“Durante la gestión de Bolsonaro, se perdieron 60.000 puestos de trabajo en la industria naval”, sostuvo Sergio Bacci, vicepresidente Ejecutivo de Sindicato Nacional de la Industria de Construcción y Reparación Naval y Offshore (SINAVAL) de Brasil.
En oportunidad de su presencia en Mar del Plata, el dirigente dialogó con Ser Industria e hizo un repaso de los últimos años, donde la actividad atravesó un fuerte retroceso y planteó las expectativas que despierta el flamante gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva.
También hizo referencia a las posibilidades de desarrollo que ofrece la exploración hidrocarburífera offshore y destacó que “Argentina se encuentra ante una excelente oportunidad”.
¿Cómo resume el presente de la industria naval brasileña?
Para entenderlo, me permito hacer un repaso de las últimas décadas. Entre los años 2000 y 2014, esta actividad tuvo un periodo muy bueno en mi país. Se construyeron 605 embarcaciones y se invirtieron 30 millones de reales, 6,5 millones de dólares, del Fondo de la Marina Mercante, creado para financiar la industria. Se generaron 72.000 empleos, lo que prueba que fue una etapa muy buena. Pero a partir de 2014, con el cambio de autoridades, el nuevo gobierno tomó la decisión política de construir las embarcaciones necesarias para Petrobras en astilleros asiáticos, de China, Japón, Corea… Por lo tanto, los astilleros estuvieron seis años sin construir barcos en Brasil, sobrevivieron haciendo reparaciones o haciendo otras actividades que no son propias de la industria naval.
¿Qué pasó, en ese contexto, con los trabajadores?
La industria naval perdió 60.000 empleos. La gran mayoría de esas personas, trabaja en pequeñas obras o se convirtieron en conductores de Uber. Sobreviven en condiciones precarias. Distinta es la situación del personal embarcado que no tuvo problemas para conservar sus puestos.
¿Cómo fundamentó el gobierno de Bolsonaro ese cambio tan perjudicial para la industria naval?
Ese gobierno se orientó con una lógica liberal. El mayor demandante de navíos de Brasil es Petrobras, que anteriormente contrataba embarcaciones fabricadas por brasileros. Ellos decidieron que Petrobras tenía un problema de caja y por lo tanto, resultaba más barato construir fuera del país. Buscaron hacer todo más barato y se dispuso comprar principalmente a China. Cualquier mercado pierde contra China porque hace las cosas más baratas que los demás. Ellos decidieron hacerlos allí, pero esto va a cambiar a partir del resultado de las urnas.
¿Qué expectativas tienen respecto al nuevo gobierno de Lula?
Nuestra expectativa es la mejor posible, porque durante su anterior gobierno hubo incentivos. Fue el presidente que más hizo para que Petrobras construya sus barcos en Brasil y vio la importancia que tiene la actividad para generar empleos. La industria naval puede crear trabajos rápidamente y es un camino al que se puede sumar la inversión del sector privado. Además, alrededor de las construcciones navales, se crean muchos empleos, giran a su alrededor negocios de diversa índole. Las personas que no apoyan a la industria naval, no saben cómo funciona. Tengan la certeza que invertir en esta actividad es hacerlo en muchas cosas, no solo en la industria naval.
¿Qué significa el desarrollo de la explotación offshore?
El mercado offshore de Brasil fue una gran conquista. Cuando fue descubierta la cuenca, fue algo nunca visto y pude observar que hay una muy buena perspectiva en Mar del Plata. La ciudad de Macaé, cerca de Río de Janiero, cambió a partir del desarrollo del offshore y veo que esta ciudad tiene todo para ser un polo offshore, porque además de las embarcaciones, va a necesitar bases de apoyo para operar, porque alrededor de esta actividad se abrirá un mercado muy grande que hará crecer la economía y consecuentemente, a la ciudad y el país.