“Las zonas francas generan encadenamientos productivos que fomentan el desarrollo local”

La presidenta de AZFA, Claudia Pellerano, resaltó los beneficios del régimen para impulsar el desarrollo productivo.

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7 noviembre, 2024

Las zonas francas son herramientas clave para el desarrollo económico en diversas regiones del mundo, facilitando el comercio exterior y atrayendo inversiones extranjeras. Estas áreas especiales ofrecen incentivos fiscales y regulatorios que favorecen la creación de empleo, el desarrollo de encadenamientos productivos con empresas locales, la transferencia de tecnología y el aumento de las exportaciones, contribuyendo así al crecimiento económico de los países.

En este contexto, la Asociación de Zonas Francas de las Américas (AZFA) se destaca como un gremio con 26 años de trayectoria, que defiende y promueve el uso de zonas francas en Iberoamérica. 

Claudia Pellerano, presidenta de AZFA, habló con serindustria.com.ar sobre cómo trabajan para fortalecer la competitividad de los 20 países miembros de la entidad y fomentar la colaboración, reconociendo la importancia de este instrumento en la economía regional y su capacidad para generar sinergias que beneficien a todos los actores involucrados. 

Con más de 25 años en el sector, Pellerano señaló que las zonas francas no solo impulsan el desarrollo económico, sino también contribuyen a la estabilidad social y a la sostenibilidad en la región.

¿Qué representan las zonas francas para Iberoamérica?

Cada vez más países en Iberoamérica están desarrollando zonas francas, que se han convertido en verdaderos ecosistemas de competitividad. Este régimen no solo genera empleo formal, sino que también produce divisas a través de la inversión extranjera y las exportaciones. Por ejemplo, en República Dominicana, el 68% de las exportaciones en 2023 provino de zonas francas; en Costa Rica el 60%; y en El Salvador más del 75%. Además, es fundamental la transferencia de tecnología, ya que las multinacionales que invierten y se instalan en estas zonas operan bajo estándares internacionales de alta competitividad. Esto exige un nivel educativo que contribuye a elevar la formación intermedia en esos países. De hecho, organismos multilaterales están recomendando las zonas francas como una herramienta clave para que los países emergentes fortalezcan sus economías y logren estabilidad social.

¿Cómo se aborda la percepción de que las zonas francas representan una pérdida de ingresos para los estados?

Hemos generado estadísticas del nivel de inversión y los efectos que genera esa inversión dentro del sector de zona franca para los países que la tienen. Estos estudios medidos en moneda local, arrojan por ejemplo que en República Dominicana por cada peso exento la economía dominicana recibe 10 pesos. En Uruguay es de 1 a 6. En Colombia 1 a 3. Honduras 1 a 4. El Salvador 1 a 6. Es una herramienta que genera a nivel de inversión, es un excelente negocio para el gobierno realmente hacer una exención de un 1 y que te devuelvan 6. Por eso, la pérdida de ingresos es un mito que hemos refutado estadísticamente con estudios independientes que demuestran que es una inversión que termina generando más beneficios de lo que se ve. 

Pellerano esta a cargo de una entidad que reúne a más de 20 países.

En tu rol en una entidad que agrupa a distintos países, ¿cómo se trabaja para evitar una competencia desleal entre ellos en la búsqueda de mayores beneficios para sus zonas francas?

Desde AZFA, buscamos crear sinergias para que nuestra región sea más atractiva para la inversión. Somos conscientes de que cada país tiene sus fortalezas y que podemos complementarnos. La cadena logística está compuesta por muchos eslabones y nuestro objetivo es que cada uno de ellos se realice en el país que tenga mayores capacidades en ese aspecto, logrando así una cadena logística realmente eficiente para el cliente final. Por eso, muchas veces, una parte de un producto se produce en un país, luego se transporta por una empresa logística a otro país para ser transformado y ensamblado con otras piezas, y el producto final puede completarse en otro país antes de llegar a un mercado que, en nuestra región, suele estar orientado hacia el norteamericano. Como asociación, posicionamos el sector de las zonas francas como una herramienta de desarrollo y compartimos buenas prácticas de gobernanza que pueden ser replicadas en los diferentes países, para que nos veamos competitivos como región. Somos conscientes de que la historia ha cambiado. Si bien hemos hablado mucho de globalización, con todo lo que ha sucedido, el concepto de regionalización está más presente que nunca. Somos países pequeños y economías en desarrollo que, por sí solas, no somos tan competitivas como cuando nos agrupamos para competir con economías mucho más grandes como México o Brasil. Por eso, tenemos claro que complementarnos es más beneficioso que competir entre nosotros en la atracción de inversión.

