El presidente de la Cámara Argentina Fabricantes de Maquinaria Agrícola (CAFMA), Eduardo Borri, analizó la actualidad del sector, que registra un crecimiento de entre un 20 y 30% anual. Sin embargo, las restricciones para importar insumos, generan un panorama incierto que complica la continuidad de la actividad.
El dirigente señaló en Ser industria Radio que “obviamente que originamos un problema demandando más dólares para aumentar la producción, pero estamos creando entre 5.000 y 6.000 puestos de trabajo por año”.
Asimismo, repasó detalles de la última reunión de AgriEvolution, que se desarrolló en Escocia con la presencia de representantes de los principales países del sector y se refirió a las posibilidades para Argentina se convierta en el “Agro Valley” del mundo.
¿Cuáles son las razones del crecimiento del sector en los últimos años?
Suelo decir que esta criatura tiene varios padres, porque no hay una única razón que está impulsando o impulsó las ventas durante prácticamente tres años consecutivos. El precio de los commodities, la ausencia de una moneda, el cepo al dólar, las restricciones que hemos tenido como país para acceder a divisas, llevó a que los productores y contratistas terminaran invirtiendo en bienes durables, no solamente maquinarias agrícolas. También hay un factor importante y es que el gobierno nacional dispuso de créditos a tasas muy razonables para que productores y contratistas pudieran invertir. Ese combo impulsó las ventas y venimos creciendo entre un 20 y un 30% anual, tanto en producción como en incorporación de colaboradores en nuestras industrias y en inversión en tecnología en muchísimas de las empresas. Hemos llegado hasta este momento donde empiezan a existir algunas luces amarillas que se empiezan a encender.
¿En qué nivel de capacidad instalada están trabajando?
Estamos al 100%, necesitamos crecer porque queremos aumentar la producción. Tenemos que tomar gente e invertir. No estamos con capacidad ociosa y diría también que estamos con plazos de entrega que rondan los seis meses. De alguna manera esto significa que tenemos un horizonte para llegar hasta el año que viene sin necesidad de preocuparnos por las ventas. Vengo de reunirme en Escocia con cámaras pares a CAFMA. Pude descubrir que el mundo también está con esta misma situación, es decir los plazos de entrega habituales se han estirado 4 o 5 meses de lo que era habitual. Pero nosotros estamos teniendo alguna complicación adicional, la falta de insumos. No porque el mundo los está demandando, sino porque tenemos la problemática de no poder girar divisas al exterior. Esto demora la cadena de suministros, por efecto de esta debilidad que estamos planteando y que Argentina tiene en un todo.
¿Están trabajando con el stock que tenían y no pueden renovarlo?
Tenemos un stock general de materia prima. Las empresas, como mecanismo de protección, han cobrado anticipos de los clientes y los ubicaron en materia prima: acero, neumáticos, todo lo que tenga que ver con la fabricación. Pero no necesariamente tenemos el 100% de las cosas que se requieren para fabricar maquinaria agrícola. Si nos falta un 1% no podemos entregar. Ahí es donde necesitamos articular mucho con el Estado para que no se nos pare la rueda, porque esto va a ser un poco más complicado. Nosotros entendemos que somos parte de la solución y no del problema. Obviamente que originamos un problema demandando más dólares para aumentar la producción, pero estamos generando a razón de 5.000 a 6.000 puestos de trabajo por año. Quiere decir que, si queremos solucionar el problema que la Argentina tiene de mano de obra somos uno de los sectores que están traccionando en forma continua. Esperamos que todas estas cuestiones de coyuntura se vayan resolviendo.
¿Cuánto tiempo pueden seguir trabajando en esta situación?
