Para las empresas, comprender el impacto de la automatización y la digitalización del empleo, y desarrollar, a la medida, una estrategia sólida en materia de habilidades, son peldaños esenciales para escalar en la revolución 4.0.
Un año atrás, América Latina daba los primeros pasos en la revolución 4.0. Una nueva era que impacta en todos los aspectos de nuestra vida. Y si bien sólo muy pocas empresas de la región se encontraban en niveles altos de avance tecnológico, 6% por ejemplo en el caso de las empresas argentinas y el 4% de las uruguayas, se observaban cada vez más nuevos modelos de negocios centrados en el cliente, plataformas de innovación abierta, modelos predictivos que permitían prevenir fallas y productos inteligentes.
Entre académicos del mundo, el tema más debatido era el Empleo. Entre tecno-optimistas y tecno-pesimistas había una gran brecha. También existían los tecnólogos moderados, que creían que el avance de la tecnología y la automatización desplazarían miles de empleos, aunque estos podrían ser compensados por la creación de otros nuevos, generando un impacto casi nulo en términos de empleo.
Pero llegó la pandemia y sacudió al mundo. Desde entonces, se impuso un interrogante urgente: ¿cómo impactará la pandemia y el confinamiento en el avance de esta incipiente industrialización?
Desde el INTAL-BID actualizamos una investigación que habíamos realizado con el apoyo de ALAI y Google, y encontramos que, como en otras partes del mundo, en América Latina la pandemia también aceleró la transformación tecnológica. El porcentaje de empresas que incorporó nuevas tecnologías como inteligencia artificial, realidad aumentada o ciberseguridad, fue muy similar al porcentaje de empresas que lo hizo antes de la pandemia. Lo que llevó varios años, se logró en muy poco tiempo.
Observamos también que se aceleró la Inversión en Investigación y Desarrollo (I+D), algo vital para innovar y escalar a la era 4.0. Antes del COVID, apenas 28% de las empresas de la región invertían en I+D. Hoy, son el 43%.
Ahora bien, ¿qué impactos generará esta transformación tecnológica en términos de empleo? ¿Se dará una automatización inclusiva en donde la destrucción de trabajo pueda ser compensada por igual cantidad de trabajo? ¿O nos encontraremos con una automatización excluyente que incrementará el desempleo?
No sabemos el final dado que nos encontramos aún navegando en el medio de la pandemia, pero podemos dar unos indicios de lo que vendrá.
La importancia de crecer
En primer lugar, la automatización derivada del avance tecnológico lamentablemente en un contexto recesivo como el actual, no producirá un incremento en los niveles de empleo. Para que ello ocurra, es necesario un escenario de crecimiento. Sin embargo, tampoco debería necesariamente ser acompañada por una ola de despidos. El cambio tecnológico requiere de tiempo, de adaptación y de intercambio robot-seres humanos, con lo cual no se vislumbran incrementos altos en los niveles de desempleo debido a esta causa.
Pero la pandemia también trajo el teletrabajo y este se sumó al debate sobre el futuro del empleo. Para teletrabajar es necesario emplearse en un trabajo que se pueda realizar a distancia. Y además es fundamental tener conectividad, acceso a nuevas tecnologías y nuevas habilidades. De acuerdo a nuestro estudio, antes de la pandemia apenas el 24% de las empresas de la región teletrabajan, hoy ese valor creció al 66% y cuando le preguntamos por un mundo post-pandémico, el valor se reduce al 44%.
Por lo tanto, esta modalidad de trabajo continuará, aunque en niveles inferiores a los actuales. El teletrabajo puede entonces dar lugar a mayores niveles de desempleo, por los empleos que hoy no pueden realizarse a distancia y porque gran parte de la población carece de conectividad, de nuevas tecnologías y de habilidades digitales. El teletrabajo, necesario para disminuir contagios, se convirtió en un arma de doble filo.
Para evitar entonces que se destruyan todas las bondades del avance tecnológico, además de ser conscientes de las implicancias del teletrabajo, las firmas deben saber que es clave la planificación de la fuerza laboral. Es fundamental recapacitar a los empleados para sintonizar con las nuevas habilidades. Este análisis de cuáles son las habilidades que requerirán y cuáles son las habilidades con las que cuentan, deberá estar sujeto a la estrategia tecnológica de la firma.
Para las empresas, comprender el impacto de la automatización y la digitalización del empleo, y desarrollar, a la medida, una estrategia sólida en materia de habilidades, son peldaños esenciales para escalar en la revolución 4.0. Una revolución imparable, acelerada y desafiante que, esperamos, no deje a nadie atrás.
Por Ana Basco, Economista y Politóloga de la Universidad de Buenos Aires, y Especialista en Integración del INTAL/BID.