un esfuerzo desde lo comercial para sostener el volumen. Creo que 2025 nos va a presentar la competencia, ser más eficientes y a lo mejor no está mal tener como parámetro lo que nos pasó en esos momentos.
¿La apertura de importaciones es una oportunidad para mejorar?
Las oportunidades hay que buscarlas, no esperar que lleguen y uno intenta anticiparse a esos escenarios. Nosotros venimos preparándonos para estar preparados cuando esa situación se presente y afrontarla en ese nivel de competitividad. Hoy se hace un poquito cuesta arriba dado que la demanda no ha ido acompañando. La apertura de importaciones de productos finales o elaborados que puedan llegar al mercado, nos van a poner un parámetro. En este contexto, dependemos de insumos y materias primas que podremos conseguir de forma más eficiente. Eso nos va a ayudar a hacerle frente al producto final con el que tengamos que competir. Mi objetivo es ser cada vez más competitivo, después el mercado defiinirá.
Algunos sectores viven con mucho dramatismo este tema…
El comerciante es posible que experimente mejores ventas porque va a tener productos más accesibles para el salario de la población. El que produce esos bienes, si no se preparó, puede sentir una caída de demanda. De todas formas, no sé si se puede estar peor de lo que hemos estado en estos meses iniciales del 2024.
¿En qué nivel de capacidad instalada están trabajando?
Estamos en un 60%, no más de eso, que es un número bajo.
¿Una macroeconomía estabilizada es suficiente para el crecimiento y desarrollo industrial?
Las condiciones que se pueden generar en torno a ello son necesarias, no sé si suficientes. Después debería generarse un contexto estable. Por otro lado, si se quiere hacer crecer a la industria, también hay que acompañarla con cierto fomento.
¿Se necesita un estado con política industrial?
Exactamente y tengo mis leves sospechas de que aún no la estamos viendo con claridad. No estoy diciendo que no la tengan en agenda, simplemente pareciera que hoy no es una prioridad. Evidentemente hay una agenda muy marcada y concentrada en la normalización de este contexto. No lo veo mal, pero desearía que a esta altura de la gestión comenzáramos a discutir otros aspectos y pareciera que hay cierta reticencia. A lo mejor no lo traen a la mesa para no gastar energía en discusiones que pretenden tener en otro momento. Hay un montón de cosas que no están resueltas. Atender la macroeconomía era necesario. A veces pienso el shock room de un hospital, cuando llega una persona de un accidente grave. Lo que tenés que procurar es garantizar la continuidad de la vida. Y si hay algún miembro que tengas que amputar… acá pasó eso. Un tema que me parece importante, es la obra pública en infraestructura y otras carencias que padecemos. Faltan hospitales, escuelas, la lista es enorme. Honestamente, el argumento con el cual se frenó todo eso es válido, pero me parece que no se puede suspender in eternum. Este país es tan grande y tiene tantas deficiencias desde el punto de vista de infraestructura y servicios, que la comunidad requiere empezar a normalizar en algún momento. Pero con el eslogan “no hay plata”, lamentablemente no podés gastar lo que no tenés y hasta en la economía personal rige la misma regla. Habrá que esperar que las condiciones de la economía del país lo permitan, pero no lo postergaría mucho más.
La proyección de una inflación de 28% para 2025, ¿da previsibilidad y confianza?
Sí, sin duda. Obviamente siguen siendo valores altos respecto al resto del mundo, pero de 200 o 300% anual a 20 y pico, decime donde firmo. Esta normalización del contexto macroeconómico nos ayuda a todos a tener esa previsibilidad y comienza a extender los plazos en los que uno va desarrollando sus distintas estrategias. Antes era casi semana a semana, mes a mes. Hoy, poder decir un año vista lo que pensás hacer, es realmente un triunfo.
¿La baja de inflación podría seguir con un proceso recesivo?
Para mí el nivel de la demanda no está asociado con la inflación. Creo que la demanda está afectada por el nivel de ingresos en general que la inflación se ocupaba de erosionar. Desaparecida la inflación, hay que mejorar el poder de compra, generando más ingresos para el asalariado o haciendo que los precios no sólo dejen de crecer sino que también se normalicen. Creo que hay un sobreprecio bochornoso en la estructura de costos de todas las cadenas de valor. Eso nos hace ser caros en dólares en un montón de cosas. Las medidas que se han ido llevando a cabo por diferentes carriles, terminan convergiendo en una mejora. Hacen que los valores de referencia pasen a normalizarse y que en algún momento mejore el poder de compra de los salarios. Ahora bien, eso no es la salida para todo. Una cosa que el gobierno de Macri intentó traer a discusión fue que había que hablar de productividad y eficiencia. ¿Vamos a trabajar en eso? Hay que convencer a los representantes de los trabajadores y los empresarios tendremos que hacer lo nuestro, para ser más productivos.
En esa instancia no se incluye al Estado…
Porque el “papá Estado” va a dejar de cuidarte. Entonces las ineficiencias, antes las cubrías con precios porque la inflación distorsionaba todo. Pero, desaparecida la inflación un frente de competencia con mercados internacionales, te lleva si o si a tener que ponerte los pantalones largos y revisar donde no estás siendo eficiente. Por eso el sector laboral también tiene que involucrarse, hay que discutir la productividad. Argentina no es un país que tenga de los mejores índices de productividad a nivel mundial, no somos productivos. Si queremos salarios como un operario italiano, produzcamos como un italiano en calidad y cantidad. Es la profunda discusión que hay que dar. Algunos gremios lo tienen claro y están abiertos al diálogo.
