“La productividad media de Vaca Muerta es superior al 10% de los mejores pozos de EEUU”

Luciano Fucello señaló que el empresario nacional está avanzando más que las internacionales.

2 mayo, 2023

En poco más de 10 años, la actividad y productividad de Vaca Muerta no dejó de crecer, pese a las constantes crisis que atraviesa la macroeconomía argentina. Para muchos su desarrollo es una de las pocas políticas de Estado del país, que trasciende a los gobiernos independientemente del color político que tengan. 

Sin embargo, Luciano Fucello, Country Manager de NCS Multistage, remarcó en diálogo con Ser Industria Radio que el crecimiento se topa con “cuellos de botella”. Entre ellos, la capacidad de transporte, los problemas para importar insumos para los procesos productivos y la incorporación de nuevas tecnologías.

A pesar de estas restricciones, el especialista espera que este proyecto y Fénix, permitan que para 2024 el balance comercial energético del país sea neutral y que en 2025 sea positivo. Advirtió que actualmente no hay inversión extranjera directa y que todavía estamos bastante lejos del desarrollo que Vaca Muerta podría tener.

¿Cuál es la realidad de Vaca Muerta?

El año pasado cerró con un déficit energético de US$ 4500 millones. Quiere decir que la energía que se importó, fue mayor a la exportada. Vaca Muerta, desde que arrancó en 2010 con los primeros pozos, en 2013 con el desarrollo y en 2016 cuando se da el crecimiento más pronunciado, no ha parado de crecer en actividad y productividad. Estamos hablando de un ciclo que ya lleva más de diez años de crecimiento. Increíble que en Argentina un sector no pare de crecer y que además sea a través de distintos gobiernos. Todo esto se debe principalmente a la productividad y el nivel técnico de Vaca Muerta. El recurso está y cuando uno compara, la productividad media de Vaca Muerta es superior al 10% de los mejores pozos de Estados Unidos. Estamos parados en un yacimiento realmente excepcional. Hoy estamos en 1200 etapas de fractura, las empresas operadoras proyectaban estar en 1400, era muy ambicioso. La actividad crece, pero hay restricciones y se va topando con cuellos de botella.

¿Cómo cuáles?

El primero es la capacidad de transporte. Se produce tanto petróleo que no hay oleoductos ni gasoductos para sacar todo ese hidrocarburo. Se está construyendo el Gasoducto Néstor Kirchner (GNK), que supuestamente estaría terminado para junio. Ahora, en mayo se está poniendo en marcha el oleoducto transandino que va a exportar petróleo a Chile. Esto va a habilitar 40 mil barriles de petróleo por día para exportar y por otro lado 11 millones de metros cúbicos de gas para consumo. De esta forma se van a ahorrar US$ 2000 millones en importaciones. Por otro parte, tenemos el gas Bolivia, que en 2024 se calcula que no venderá más a Argentina. Bolivia no tiene más gas, se le está acabando y habrá que reponerlo de alguna manera. En ese sentido, el GNK va a reemplazar parte del gas que viene por barco y es carísimo, cuesta 10 veces más que producirlo localmente y también va a paliar la situación con Bolivia.

¿Se puede dar la situación que Argentina le venda gas a Bolivia?

El GNK tiene varias etapas. La primera va a ser hasta Salliqueló. Después hay una reversión hacia las provincias del Norte. Vaca Muerta va a empezar a vender gas a las provincias del Norte. Se está evaluando venderle gas a Brasil por el mismo gasoducto que Bolivia nos inyecta gas a nosotros, hay que revertirlo. Actualmente Bolivia tiene dos clientes: Brasil y Argentina. El gas Brasil se mantiene. Con Argentina se prevé que se termine ese contrato en 2024. Bolivia está teniendo corridas bancarias, problemas con el dólar que nunca había tenido.

¿Es comparable con lo que sucede en Argentina por la sequía?

Sí, la situación energética termina impactando severamente en lo que es el balance macroeconómico. Mucho más en países como Bolivia, cuya principal exportación es el gas. En Argentina con la sequía de US$ 40 mil millones de exportación se baja a 20 mil y se dan los problemas macroeconómicos. En nuestro caso, en materia de hidrocarburos de la mano de Vaca Muerta y de proyectos como Fénix, se espera que para en el 2024 el balance comercial energético sea 0, no van a ir dólares por importar energía. Para 2025 ya habría una balanza comercial positiva.

El presidente de Energía Argentina comentó que les resulta muy difícil conseguir financiamiento para la etapa 2 del GNK. ¿Por qué se de este problema?

Está pasando en todas las industrias y en todos los niveles. No hay inversión extranjera directa. Todo lo que se está viendo, tanto en gasoducto o los pozos productores de petróleo y gas, es reinversión interna, pesos que están recirculando, que no saben qué hacer y los meten a trabajar. La semana pasada se abrieron los sobres para la licitación de Energías Renovables y se presentaron tres veces más la capacidad disponible para el transporte. Observemos los paralelismos en energía. En hidrocarburos no tenemos gasoductos u oleoductos para la producción de Vaca Muerta. En energía eléctrica, no hay líneas de alta tensión para evacuar todo lo que se quisiera producir. El problema macroeconómico es el principal factor. Sobre el GNK entiendo que es emisión. Se podría decir que sería una “impresión buena” porque queda un caño que va a durar años y va a ahorrar miles de millones de dólares. Este tipo de obras, gasoductos u oleoductos, requieren miles de millones de dólares. Los pesos que andan circulando no alcanzan.

