Con el correr de los días, crece el número de empresarios PyMEs que expresan su preocupación por las complicaciones en el acceso a insumos importados para la producción destinada al mercado interno y a la exportación.
Incluso desde las cámaras que los agrupan, se extiende la demanda de mecanismos previsibles que permitan planificar los procesos productivos y den certidumbre a las actividades industriales.
Las dificultades se incrementaron desde la puesta en marcha del Sistema de Importaciones de la República Argentina (SIRA), instrumento que facilita el intercambio de información con los organismos externos que participan en el desaduanamiento de las mercaderías y adhieran a la “Ventanilla Única de Comercio Exterior Argentino” (VUCEA).
El SIRA fue creado para mejorar y trasparentar el procedimiento administrativo necesario para monitorear las importaciones y garantizar el cumplimiento de las regulaciones de seguridad básicas de los productos importados.
Mediante este sistema, la AFIP pone a disposición de los otros organismos involucrados la información suministrada por los usuarios aduaneros alcanzados. Dichos organismos solicitan un plazo de aprobación que nunca resulta mayor a 60 días contados desde el registro de SIRA.
Al analizar la situación, Gabriel Salomón, CEO de Jidoka sostuvo que “el nuevo instrumento está basado en tres ejes: el análisis de riesgo de los importadores, el coeficiente financiero y la capacidad económica financiera. Adicionalmente, las posibilidades y los plazos que le den a cada compañía respecto de los giros al exterior vía mercado oficial por la importación de los bienes”.
Aclaró que “en forma anticipada o vista no se podrá comprar más que bienes de capital que estén en el listado contemplado por la comunicación del Banco Central o bienes de insumos médicos del Covid considerándose esenciales”.
En el mismo sentido, dijo que todas las mercaderías “podrán pagarse en forma diferida y otorgándoles distintos plazos, dependiendo si son insumos, productos intermedios o terminados, que pueden ir entre los 30 y 180 días”, plazos que asigna el organismo.
Salomón fue contundente al señalar que con estas medidas “el gobierno tratará de restringir un poco más las importaciones, controlar más el flujo de giro de dólares al exterior y sobre todo, ampliando el abanico de mercaderías de licencias no automáticas tener un control de autorización más personalizado de las mismas”.
Al trazar una perspectiva, el empresario sostuvo que “los productos con licencia automática, que son los de menor cantidad dentro del nomenclador que ha quedado liberado, van a tener muchas más posibilidades de importación que aquellos que están en no automáticas, los que requieren la presentación de la proyección de importaciones y van a quedar sujetos a aprobación”.
En relación a los pagos al exterior, explicó que “vienen de la mano de esto. Si bien anticipados y vistas no se van a permitir, va a haber muchas más posibilidades de girar al exterior o de que se aprueben giros al exterior de materias primas o de insumos que de productos terminados y también de eso dependerán los plazos. Estimo que para una materia prima podrá estar entre 30 y 90 días y para un producto terminado entre 90 y 120”.