¿Por qué no somos productivos?
Es un tema de formación y también cultural. Como líder de un equipo de trabajo, tenés que tener claros los objetivos, qué es lo que vas a estar midiendo y en base a lo cual vas a comenzar a exigir. Todo tiene que acompañar. Después le podemos agregar el componente tecnológico, lo eficiente que sea la cadena de proveedores. Perdón que sea autorreferencial, pero nosotros hemos tenido algún equipo que se dañó y queda parado porque no aparece el repuesto o porque el proveedor o el técnico se demora. Si asumo un compromiso de exportación, ¿cómo le explico a mi cliente está falta de ineficiencia? No le importa. Muchas PyMEs tienen ciertas falencias, todos tenemos tareas que hacer para mejorar nuestra propia eficiencia y ser confiables. Nosotros por suerte hemos logrado sostener cierta confiabilidad en un segmento de clientes que valoran y mucho el cumplimiento de los plazos. Lamentablemente al estar acostumbrados a trabajar de esa manera, donde el plazo es algo tan relevante, podés tener un desvío más o menos pocos días Pero desde el rol de cliente en un montón de otras cosas no entiendo como algo que estaría en cinco meses se posterga un año. No me entra en la cabeza, pero estamos acostumbrados a eso.
El desarrollo del oil & gas y la minería, ¿puede potenciar tu actividad?
De manera directa creería que no. Como está configurado el mercado de la extrusión de aluminio en Argentina, más o menos el 80% del volumen es de uso arquitectónico, carpintería y un 15 o 20% el uso industrial. Ahora, si estas actividades disparasen un desarrollo a nivel industrial que demanden productos específicos, es posible que haya un crecimiento en Argentina de ese mercado. Por ejemplo, si hubiese un plan de viviendas o créditos hipotecarios tendría una respuesta mucho más lineal en mi actividad. , Como dije, el 80% va a parar a la construcción no a la industria. En el primer mundo, Europa, Estados Unidos, es al revés, el 80% del volumen del aluminio extruido tiene destino uso industrial y un 20% lo que es carpintería o construcción. Para dar vuelta a esa relación nos queda un montón de cosas por crecer.
¿Tienen inversiones previstas para el 2025?
Las grandes inversiones que teníamos previstas en los últimos años las estamos concluyendo ahora, como la puesta en marcha de nuestro sector de tratamiento térmico. Entre los equipos, la infraestructura, la provisión de electricidad, nos llevó todo este año de “vacas flacas”. Costó bastante, pero calculo que antes del mediados del año que viene lo tendremos en marcha. Es la última gran inversión que teníamos prevista. No nos hemos sentado a pensar más, porque creo que hay que barajar y dar de nuevo. Cualquier excedente o previsión de índole financiera que tengamos que hacer, va a tener que ver más que nada en cómo mutó a la provisión de materias primas más económicas, que no significa que sean de peor calidad, sino orientadas a lograr una eficiencia en la compra, lógicamente importando.
¿Cómo ves la posibilidad de acceder al mercado externo?
Hemos logrado sostener en el tiempo magras exportaciones a Ecuador, tenemos fidelizado un cliente ahí. En los últimos años también fuimos perdiendo competitividad respecto al mercado exterior. En la medida que la demanda interna no supere nuestras capacidades operativas, seguramente reflote un poco esa cartera exterior que en algún momento llegó a ser casi un 20% de nuestra demanda.
¿Hay un escenario más favorable?
Entiendo que sí, pero es difícil la recuperación de ese terreno después de algunos años en donde dejaste de estar en escena. No lo veo como imposible pero va a haber que trabajarlo.
¿Es preferible dedicarse el 100% al mercado interno?
Honestamente sí. A nosotros en particular siempre nos fue más rentable el mercado interno porque afuera encontrás actores que tienen otros niveles de costo que de alguna manera condicionan el nivel de precio con el que podés llegar. Por eso teníamos a la exportación también como un aporte marginal. Tengo que reconocer que en los últimos años estuvimos casi saturados con la demanda interna, por eso desatendimos el mercado exterior. Veremos cuál es la performance que adquirimos y también la que nos presenta el mercado local, para ver si hay una chance de salir. Las posibilidades están, nunca perdimos vínculo con la mayoría de los clientes, pero se nos ha hecho difícil competir.
El modelo de invernadero que presentaron con la Universidad Nacional de La Plata, ¿se va a comercializar?
Es un objetivo para el próximo año, lo tenemos en cartera. El invernadero que le dejamos en comodato a la Universidad, tendrá como destino un vivero forestal. Nuestra idea es tenerlo como showroom y salir a desarrollar un mercado desde lo comercial para posicionarlo. Es un producto que en su momento contribuimos a desarrollar con la firma Hydro, empresa noruega que es nuestro principal cliente. Estaban explorando sectores en los cuales invertir para desarrollar productos específicos y este fue uno que eligieron. Hace unos años se hizo un primer prototipo y esta sería la segunda versión mejorada con la cual pretendemos hacer un desarrollo comercial. Tenemos la representación de ese sistema y tenemos planificado apuntalar ese abanico comercial. No tenemos limitaciones territoriales pero va a llevar tiempo posicionarlo. Tiene que ver más que nada con una cuestión de marketing y quizás reproducir este showroom en otros sitios.