Teníamos dificultades con los insumos importados y a partir de las nuevas reglamentaciones del Banco Central, que pusieron un límite de restricciones hasta septiembre, yo pensaba que la mayoría de las fábricas podrían llegar hasta agosto o septiembre con cierta dificultad. Desde la salida de (Martín) Guzmán y el ingreso de (Silvina) Batakis, hemos tenido una pérdida de precios de referencia. Entonces, en las últimas dos semanas, lo que se está viendo es que nadie quiere vender, ni entregar mercadería, porque no sabe cuál es el verdadero precio de la mercadería. Hoy necesitamos un tornillo que no lo anticipamos, que no lo estoqueamos y quizás tengamos que pagar un sobreprecio por ese tornillo porque se está hablando de precios de locura, dólar libre, MEP, una mezcla entre el dólar oficial y el MEP. Esto está haciendo que sea una locura.
¿Pudieron hablarlo con funcionarios del gobierno nacional?
Tenemos diálogo permanentemente. Cuando la sábana es corta, todo el mundo tironea para estar tapado y lo que estamos viendo es que hay algunos sectores que ya empiezan a aparecer como que le van a liberar. Creo que esto se libera para todos o no, porque si no habrá que pensar que hay que llorar más fuerte para ser atendido. Me parece que nosotros como sector tenemos que pensar de qué, lo vengo planteando desde hace un tiempo, si el Central nos puso un tope de 5% de importación respecto al año anterior y nosotros veníamos creciendo al 20, 30%, en algún momento algo iba a fallar. Quizás tengamos que re planificar nuestra producción, aunque parar de crecer, en un país que lo necesita, es una locura. Pero también tenemos que pensar que quizás tengamos que hacer nuestras tareas puertas adentro para optimizar procesos, porque cuando crecés de la manera que estábamos creciendo, hay cosas que crecen en forma desprolija, en forma ineficiente. Necesitamos tener un diálogo con el gobierno y plantear si verdaderamente quieren que nosotros paremos de crecer, porque, reitero, si queremos ser parte de la solución tendríamos que estar apostando a seguir creciendo.
¿Ve una etapa recesiva?
No creo que sea de recesión porque estamos con valores de producción bastante altos. Nadie se va a quejar de los valores que se cerró yo diría no en 2021, incluso el 2020. Si las empresas tuvieran que mantener constante durante bastante tiempo los niveles de producción de hace dos años atrás, lo firma cualquier fabricante. Quizás hay que empezar a poner el acento sobre la productividad que era lo que mencionaba. Ahora bien, cuando tenés una demanda como la actual y esa demanda está insatisfecha, el temor nuestro como fabricantes nacionales que integramos un 60 a un 70 % de las partes localmente, lo que decimos es no vaya a ser que haya algún iluminado al que se le ocurra abrir la importación para suplir esa demanda insatisfecha. Para mí, el juego es liberemos para insumo para ser integrado, para generar mano de obra en Argentina y si hay un bien que puede ser fabricado aquí, evitemos la importación por un momento, por un tiempo, porque los dólares para productos terminados no estarían alcanzando. Pongamos foco en los insumos, no en productos terminados. Esa es la encerrona en la que estamos. Tenemos que encontrar una manera de salir junto al gobierno.
Muchos dicen que proteger un sector, termina haciendo que el costo del producto final sea más caro que importar…
Hay una cuestión, yo digo que es una media verdad y como media verdad también se puede entender que es una media mentira. Nosotros estamos con precios relativo. Si uno cruza la frontera, encuentra que un producto terminado afuera vale supongamos con un dólar de $ 130 y cuando nosotros traemos las partes vemos que en realidad el dólar aparente, el dólar oficial nuestro no es $ 130 es más, $ 150, $ 160 porque hay inflación. Entonces, cuando uno compone una maquinaria producida totalmente acá, nos vamos a encontrar que estamos un poco más caro que afuera. La pregunta es ¿quién le da de comer a los 47.300.000 habitantes que la Argentina relevó en el último Censo si no es con más industria, más servicios, más desarrollo local? Nuestra intención es trabajar fuertemente la competitividad de todo el costo de un bien producido en Argentina, pero tenemos materia prima más cara, impuestos más caros, toda esa situación que defender. No creo cerrando las industrias, importando todo, vamos a salir de esa situación, sino con más trabajo en las industrias, buscando día a día la competitividad. Puede ser que tengamos que pagar un bien producido acá un poco más caro, pero estamos generando valor y riqueza en Argentina.
