El presidente de la Cámara Argentina de Industrias Electrónicas, Electromecánicas y Luminotécnicas (CADIEEL), José Tamborenea, manifestó su preocupación por la delicada situación que atraviesa el sector a 10 meses del gobierno de Javier Milei. La falta de obra pública y la profunda recesión que atraviesa el país golpean a la industria nacional.
Con fuertes palabras, apuntó a que en los últimos 50 años el Estado “se metió en todo”. De esta forma, la mala administración del Estado, llevó a que sea prácticamente imposible el desarrollo productivo. “Somos el país de Latinoamérica con la tasa de mortalidad PyME más grande y la de natalidad más baja”. sostuvo.
“La obra pública, es un sector crítico para nuestras empresas”, afirmó Tamborenea en Ser Industria Radio. Las compañías representadas por CADIEEL dependen en gran medida de proyectos de construcción, tanto en baja como en alta tensión, así como de la distribución de energía y el alumbrado público.
Sin embargo, la falta de inversión estatal ha generado un impacto profundo, afectando también a la producción de equipos electrónicos, como los destinados a la fabricación de computadoras para estudiantes. “El sector de la electrónica, que venía empujando con el tema de la fabricación de computadoras para los chicos, se ha visto muy afectado”, explicó.
Problemas estructurales en la energía
El dirigente empresarial no solo destacó la contracción en la actividad sino que también mencionó los problemas estructurales en las redes de transmisión eléctrica del país. En su opinión, la falta de inversión en infraestructuras clave, como las redes de interconexión y los gasoductos, es alarmante. “Es crítico y no considero prudente que el Estado Nacional deba retirarse de este sistema”, sostuvo.
Tamborenea señaló que la energía es un recurso estratégico que debe ser gestionado con visión a largo plazo. Retirar la intervención estatal podría tener consecuencias graves para el país. “Desconocer un valor estratégico en su generación, transporte y distribución, para mí, es una falencia de proyección estratégica grave”.
En este sentido, destacó que el país cuenta con abundante materia prima energética por lo tanto “no deberíamos pagar la energía al mismo precio que Europa u otros países” y señaló que Argentina debería tener tarifas más accesibles.
“Si no construimos redes de interconexión, la generación no podrá crecer y nadie querrá invertir en energía si no hay forma de transportarla”, manifestó y resaltó la necesidad de una política energética que contemple tanto el desarrollo como la competitividad de la industria.
A pesar del difícil escenario, Tamborenea indicó que no se han registrado cierres masivos de empresas en el sector, aunque la caída de la producción ha sido alarmante. “Estamos con actividad de planta en 50% y por debajo también“, comentó. El alumbrado público y la construcción son dos de los sectores más afectados, con caídas de hasta un 80% en el primer semestre del año. Asimismo, la línea blanca de electrodomésticos también ha sufrido una contracción del 36%, lo que refleja las dificultades que enfrenta la industria local para mantener su competitividad.
Carga impositiva
El presidente de CADIEEL también abordó uno de los temas más controvertidos para el sector: la apertura de las importaciones y la falta de una baja de impuestos que permita a las empresas competir en igualdad de condiciones. “La promesa era primero nivelar la cancha y después abrir la importación. Pero acá estamos volviendo a lo mismo, primero abren las importaciones y seguimos esperando la baja de impuestos“, criticó.
Tamborenea expresó su preocupación por la falta de una política clara que permita prosperar a la industria nacional y señaló que la apertura indiscriminada de importaciones podría resultar en una pérdida masiva de empleos. “Si se importa todo, vamos a echar 4 millones de fuentes de trabajo a la basura”, advirtió y subrayó que la industria es uno de los principales generadores de empleo y riqueza en el país.
La carga impositiva que soporta la industria en Argentina es un factor determinante en la falta de competitividad. “Con cada producto que se vende en Argentina, con el impuesto PAIS y otros gravámenes, estamos hablando de un 60% de valor impuesto“, señaló. A esto se suman otros costos logísticos, como el transporte, donde el precio de un camión en Argentina es el doble que en Chile y los seguros se ven encarecidos por problemas como la piratería en las rutas.
“Nosotros no podemos vender al mundo ni siquiera los alimentos que producimos“, lamentó Tamborenea, destacando cómo los impuestos distorsionan el mercado y alejan a las empresas argentinas de las cadenas globales de valor. “El Estado se metió en todo y generó distorsiones”, añadió.