¿Esa integración o complementación se complica principalmente por cuestiones políticas de cada país?

Nos aseguramos de no involucrarnos en cuestiones políticas. Somos una entidad social y económica que aporta de una manera diferente a nuestros respectivos países. Uno de los factores que ha fortalecido al sector de las zonas francas es la existencia de marcos legales definidos y claros en cada uno de estos países. Esto permite que, independientemente del gobierno de turno, haya un nivel de estabilidad que muchas veces no está presente en el resto de la economía, lo que brinda al sector una mayor solidez. Hemos constatado que un marco legal estable, que regule adecuadamente y brinde tranquilidad a las inversiones, es la mejor manera de fomentar la planificación a largo plazo. Este tipo de inversiones no son pasajeras. Requieren el desarrollo de equipos y procesos que no pueden cambiarse de un día para otro, y su naturaleza se orienta hacia un horizonte de largo plazo.

En el caso de Argentina, el régimen solo permite que en algunas zonas francas específicas se desarrolle el proceso productivo y que ingrese al mercado local. ¿Cómo se maneja esta situación en otros países de Iberoamérica y qué estrategias se han implementado?

La estructura y regulación de las zonas francas varía entre países, y ha evolucionado con el tiempo para facilitar y enriquecer los procesos. En la mayoría de los países, una zona franca se define como un área geográfica delimitada que ofrece beneficios específicos a las empresas que operan en su interior. Dentro de esta área, las operaciones industriales o de servicios gozan de exenciones fiscales o arancelarias. Sin embargo, si estos productos o servicios desean ingresar al mercado local, deben cumplir con ciertas regulaciones. Esto implica pagar impuestos y aranceles como si se tratara de productos importados, permitiendo su entrada al mercado nacional de manera formal. Además, algunos países permiten un “internamiento transitorio”, es decir, la salida temporal de materias primas o productos para ser procesados externamente por empresas locales, contribuyendo al desarrollo de proveedores nacionales. Esto funciona bajo un acuerdo que estipula que el producto debe regresar a la zona franca tras su transformación. Por ejemplo, una pieza metálica que requiera un proceso específico puede salir al mercado local, ser procesada por un proveedor especializado y luego retornar para continuar su tratamiento en la zona franca. También existe la posibilidad de transferencia entre diferentes zonas francas, lo cual mantiene el estatus de zona franca del producto incluso al ser transportado a otra área con estos beneficios, permitiendo así su procesamiento y transformación. Por último, cuando un producto se nacionaliza para ingresar definitivamente al mercado local, se deben pagar los impuestos y aranceles correspondientes. En algunos países, esta nacionalización implica un impuesto adicional por proceder de una zona franca, mientras que en otros solo se aplican los impuestos regulares, equivalentes a los de un producto importado.

¿Se debe considerar la zona franca exclusivamente como una herramienta para el desarrollo del comercio exterior?

Las zonas francas no solo impulsa el comercio exterior, sino que también genera encadenamientos productivos que fomentan el desarrollo local, lo cual es, en última instancia, uno de los principales objetivos de los países. El crecimiento de una nación no depende exclusivamente de expandir su comercio exterior. También requiere mejorar su estabilidad social, elevar el nivel de desarrollo de su población, asegurar una economía sólida y fomentar una independencia económica sostenible. Por lo tanto, las zonas francas son herramientas estratégicas que benefician tanto el ámbito local como el internacional, contribuyendo al bienestar integral del país.

Desde tu experiencia, ¿es necesario que el país determine qué sectores pueden participar en una zona franca, o debería permitirse la libre instalación de cualquier sector que desee hacerlo?

