Trabajadores portuarios de la costa oeste de los Estaos Unidos comenzaron el sábado una tarea en la que demorarán meses: despejar los puertos de las cargas que se vieron atrapadas en una disputa de contratos entre su sindicato y los empresarios.
Frente a la costa sur de California, podía observarse los buques en rada a la espera de ingresar al puerto.
Directivos del puerto de Los Angeles, el más grande de Estados Unidos, aseguraron que tardarán tres meses en “recuperar el sentido de normalidad”.
Desde la noche de viernes, cuando se alcanzó un principio de acuerdo, el volumen de la carga que los trabajadores deben despachar es abrumador. Puestos en fila, los contenedores ocuparían más de 930 kilómetros. Apilados, se levantarían más de 400 kilómetros, más o menos la altura a la que orbita la Estación Espacial Internacional. Esto es solo para los cargueros que esperan su turno para entrar en los puertos de Los Angeles y Long Beach. El embotellamiento también afecta la bahía de San Francisco y el estrecho de Puget, en el estado de Washington. El puerto de Oakland reconoció que tardará hasta ocho semanas en recuperarse.
En el último tiempo, las empresas que operan las terminales marítimas recortaron turnos nocturnos, de fin de semana y vacaciones alegando que no querían pagar horas extras por lo que equivalía a una “huelga con salario”. Esto era una referencia a lo que según ellos fue una ralentización del trabajo que comenzó en noviembre. El sindicato dijo que los estibadores estaban cumpliendo con todas las normas de seguridad.
Abastecimiento
Aunque los puertos nunca estuvieron completamente cerrados, los problemas en la cadena de abastecimientos fueron importantes y siguen creciendo. En total, los puertos de la costa oeste gestionan mercancías por importe de u$s 1000 millones cada año. A partir de ahora, la paz laboral recuperará el flujo libre de cargas en muelles de 29 terminales que acaparan alrededor de un tercio del comercio internacional de Estados Unidos.
El domingo pasado, en el puerto de Los Ángeles y Long Beach estuvieron en los muelles 1.000 estibadores de forma simultánea, más del doble que los últimos domingos. El lunes, responsables portuarios señalaron que se habían cubierto más de 2.000 puestos de trabajo.
La llave que destrabó el conflicto la aportó el secretario del Trabajo, Tom Perez, que llegó a San Francisco enviado especialmente por el presidente Obama. El funcionario, se reunió con las dos partes del conflicto, la International Longshore and Warehouse Union, que representa a 20 mil trabajadores portuarios, y el agente de negociación para las empresas navieras y operadoras de terminales, la Asociación Marítima del Pacífico (PMS).
Quién también presionó por el acuerdo, fue el grupo bipartidista de legisladores al señalar que la paralización ha tenido un impacto devastador en sus comunidades, causando despidos y pérdida de exportaciones.
“Un productor de manzanas en mi distrito ha despedido a 200 de 1.000 empleados y está perdiendo u$s un millón por semana”, aseveró el legislador Dave Reichert, republicano por el estado de Washington.