Hace algunas semanas, Madexa, la PyME creada por Diego Principi y su padre Luciano, cumplió 25 años, todo un logro en un país que sufre crisis en forma recurrente.
Mientras se atraviesa una etapa dominada por la incertidumbre y los cambios de reglas, el empresario consideró que es necesario que el sector productivo visibilice sus demandas y marque la cancha a la política.
En diálogo con Ser Industria Radio, Diego, quien preside la empresa familiar, repasó los primeros años de la compañía metalúrgica y los momentos críticos que debieron superar. Además, en su carácter de dirigente de la Confederación Económica de la Provincia de Buenos Aires (CEPBA), de la Cámara La Plata Oeste (CALPO) y miembro del FOGABA, analizó los principales problemas que enfrenta el sector industrial, aportando un dato sorprendente.
Asimismo, brindó detalles del trabajo que se está realizando en el Puerto La Plata, dado que integra el Directorio en representación de la municipalidad de La Plata y se refirió a las expectativas en torno al futuro de la terminal de contenedores TecPlata.
¿Cómo nació Madexa?
Somos una empresa familiar metalúrgica. Nuestro rubro específico es la matricería para la extrusión de perfiles de aluminio, somos el principal proveedor de esta industria. Todos los perfiles de aluminio con los que se hacen las aberturas, cerramientos de edificios y viviendas particulares, se realizan por un proceso de extrusión.
¿Quiénes fueron los iniciadores de la empresa?
El portador del know how es mi papá. En 1998, juntos decidimos lanzarnos en este emprendimiento que, gracias a Dios maduró y hace poco cumplimos 25 años. Él adquirió todo este conocimiento después de más de 20 años en una empresa productora de perfiles de aluminio de la zona de La Plata, antiguamente llamada Kaiser Aluminio, hoy Aluar división elaborados. Es la planta que está en ruta 2 kilómetro 54. Tuvo a cargo la matricería durante muchísimos años, ingresó desde muy joven y fue adquiriendo esta habilidad hasta lograr la jefatura del sector. Luego de una fusión de la empresa, por los años 1993, 1994, se desvinculó y pocos años después emprendimos juntos el largo camino que implica construir una PyME en nuestro país.
En estos 25 años, ¿cómo enfrentó Madexa los desafíos y las crisis que afectan a la industria?
Con constancia y sobre todo con mucho esfuerzo. Francamente nunca hemos encontrado un camino llano en el avance de todo este proceso. La convicción sostiene la visión que compartíamos con mi papá. Eso nos permitió dar los primeros pasos y luego de un puñado de años, consolidar la empresa. Estamos acostumbrados a atravesar alguna crisis cada tanto, con creatividad. Es importante el nivel de posicionamiento que logramos en el rubro, que es muy específico. Somos muy pocas las empresas argentinas que nos dedicamos a esto. No significa que no haya competencia, pero el mercado en particular demanda más unidades de las que se pueden producir a nivel local. De alguna forma, tenemos garantizado un nivel de actividad mínimo.
¿Cuáles son las principales características del sector?
Este es un rubro estrechamente vinculado a la construcción. Casi el 80% de los productos extruidos en el país tienen como destino el uso en lo que es arquitectónico o carpintería. El otro 20% es de uso industrial. En los países del primer mundo es totalmente al revés. El 80% del volumen que se consume tiene un destino industrial y solamente el 20% se usa para carpintería, por ejemplo.
¿En Argentina el sector privado puede planificar a largo plazo?
Intentamos abstraernos de algunas particularidades o coyunturas del corto plazo para poder sentirnos cómodos con ciertas visiones a futuro. Si nos abocamos estrictamente al día a día o al cortoplacismo, sería muy difícil dar algunos saltos importantes en cuanto al progreso que las inversiones en tecnología, por lo menos en este rubro, exigen. Estamos principalmente sustentados más allá del know how propiamente de los profesionales que integran nuestro staff. Utilizamos equipamiento con mucha tecnología, que también va sufriendo una evolución permanente y mucho software. Ese es un poco el core de nuestro negocio. Así que ambas cuestiones nos obligan a tener una visión a largo plazo, sobre todo por los costos que tienen asociados.
¿Cómo recordás la crisis del 2001, cuando empezaban con Madexa y tenías 22 años menos?
Era joven, todavía estudiante universitario… Quizás por el hecho de tener una estructura muy exigua en ese momento, a pesar del golpazo que ocasionó a la economía en general y más allá de la situación penosa que duró algunos meses, logramos pasarla como pudimos. Así tantas otras. Recuerdo la del 2008 y después en 2013, 2014… En la época de Moreno había serias dificultades para abastecernos de materia prima. Hago mención a la materia prima porque la nuestra se conforma con aceros especiales para el trabajo en caliente, esa es la denominación y no se producen en la Argentina. Los adquirimos a través de las filiales argentinas de las usinas europeas. En aquel entonces como ahora atravesamos estas dificultades, principalmente de divisas, que llevaron a la restricción de las importaciones.