La perspectiva sobre las zonas francas puede variar considerablemente entre la visión nacional y la de un empresario. En muchos países, se ha buscado establecer marcos legales amplios que permitan la inclusión de diversas operaciones dentro de las zonas francas, siempre que generen transformación y encadenamiento productivo, sin restringirlas a sectores específicos. Esto es fundamental porque, a menudo, los sectores críticos pueden entrelazarse con otros secundarios que también son necesarios. Por ejemplo, al analizar el sector de dispositivos médicos, se observa que este abarca diversas actividades, como la inyección de plástico y la esterilización, así como procesos más tradicionales como la costura. Todas estas actividades alimentan un ecosistema que es vital para muchas empresas del sector. Por ello, es más beneficioso enfocar la atención en los tipos de procesos necesarios en lugar de limitarse a sectores específicos. No obstante, muchos países han identificado sectores críticos o de alta importancia para incentivarlos aún más. Si un país cuenta con la educación adecuada para atraer inversiones en áreas como electrónica o dispositivos médicos, puede optar por fomentar estos sectores de mayor valor agregado sin desincentivar actividades tradicionales como la costura y el calzado, que son igualmente clave para su desarrollo. Esta estrategia permite rotar el desarrollo de infraestructura. Para centrarse en sectores prioritarios, es necesario realizar un trabajo previo, que incluye desarrollar la infraestructura requerida, como parques industriales, conectividad logística y servicios de seguridad. Además, se necesita asegurar que los servicios básicos, como energía y agua, estén disponibles para estas industrias. El talento humano también es crucial; es necesario que la población cuente con la educación y las habilidades necesarias para atraer inversiones. Esta es una cuestión recurrente: ¿qué viene primero, el desarrollo o la búsqueda de inversiones? Cada país puede tener su propia respuesta, pero es evidente que el éxito radica en seleccionar sectores prioritarios de manera efectiva. Un claro ejemplo es República Dominicana, que hace años decidió diversificar su canasta productiva más allá de la producción tradicional de calzado y costura. Esta estrategia de diversificación, que incluyó el impulso al sector de dispositivos médicos, ha resultado en que este sector se convierta en el principal exportador del país, después del sector minero. Esta experiencia demuestra cómo la planificación estratégica puede llevar a un desarrollo significativo y sostenible en las zonas francas.

¿Por qué es tan importante el régimen de zonas francas, especialmente en Centroamérica y el Caribe?

Centroamérica y el Caribe tienen un posicionamiento estratégico en relación con los Estados Unidos, gracias a su cercanía geográfica que facilita la interconectividad. La región ofrece conexiones tanto por tierra como por diversas vías, y las zonas francas han sido uno de los mayores generadores de ingresos y empleo en estos países. Estas zonas han contribuido significativamente a la reducción de la pobreza, abordando este problema de manera efectiva. El empleo generado por las zonas francas es crucial para la paz social, ya que proporciona oportunidades a una amplia gama de perfiles humanos. Esto incluye desde personas con un nivel de educación limitado, como es común en muchos de nuestros países, hasta profesionales con habilidades altamente competitivas a nivel internacional. La capacidad de las zonas francas para ofrecer empleo en diferentes niveles de educación y competencia es un factor clave en su éxito. En un contexto donde es difícil para los países en vías de desarrollo generar empleo formal a gran escala, las zonas francas representan una solución viable y efectiva, contribuyendo al desarrollo económico y social de la región.

Señalas que no es conveniente establecer restricciones en cuanto a los sectores que pueden participar, pero ¿es recomendable determinar en qué región o lugar de un país se debe instalar una zona franca?

Aclarando mi punto, considero que no es beneficioso limitar la inversión en sectores específicos, pero sí es positivo elegir en qué tipo de sector deseas concentrarte. En cuanto a la ubicación de estas inversiones en los países, las zonas francas han demostrado ser efectivas al estar diseminadas por todo el territorio nacional. Esto es muy positivo, ya que ayuda a evitar la migración hacia las grandes ciudades y permite generar cooperatividad, inversiones y riquezas en áreas rurales, ciudades pequeñas y periferias. De acuerdo con los niveles de infraestructura que se desarrollan en esos lugares, se pueden ubicar empresas específicas que aprovechen las habilidades y la educación disponibles en cada región. En nuestro país, tenemos un mapa que analiza el porcentaje de empleo directo que aporta el sector de zonas francas en cada provincia. Estoy segura de que esta información es accesible en otros países, ya que es parte del éxito de estas zonas: no solo contribuyen al desarrollo de las grandes ciudades, sino que también ayudan a elevar el promedio de educación a nivel nacional. Aunque algunas áreas tienen un mayor desarrollo y acceso que otras, la dispersión de las zonas francas es lo que favorece una distribución más equitativa del crecimiento y la estabilidad económica en el país.

