La Unión Industrial Argentina (UIA) abrió su 30ª Conferencia Industrial, marcada por la ausencia del presidente Javier Milei y de sus principales funcionarios. Este gesto evidenció las tensiones entre el Ejecutivo y la entidad fabril, especialmente tras la decisión del gobierno de promover la apertura de las importaciones sin reducir los impuestos que afectan al sector productivo nacional.
El presidente de la UIA, Daniel Funes de Rioja, aseguró que “estamos comprometidos con el país, con el futuro. Estamos acá para producir para Argentina y para el mundo y es todo lo que nos mueve“.
También sostuvo que “por supuesto que tenemos intereses, puntos de vista, pero nuestra pasión más grande es el país”.
Por su parte, Martín Rappallini, presidente del evento, reflexionó sobre el contexto económico y los cambios políticos y sociales que enfrenta el país. Expresó que “tenemos que analizar de dónde venimos y por qué llegamos hasta acá” y añadió que “los industriales queremos tener siempre la fábrica funcionando, focalizados en crecer“.
El presidente de la Unión Industrial de la Provincia de Buenos Aires (UIPBA) criticó algunas medidas políticas de los últimos años que, a su juicio, impactaron negativamente en la economía argentina. Cuestionó el uso de la emisión monetaria para sostener el consumo y comentó que “esto destruyó el ahorro y generó inflación”. También observó que “cuando se rompieron los contratos se destruyó la confianza para tener inversiones en infraestructura que hoy nos hacen falta”. Además, calificó como negativa la imposibilidad de que las empresas giren sus ganancias al exterior.
La política de subsidios energéticos fue otro punto que consideró problemático. Declaró que “esa medida llevó a que Argentina tenga la presión fiscal más alta del mundo”. Afirmó que “la falta de una modernización de la legislación laboral promovió la industria del juicio”. Para Rappallini, estas cuestiones provocaron que “Argentina atraviese más de una década sin crecimiento y creación de empleo”.
En relación con la coyuntura nacional, el líder de la UIPBA señaló que “se proyecta un orden macroeconómico, estabilidad y baja inflación, además de un proceso de reacomodamiento de precios relativos y actualizaciones necesarias para la generación de empleo. Este nuevo esquema nos presenta desafíos”.
Asimismo, destacó que “el mundo volvió a debatir y priorizar la industria local” y afirmó que “Occidente está volviendo a producir“. En este contexto, aseguró que la industria argentina necesita “igualdad de condiciones para poder competir con países que subsidian su producción“, mientras que en Argentina los sectores productivos “cargan con una mochila de impuestos”. Por este motivo, subrayó que “el Estado debe liberarle la espalda a la industria nacional”.
Rappallini afirmó que recorre numerosas empresas PyMEs y expresó su orgullo por el empresariado argentino, resaltando “su compromiso, su dedicación y cada familia que está detrás de esas PyMEs”.
Durante su discurso, envió un mensaje claro al gobierno al indicar que “el industrial es un sobreviviente del constante proceso de cambio que hay en el país. “Nosotros, los empresarios que generamos empleo y pagamos impuestos, somos quienes sostenemos el Estado. Por eso quiero que nos respeten”.
Posteriormente, reconoció que están de acuerdo con el Presidente Milei en que el sector privado es el motor del país, aunque aclaró que “no hay país que crezca sin un empresariado nacional pujante”.
Por último, el jefe de gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Jorge Macri, felicitó al empresariado al señalar que “en Argentina invertir y generar empleo es para patriotas” y consideró que “un sector industrial fuerte es vital para un país en desarrollo”.
Macri observó que el país está atravesando “un cambio cultural en el que conviven incertidumbre, mucho esfuerzo y la esperanza de que esta vez sí valga la pena”. Reflexionó que “la gente decidió volver a apostar por una Argentina del trabajo, del mérito y de la libertad, donde se vuelve a celebrar el éxito del privado después de años de mirarlos con desprecio y resentimiento”.
Finalmente, subrayó que “es necesario que a los privados les vaya bien y es absolutamente imprescindible cambiar culturalmente”. Añadió que “durante muchos años se persiguió al empresario que tenía éxito, hubo un resentimiento permanente hacia ellos. Tenemos que recuperar el festejar el éxito del otro y particularmente el del privado”.