¿Es fácil contratar mano de obra en Argentina?
Decimos, hablando mal y pronto, que estamos llegando al fondo del tarro y rascando la lata para conseguir gente. La mayoría de las empresas, 95% de las fábricas, están en poblaciones de poca cantidad de habitantes. Desde hace ya un año y medio que CAFMA viene levantando una bandera diciendo “tenemos que transformar los planes sociales en empleo genuino”. El problema es que los planes sociales están ubicados en lugares donde no hay industria de maquinaria agrícola, ese es nuestro gran lamento, porque si yo tuviera planes sociales en nuestras zonas de Santa Fe, Córdoba, Buenos Aires, de mucho arraigo de maquinaria agrícola, ya los estaríamos convirtiendo un trabajo genuino. ¿Cómo combatimos esa realidad? Desde el Gran Córdoba, el Gran Rosario, el Gran Buenos Aires, se pueda trasladar gente hacia el interior del interior. Esto significa transporte más eficiente, vivienda social que permita la radicación de gente, políticas de Estado que en algún momento tenemos que empezar a discutir. Cuando mencionaba que nosotros incorporamos 5 mil personas por año significa que llega un momento en donde estamos con pleno empleo en la mayoría de los pueblos fabricantes de maquinaria agrícola, tener 3% de desocupación es pleno empleo. Es decir ya hay gente que está demasiado fuera del sistema y que quizás no podamos resolverlo, pero la industria metalmecánica era una industria que empleaba hombres y hoy está empleando hombres y mujeres. La cantidad de mujeres que están haciendo el trabajo que antes hacían hombres es increíble y lo están haciendo con mucha eficiencia, prolijidad, dedicación y esto es bueno para todos.
En materia de innovación ¿cómo ve al sector?
Te doy algunas primicias al respecto de eso, porque mencionaba antes que venía de estar reunido en Escocia con pares de CAFMA. Estuvimos con cámaras de Estados Unidos, Inglaterra, Francia, España, Italia, Japón, Corea del Sur, India, China, somos 14 en una alianza que se llama AgriEvolution. Los franceses planteaban de que su gobierno ponía créditos disponibles para incorporar innovaciones y los productores no los estaban tomando. Yo dije en Argentina eso no pasa como lo estaban describiendo. Al contrario, el productor argentino tiene un ADN permeable a la incorporación de tecnología que es asombroso. Cuando explicaba esto en Escocia, decía que quizás es porque una necesidad. El productor francés no tiene retenciones, está cobrando un precio lleno y en la moneda que corresponde cobrarlo. El productor argentino está cobrando con un dólar que no corresponde, con retenciones, entonces si no trabaja en la eficiencia que está dada por la tecnología, no sobrevive. Esto lo está haciendo ágil, dinámico. No estoy validando lo que pasa con las retenciones y lo que pasa con el dólar, simplemente estoy describiendo una realidad, no puede bajar los brazos y permitirse no innovar, requiere innovar. Es una descripción de algo que me pasó hace tres semanas en estas reuniones y explica la permeabilidad que tenemos el productor para incorporar tecnología y nosotros como fabricantes para generarla. Desde que asumí en CAFMA, vengo planteando que la Argentina está llamada a ser el “Agro Valley” del mundo. Así como existe Silicon Valley o en Israel la Startup Nation generando innovación, la Argentina tiene todos los condimentos para generar tecnología en la agroindustria. Tenemos que alinear determinadas cosas. De hecho, ya muchas lo están, se están generando, hay un montón de startup que se están lanzando y creo que tenemos que continuar en esa senda.