(Fuente AZFA): los datos muestran los beneficios del régimen.

¿Cuál es tu opinión sobre el hecho de que en Colombia una empresa pueda solicitar el régimen de zona franca de manera individual? ¿Es conveniente este enfoque, o sería mejor que se establecieran parques industriales para este propósito?

Creo que las zonas francas y otras herramientas económicas son diferentes y cada una tiene su razón de ser. Se les llama de distintas formas en los diferentes países y se implementan de diversas maneras, pero es importante reconocer que hay tipos de operaciones que son más adecuadas para ambientes que fomenten un ecosistema eficiente y sinérgico, donde las soluciones que ofrece el parque beneficien a los clientes y se favorezca el intercambio entre ellos. Sin embargo, hay otras operaciones que, por su naturaleza—ya sea por requisitos de ubicación o por el tipo de materia prima o insumos que necesitan—pueden requerir condiciones distintas. Por ejemplo, en algunos países se conocen como “francas especiales” aquellas que necesitan un alto consumo de agua y, por lo tanto, deben ubicarse cerca de fuentes acuíferas. En este caso, no sería adecuado situarlas en un parque industrial en medio de una ciudad. Todo esto tiene sus razones de ser. Las aprobaciones de zonas francas individuales suelen ser viables y recomendables, aunque generan una necesidad adicional de control, ya que estas operaciones pueden estar localizadas en sitios menos controlados. Por eso, muchos países exigen que las empresas se ubiquen dentro de un parque, a menos que se trate de un “parque uniempresarial”, donde la naturaleza de la empresa justifique su establecimiento independiente o donde su tamaño no permita que se integre a un parque. Cada país ha buscado la forma de dividir estos dos conceptos, analizando qué es lo más eficiente y necesario para su contexto específico.

Iberoamérica está compuesta por muchos países, pero ¿observas que los regímenes de zonas francas en cada uno de ellos se están actualizando en función de la demanda internacional?

Creo que los procesos se van actualizando, pero no todos los marcos legales lo hacen. Es fundamental considerar ambos aspectos. Los marcos legales son clave para la estabilidad de la inversión. Si se cambian constantemente, se genera incertidumbre en el inversionista, quien podría preguntarse: “Si invierto aquí pensando en que estaré por 20 años, ¿qué pasará si en dos años cambian las reglas del juego?”. Por lo tanto, es esencial que haya estabilidad en el marco legal. Eso no significa que no se puedan actualizar los procesos, procedimientos y controles. Las leyes proporcionan una guía sobre las reglas, mientras que los procesos y procedimientos se encargan de asegurar que se manejen de manera coherente los productos, la información y los orígenes de la inversión. Estos controles pueden existir independientemente de las leyes en sí. Es crucial que los marcos legales mantengan su estabilidad y permanencia, evitando cambios constantes. La gobernanza más efectiva se logra cuando hay una colaboración entre el sector privado y el sector público. Cuando ambos trabajan juntos en la generación de procedimientos y normas, se pueden implementar soluciones más sostenibles y de largo plazo, que es precisamente lo que se busca actualmente. Un inversionista que esté considerando dónde establecerse evaluará la situación legal. Si observa que en los últimos cinco años ha habido múltiples cambios en el marco legal, puede pensar: “No quiero estar en un lugar donde cada día me levante sin saber qué esperar”. Por lo tanto, la estabilidad es clave.

En el caso de Argentina, por ejemplo, muchas empresas de servicios se instalan en Uruguay debido a que su régimen de zonas francas es mucho más beneficioso. ¿Cómo se puede abordar esta situación si Argentina no está dispuesta a actualizar su régimen?