¿Cómo afectan al sector de oil & gas los problemas para importar insumos?

Esto es parte del segundo cuello de botella: no hay equipamiento para continuar con el crecimiento de la actividad. Asimismo, el tercer cuello de botella, es una bomba que está explotando con esta deuda de US$ 15.000 millones del gobierno a las importadoras. Hoy querés importar algo, no hablo de grandes equipamientos, sino pintura o cuestiones que pueden trabar el proceso productivo, pero ni bien se realiza la SIRA se entra en la cola en la que hay US$ 15.000 mil millones de importaciones anteriores que no salieron. Prácticamente no se está aprobando ningún permiso, salvo algunos casos especiales.

¿Cómo puede repercutir en la actividad?

En poco tiempo van a empezar a faltar insumos básicos. Ya pasó en Vaca Muerta. Faltaban válvulas, las nacionales no tenían la calidad o las especificaciones que se necesitaba. Se paró la etapa de fractura en uno de los sets. Se destrabó inmediatamente esa situación, pero, así como esa válvula, hay miles de partes y equipamiento que están trabados. Todo eso también termina desconectando un poco a Vaca Muerta del resto del mundo en cuestión de tecnología. Tenemos set de fractura, equipo de perforación, el equipamiento grande. Para seguir creciendo faltan las nuevas tecnologías que se están desarrollando en otros países. No están viniendo. Está lo básico para hacer el pozo, terminarlo, fracturarlo y ponerlo a producir.

¿Esto afecta la productividad?

El atraso en materia tecnológica se compensa con la productividad fenomenal que tiene Vaca Muerta. Es casi un milagro lo que tenemos ahí abajo y se van descubriendo nuevas áreas, nuevos niveles, se van agregando reservas. El futuro de Vaca Muerta, a mi criterio, pasa por qué tan rápido lo queremos desarrollar. Para poner un ejemplo, siguiendo con las etapas de fractura del 2010 a hoy, en Argentina hicimos, número redondo, 50.000 etapas. En Estados Unidos se hacen 500 mil etapas por año. Estamos bastante lejos del desarrollo que Vaca Muerta podría tener.

¿Pasa lo mismo con las posibilidades del desarrollo del GNL?

En la actualidad estamos hablando de que el gas de Vaca Muerta, una vez que se pueda sacar de Neuquén, podamos reemplazar los barcos y se pueda llegar a exportar. Es algo totalmente viable. Podemos ser de los principales exportadores de GNL del planeta. Ahora, ¿a qué velocidad? Estados Unidos tiene una cantidad enorme de plantas de licuefacción y está construyendo hasta 2026. Hay una empresa del exterior que quiere invertir US$ 5000 mil millones en una planta de licuefacción. Tiene la posibilidad de hacerlo en Argentina, Estados Unidos, Qatar o Mozambique. Vamos a entrar en esa en esa pelea, en ver dónde ponen el dinero. Si nos comparan con Estados Unidos, ellos tienen mejores condiciones para la inversión. Además, hay que sumarle que estamos en un año electoral en el que hay gran incertidumbre y muchísima inflación. Eso hace muy difícil proyectar, más que nada para las PyMEs, porque las multinacionales como Exxon, Tota, Shell, que cada vez están quedando menos en Argentina, toman decisiones a 30 años. La PyME está viendo cómo paga el sueldo a fin de mes.

¿Qué empresas están trabajando en Vaca Muerta?

Hay diez empresas que están explotando gas y petróleo. De toda la actividad de esas diez, la mitad la tiene YPF y hay tres o cuatro compañías de empresarios nacionales que le siguen en el nivel de actividad. Después están las internacionales que están teniendo actividad baja o muy baja. En Vaca Muerta el empresario nacional está avanzando más que las internacionales.

¿Tenemos un panorama venturoso?

En energía, el 2025 es muy positivo, estamos hablando superávit. Si sumamos el litio pueden ser US$ 3.000 millones más. Podemos estar hablando de US$ 5.000, US$ 10.000 millones que pueden estar entrando en 2025 – 2026, energéticamente hablando. Si esto soluciona la pobreza, la corrupción y todos los otros temas, no puedo opinar, hay que ver si están conectados también.

¿Depende en manos de quién cae tanto dinero y qué destino le da?

Como hablamos inicialmente, cuál debería ser la continuidad de todo esto para los próximos gobiernos. Creo que hay que seguir el mismo rumbo. Vaca Muerta no cambió desde el minuto en que arrancó en 2010, los pliegos del gasoducto estaban previstos en 2019. Hay que continuar con lo que se está haciendo. Dejar a los técnicos que hagan lo que saben y lo están haciendo muy bien aumentando la productividad. Hay que acompañar ese ritmo de crecimiento, más rápido, más lento. Nos gustaría ser Estados Unidos, ser el primer exportador de GNL del mundo. Se está avanzando, por eso el futuro en materia energética es muy venturoso.

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