El triángulo del litio, conformado por Argentina, Chile y Bolivia, emerge como una región de vital importancia en el escenario mundial. Concentra el 53,4% de los recursos globales de este mineral, según un informe de la secretaría de Energía de la Nación. Esto posiciona a la región como un epicentro estratégico para la producción de litio, pero con esta oportunidad también surgen desafíos.
En el país se encuentran identificados 20 millones de toneladas de litio metálico, ubicados en la Puna. Sin embargo, de esa totalidad de recursos, tan sólo 2,7 millones de toneladas cuentan con estudios económicos que aseguran su explotación y son consideradas reservas. En el ranking mundial, estos números nos posicionan como terceros en reservas de litio y segundos en recursos.
La Argentina se prepara para aprovechar una oportunidad única y posicionarse en el mercado global de este mineral estratégico y aunque el precio de mercado cayó, los márgenes de renta continúan siendo favorables.
Actualmente la Argentina cuenta con 50 proyectos mineros para la producción del recurso en distintos grados de avance. Son tres los proyectos que ya se encuentran produciendo: Olaroz y Cauchari-Olaroz en la provincia de Jujuy y Fénix en Catamarca. Le siguen 5 proyectos que se encuentran en etapa de construcción.
Como toda actividad minera, garantizar la seguridad de cada una de esas personas es prioridad, así como cuidar el entorno donde se desarrollan las actividades.
Principales desafíos
Los recursos están en suelo argentino, pero acceder a ellos de forma segura y eficiente es un desafío para las empresas que deciden aventurarse en la misión de explotar el litio. Caminos sinuosos y de ripio, ambientes inhóspitos y con poca conectividad, además de condiciones climáticas extremas son algunos de los factores que hacen que la tarea sea ardua y riesgosa.
La situación es similar a la que se ve en otros polos productivos como Vaca Muerta. Caminos de cientos de kilómetros muchas veces con terrenos difíciles de transitar, con lugares sin señalización, donde en muchos casos no se respetan las velocidades máximas y donde se suma el hecho de la falta de conexión que dificulta el seguimiento de los transportes.
Para las empresas mineras, la gestión de la flota de transporte de cargas y de personal, muchas veces tercerizada, es un desafío. Por la diversidad de unidades, de choferes y la situación particular que cada uno vive detrás del volante.
¿Cómo solucionar esa problemática?
La tecnología, en este caso, puede resultar un aliado para vencer esas barreras. Particularmente en lo que respecta a logística, la industria está mostrando avances que van de la mano de la transformación digital de procesos que contribuyen a la solución de los dolores del sector.
En este contexto es que aparecen soluciones pensadas por startups para aportar innovación. Un caso es el de Avancargo, la empresa de logística 4.0 que conecta a transportistas con dadores de carga, cuya plataforma ya está trabajando con proyectos de litio en Jujuy, en el proyecto Sales de Jujuy de la empresa Allkem.
La compañía recomienda usar la tecnología disponible para enfocarse en la eficiencia logística bajo cuatro puntos: 1) digitalizar las operaciones, 2) proveer monitoreo en tiempo real, 3) gestionar la documentación y 4) brindar soluciones de seguridad vial.
“Con la digitalización de viajes se eliminaron los emails. En la etapa previa eran mail con Excels que iban que volvían, planillas duplicadas por todos lados, hoy todo eso se concentra en una plataforma. Más eficiencia y más seguridad”, explica Franco Díaz, COO de Avancargo.
Hoy en día tecnologías como el monitoreo satelital permiten conocer en tiempo real la ubicación de los vehículos, un avance que se volvió especialmente valorado entre las empresas de la industria del litio que trabajan con diversidad de proveedores de transporte. El desafío se presenta cuando cada proveedor trabaja con un GPS de distinta marca y hay que tener múltiples pantallas abiertas por cada marca. Existen, sin embargo, soluciones tecnológicas específicas para solucionarlo.
De la mano, otro desafío a resolver es la gestión documental. La facilidad de tener todos los registros y el papeleo centralizado hace que las entregas estén aggiornadas a las necesidades del mercado de hoy y, además, se ahorran imprevistos a la hora de dejar la carga.
“Las soluciones de antes eran complejas y engorrosas. Eso generaba retrasos en los procesos productivos y demoras adicionales al transportista en la planta que esperaba el insumo. Hoy todo eso se resuelve de manera previa a realizar la carga”, aporta Diaz, quien aclara que no todo es tecnología, sino que los desarrollos también se apoyan en un equipo profesional que da soporte en la operación.
Seguridad vial
En lo que respecta a seguridad vial, hoy existen sistemas de torre de control que trabajan las 24 horas, los siete días de la semana y que monitorean tanto a los camiones que transportan materiales como a los vehículos de traslado de personal.
Esto permite, además, tener reportes, conocer por dónde circulan los camiones y a qué velocidad, y levantar alertas cuando corresponda. Todo con el fin de prevenir y evitar accidentes, tanto en el litio como en otros segmentos de la industria minera.
Un caso puntual es la implementación de Control Tower de Avancargo, que consolida los diferentes proveedores de monitoreo satelital en una sola plataforma. En su caso, el negocio fue mutando hacia un servicio de reclutamiento de datos que permite hacer un trabajo de prevención entre los transportistas para cambiar, así, la cultura de la conducción en ruta.
Hoy todos los stakeholders pueden interactuar con la plataforma y la empresa audita que todos los procesos se cumplan para tener el 100% de la visibilidad dentro de la plataforma. Gracias a esto se ven resultados concretos. Por ejemplo, para un cliente, entre diciembre y marzo se redujo un 83% la cantidad de alertas en ruta, lo que tiene un impacto positivo directo en la mitigación de riesgos.
Huella de carbono
Cuando se habla de logística hay un punto fundamental que no puede pasar desapercibido: el impacto ambiental que se genera cada vez que un camión sale a la ruta.
Para mitigar ese impacto, las compañías ya están trabajando en soluciones que van de la mano de la tecnología. Y el primer paso en cualquiera de estos casos es medir las emisiones de carbono. Pero esto trae, a la vez, otros desafíos aparejados.
Pedir a cada transportista un reporte de su impacto al final de cada viaje resultaba difícil de lograr. Para eso, Avancargo recomienda usar su sistema que calcula de forma automática la huella de carbono de cada trayecto en base a los kilómetros recorridos, medidos con Live Tracking y las características del vehículo y su motor y el peso de la carga.
Solo con el dato de la patente hay plataformas que pueden calcular la huella de carbono y centralizar esa información para avanzar hacia un segundo y tercer paso: la mitigación de las emisiones y la compensación de esas emisiones.
“Nuestro propósito en Avancargo es hacer más eficiente la logística en todos los niveles, buscando específicamente un impacto no solo medioambiental, sino también social y económico”, concluye Pablo Mendonça Paz, Co-Founder y Chief Sustainability Officer de Avancargo.