No tengo un conocimiento detallado sobre la situación en Argentina y debo admitir que no estoy completamente informado sobre el alcance de sus zonas francas. En particular, no sé si están más orientadas hacia el comercio o los servicios, a diferencia de muchas de nuestras zonas francas, que no están enfocadas en el comercio. En este contexto, utilizamos el término zonas francas comerciales para referirnos a aquellas que sí están dedicadas a actividades comerciales. Estamos utilizando mucho el concepto de ecosistemas de competitividad, que implica crear un ambiente favorable para las empresas que operan dentro de estas zonas, más allá de la simple venta de productos. Los países están aprendiendo de las experiencias de otros para definir sus propias estrategias. Parte de nuestra labor consiste en apoyar a los países en la identificación de sus fortalezas y compartir información sobre lo que se está haciendo en otras naciones, para que puedan tomar decisiones informadas. Aquellos países que aún no han desarrollado sus zonas francas de la manera que menciono deben revisar su marco legal y, en muchos casos, crear uno propio que incentive realmente la inversión. Varios países están actualmente en este proceso. Por ejemplo, Uruguay ha sido muy proactivo y ha logrado un desarrollo significativo en los últimos años. Hemos colaborado estrechamente con ellos en este proceso. Es importante ver las zonas francas no solo como herramientas para el comercio, sino también como oportunidades para el desarrollo de servicios, como el desarrollo de software y otras áreas tecnológicas, así como para la transformación y manufactura. Esto puede ayudar a fomentar un mayor comercio en la región, especialmente considerando su ubicación en el sur.

¿Hay una tendencia a que cada vez haya más zonas francas? 

Definitivamente, esa es la tendencia que estamos observando. Puedo decirte que empecé en el sector de zonas francas en 1997 y desde entonces la cantidad de zonas francas a nivel mundial ha crecido exponencialmente. Esto se puede evidenciar al analizar las asociaciones mundiales de zonas francas y el surgimiento de múltiples asociaciones regionales que aplican diferentes enfoques en cada país. Existen zonas francas que realizan procesos muy simples, como el ensamblaje de productos textiles, hasta aquellas altamente sofisticadas que se dedican a la producción de microchips. Esto demuestra la amplia gama de posibilidades para implementar zonas francas en diferentes contextos. Todos los países, incluidos los más desarrollados, están adoptando este modelo. Por lo tanto, lo que realmente necesitamos es identificar, según la realidad de cada país y la disponibilidad de su talento humano, cuáles son las mejores opciones para enfocarnos en sectores específicos y prepararnos adecuadamente para atraer inversiones. Un ejemplo claro de esto es lo que hizo Uruguay hace unos años, donde definió sus sectores estratégicos. Los resultados de esa decisión se han reflejado claramente en su crecimiento y desarrollo.

Pellerano remarcó la estabilidad social y económica que brindan las zonas francas.

¿Cuál es el modelo a seguir de los países que integran la asociación?

Como presidente de una asociación que agrupa a más de 20 países miembros, puedo afirmar que tenemos ejemplos de zonas francas que han sido modelos a seguir. De hecho, hemos desarrollado un modelo dentro de la asociación para que las zonas francas que deseen autoevaluarse puedan asegurarse de que están alineadas con las tendencias globales en calidad, seguridad, controles y gobernanza. Si estuviera evaluando la situación de zonas francas en distintos países, buscaría ejemplos de países que compartan realidades económicas similares y que cuenten con soluciones que ya están funcionando, así como marcos legales establecidos y efectivos. En este sentido, República Dominicana se destaca como un caso muy fuerte en el sector de zonas francas, al igual que Costa Rica, que siempre ha estado a la vanguardia en este ámbito. Es fundamental hacer un análisis del perfil de cada país para determinar qué modelo se adapta mejor a sus necesidades. Por ejemplo, podría mencionar que Irlanda tiene soluciones muy interesantes, pero no necesariamente se ajustarían a las circunstancias locales de cada país. Dentro de la región, hay países que pueden considerarse referentes, aquellos que han tenido más tiempo en este modelo y que han demostrado un mayor nivel de empleo e inversión. Sin embargo, no puedo señalar un único modelo a seguir, ya que cada país tiene sus particularidades y requerimientos.

¿En qué medida ha influido la pandemia de COVID-19, junto con los cambios en el nearshoring provocados por el conflicto entre Rusia y Ucrania y los eventos recientes en Israel, en el crecimiento de las zonas francas?

Este es un punto crucial y refleja una tendencia cíclica en la historia económica. La discusión sobre el nearshoring comenzó en el contexto de las tensiones comerciales entre Estados Unidos y China, y se ha intensificado con la pandemia y otros conflictos recientes. Esto ha llevado a una reevaluación de la globalización, pasando hacia una regionalización más estratégica. Antiguamente, hablábamos de “just in time” para optimizar inventarios, pero ahora el enfoque se ha desplazado a “just in case”, lo que implica mantener mayores niveles de inventario como medida de precaución. Esta evolución ha generado un cambio significativo en la forma en que las empresas consideran sus cadenas de suministro. Ya no solo buscan estar cerca de sus clientes finales, sino también de los proveedores y de todos los eslabones de la cadena de transformación. La pandemia evidenció la fragilidad de estos sistemas y la necesidad de una mayor cercanía y resiliencia. Además, el concepto de “Friend Shoring” ha cobrado relevancia. Hoy las exigencias no se limitan al costo y disponibilidad de productos. Se extienden a cómo y con quién se producen. La sostenibilidad y la gobernanza son ahora factores clave. Las empresas están siendo evaluadas no solo por sus precios, sino también por sus principios y prácticas. Esto ha llevado a la creación de regulaciones y normas complementarias al marco legal existente que aseguran el cumplimiento de estándares internacionales. Por ejemplo, en el ámbito del comercio y la seguridad, muchos países han implementado certificaciones como la del Operador Económico Autorizado (OEA), que certifican la eficacia de sus aduanas y otros actores logísticos. Esto no solo fortalece la credibilidad de los países ante los mercados internacionales, sino que también facilita procesos más ágiles y eficientes. Así, el enfoque no es solo sobre el “hacer”, sino sobre el “cómo se hace”. La gobernanza adecuada en ambos sectores, público y privado, es esencial para cumplir con estos nuevos estándares y para asegurar un ecosistema de competitividad que pueda adaptarse a las necesidades cambiantes del mercado global.

La Zona Franca Pereira un ejemplo de éxito.

En cierta forma, las Zonas Francas terminan siendo un sello de calidad…

Exactamente, la idea de un parque de zonas francas como un ecosistema integral es fundamental para maximizar la eficiencia y el control. Al centralizar la infraestructura de seguridad y servicios, las empresas que operan dentro de estos parques pueden beneficiarse de un entorno más seguro y organizado, que incluye tanto la seguridad física como la seguridad operativa. Este enfoque no solo optimiza los recursos, sino que también facilita la implementación de proyectos relacionados con la sostenibilidad y el medio ambiente. Por ejemplo, un parque puede invertir en sistemas de tratamiento de aguas y generación de energía renovable, lo que sería mucho más complicado y costoso para una empresa individual. Al compartir estos recursos, se reduce el costo y se mejora la viabilidad financiera de tales proyectos. Además, esta sinergia entre las empresas dentro del parque permite un intercambio de conocimientos y mejores prácticas que fomenta la innovación. Las empresas pueden colaborar en áreas como investigación y desarrollo, lo que les da una ventaja competitiva en el mercado. La unificación de estos esfuerzos en un solo espacio no solo crea un entorno más productivo, sino que también promueve un sentido de comunidad y colaboración que es esencial en el contexto actual de negocios. Al final, estos parques actúan como catalizadores de crecimiento, proporcionando no solo un lugar para operar, sino un entorno dinámico que apoya la sostenibilidad, la eficiencia y el desarrollo a largo plazo de las empresas que allí se establecen.

En el caso de China, las zonas económicas especiales jugaron un papel clave en el desarrollo del país. ¿Consideras que este régimen se puede clasificar también como zona franca?

Efectivamente, la terminología y la estructura de las zonas francas y sus equivalentes varían significativamente de un país a otro. Este fenómeno refleja no solo diferencias culturales y económicas, sino también la evolución de las políticas comerciales y los modelos de desarrollo económico a lo largo del tiempo. Las zonas francas, o como se les llame en diferentes contextos, han sido diseñadas para fomentar el comercio y la inversión al ofrecer incentivos como la exención de aranceles y otras regulaciones. Sin embargo, como mencionas, con el paso de los años, estos espacios han tenido que adaptarse a las nuevas realidades del comercio global y a las necesidades de las empresas que operan dentro de ellos. En el caso de México, por ejemplo, el sistema de maquilas es un buen ejemplo de cómo se puede promover la manufactura y el comercio sin necesariamente encasillarse en el concepto de zona franca. Estas “áreas libres” permiten a las empresas operar con ciertas flexibilidades fiscales, pero no siempre tienen el mismo marco legal o los beneficios que se asocian típicamente con las zonas francas en otros países. El enfoque en “ecosistemas de competitividad” que mencionas es particularmente interesante, ya que permite una mayor flexibilidad en la implementación de políticas y programas que se adaptan a las necesidades locales y sectoriales. En lugar de ajustarse a un modelo rígido de zona franca, los países pueden crear entornos más dinámicos que integren no solo la producción y el comercio, sino también la innovación y la sostenibilidad. Esto también se ve en el caso de China, donde han desarrollado zonas económicas especiales que van más allá de la simple manufactura y comercio, creando espacios completos dedicados a la tecnología y la innovación. Así, la evolución de las zonas francas y sus alternativas demuestra una tendencia hacia la adaptación y la innovación, buscando siempre maximizar el potencial económico de cada región. Cada país, al adoptar un modelo que se ajuste a su contexto específico, puede fomentar un desarrollo más inclusivo y sostenible, que no solo se limite a la atracción de inversión, sino que también impulse el crecimiento económico a largo plazo.

¿Cuál es tu opinión sobre las maquilas? 

A lo largo de las décadas, el concepto y la práctica de la manufactura han cambiado radicalmente, y muchos de los estigmas o percepciones negativas que pueden asociarse a las maquilas provienen de realidades pasadas que ya no se aplican. Las maquilas, originalmente, se enfocaban en la producción en masa con mano de obra intensiva, a menudo bajo condiciones laborales que hoy en día serían inaceptables. Sin embargo, la modernización de estas fábricas ha traído consigo no solo mejoras en las condiciones laborales, sino también una integración creciente de tecnologías avanzadas en los procesos de manufactura. Ahora, muchas de estas instalaciones son altamente automatizadas y se centran en la calidad, la innovación y la sostenibilidad. El hecho de que las fábricas estén adoptando prácticas más eficientes y sostenibles, así como entornos de trabajo más saludables y ergonómicos, refleja un cambio significativo en la industria. Este cambio de paradigma implica que los trabajadores no solo son operarios, sino que están involucrados en procesos que requieren habilidades técnicas más sofisticadas, lo que también puede llevar a mejores oportunidades de empleo y desarrollo profesional. Por otro lado, el uso del término “maquila” en lugar de “zona franca” en ciertos contextos puede limitar la percepción de lo que realmente representan estas instalaciones hoy en día. Como bien indicas, una maquila puede ser vista simplemente como una fábrica, pero el concepto ha evolucionado para abarcar mucho más, incluyendo la innovación y la integración de la cadena de suministro. El desafío radica en comunicar efectivamente esta evolución al público y a los interesados. Es crucial resaltar las transformaciones que han tenido lugar en el sector, así como los beneficios que estas instalaciones pueden ofrecer tanto a las economías locales como a las comunidades en las que operan. Esto no solo ayuda a cambiar la narrativa, sino que también puede atraer nuevas inversiones y talento al sector, contribuyendo a su desarrollo continuo. Por lo tanto, la clave está en seguir posicionando estos espacios como ecosistemas de innovación y competitividad, en lugar de limitarse a las etiquetas del pasado.

¿Por qué es importante para un país contar con un régimen de zonas francas?

Es fundamental para todo país evaluar y desarrollar un sector de zonas francas, ya que constituyen una herramienta de estabilidad social y económica, así como un motor de desarrollo poco común. Este sector trabaja con y para la gente, generando empleo formal y mejorando la educación, al tiempo que atrae inversiones extranjeras, lo que permite que el país no dependa de sus ahorros y se vuelva más competitivo bajo estándares de cumplimiento actualizados. En general, esto eleva el estándar interno, lo que a su vez genera más empleo. Al estar altamente institucionalizado y regulado, el sector de zonas francas, al contar con incentivos, debe operar de manera más transparente y rendir cuentas sobre su operatividad y resultados, cumpliendo con las regulaciones internacionales. Esto aporta al país en múltiples sectores. Además, debido a su enfoque internacional, este sector promueve estándares de sostenibilidad que incluyen el trabajo inclusivo, así como la participación de la mujer en la fuerza laboral. Esto no solo ayuda a las mujeres, sino que también aumenta las oportunidades educativas, lo que contribuye al crecimiento y desarrollo. En conclusión, las zonas francas son una herramienta que todos los países deberían evaluar, ya que es difícil encontrar otro sector que ofrezca tantas ventajas en un contexto tan amplio y de manera tan integral.

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