Moreno planteaba que para importar un dólar había que exportar un dólar…
Exactamente, algunos de nuestros proveedores terminaron exportando vinos y cosas por el estilo. Pero más allá de esas cuestiones, que gracias a Dios no se prolongaron, también te permite a veces encontrar algunas salidas alternativas o provisorias que te van dando un poquito de tiempo. Nosotros ya nos hemos curado en salud y tratamos de sostener, más allá del costo financiero que eso implica, un alto stock de materias primas para inmunizarnos de estas cuestiones, aunque estar inmune en un 100% es imposible. En menor escala, pero algo que utilizamos bastante son las herramientas de corte que también son importadas. Así que, en una segunda escala, después del acero, vienen las herramientas que son elementos de desgaste y tienen una reposición permanente. Gracias a la planificación que podemos hacer con nuestros proveedores, buscamos tener medianamente ponderado los consumos a futuro, tratamos de tomar largos periodos de tiempo y eso les da previsibilidad. De esa manera tratamos de aminorar el impacto de cualquier demora. Sí, hemos tenido algunas dificultades en estos últimos dos o tres años post pandemia, en particular, con algunos repuestos o cosas por el estilo, que si te pones a pensar a veces son de menor cuantía en cuanto a los montos, pero desconocemos los criterios que a veces rigen sobre qué se aprueba.
En tu rol de dirigente gremial empresario, ¿ves temor a contratar personal por los juicios laborales o falta de inversión cuando hay posibilidades de crecer?
Está un poco dividida la “hinchada” en ese sentido. Todos los rubros tienen problemáticas disímiles. Hoy tenemos serios problemas con los recursos humanos, tanto para conseguirlos, como para retenerlos. En los últimos 3, 4 años ese ha sido el principal desafío que enfrentamos los empresarios, sobre todo y hago autorreferencia, cuando requerimos mano de obra que a veces lleva un poquito de tiempo formarla y luego cuesta consolidar determinadas habilidades y retenerlos. Esto pasa principalmente en la juventud, en los menores de 30, 25 años. Esas franjas etarias son más complejas de entender. No digo que esté bien o mal, simplemente es una problemática que estamos reconociendo todos.
¿Es otra relación con el trabajo?
Totalmente, Por sobre todas las estadísticas, es lo que encabeza la preocupación o la queja. No son los temas impositivos, ni de ventas, ni la falta de financiamiento, que sí existen, pero pareciera que en cuanto a la magnitud del impacto terminan siendo menores cuando históricamente siempre han sido los principales reclamos. En este caso no voy a restarle gravedad a la falta de divisas, más allá de que mencionaba que gracias a ciertas planificaciones nosotros logramos manejar un poco la situación. Habrá otros tantos que más allá de la creatividad y acciones que hayan tomado no han logrado resolverlo y claramente hay muchos sectores que la están pasando muy mal.
La Plata es una ciudad caracterizada como administrativa. ¿También hay un universo industrial desconocido?
Sí, claramente. En el producto bruto generado de toda la región platense, el sector público es el que mayor impacto tiene, seguido por el comercio y después viene la industria, la construcción. Más o menos está diversificado de esa manera. Lamentablemente pareciera que todo el sector productivo primario o industrial no ha sabido ganarse un poco el protagonismo y la trascendencia en la región. Ese es el desafío que las instituciones tenemos por delante y de alguna manera lo vamos logrando de a poco, con acciones no solo de índole social. También comenzamos a tomar protagonismo en la toma de decisión, que es lo que desde una entidad gremial empresarial tratamos de influenciar, en el buen sentido de la palabra.
El embajador de China dijo que su país quería comprar más cosas a Argentina, en particular alimentos e indumentaria, pero que aquí no aumenta la producción. ¿Qué necesita la industria nacional para crecer?
Hace unos años leí un libro de Tomás Bulat y la verdad que echó un poco de luz sobre algunos mitos que en general los argentinos tenemos sobre nosotros mismos. En uno de los apartados puntualizó sobre lo relacionado a la productividad, las horas de trabajo y aunque suene feo, no somos tan trabajadores como creemos respecto a otros países. Nuestros niveles de productividad tampoco son comparables con países del primer mundo. Le doy un poco la razón al embajador chino en el sentido, más allá de un tema de escala, claramente no estamos en condiciones de abastecer a China en todas sus demandas. Es un tema de décadas, un fenómeno que venimos arrastrando. También lo he charlado con muchos dirigentes gremiales y están en total sintonía con los empresarios. Debemos empezar a discutir las mejoras que legítimamente se necesitan para aumentar la productividad, porque honestamente las estadísticas que se manejan en general no son del todo alentadoras. Habrá casos particulares como por ejemplo nuestra industria automotriz que es absolutamente competitiva o la genética de granos, maquinaria agrícola, etcétera. Pero yendo puntualmente al tema de productividad, el trabajador argentino no deslumbra. Desde luego que también tenemos otra cara de la moneda. Nuestros profesionales en el exterior son muy ponderados por lo versátiles y creativos.
Frases como Revolución Productiva, Desarrollo Industrial, Inversiones, se escuchan en cada campaña electoral. ¿Cuánto queda en relato y cuanto se concreta?
De chico recuerdo los discursos sobre la Revolución Productiva de un dirigente ya fallecido. Todos los gobiernos han tenido en mayor o en menor medida, acciones reales y concretas en pro de eso. Pero si tengo que de alguna manera evaluarlas como suficientes diría que no. Siempre se lo puso como un tema prioritario, pero desde lo fáctico quizás los recursos que se han destinado claramente no han sido los necesarios. En las últimas dos décadas, sobre todo, no han sido del todo suficientes. Argentina tiene una potencialidad enorme en un montón de áreas y sin embargo no estamos apuntando los cañones correctamente. Sin entrar en un debate ideológico político, por ejemplo, el famoso gasoducto que estamos esperando, hace 20 años sabemos que lo necesitábamos. No es una inversión barata, pero son $2,50 respecto a lo que a veces gastamos en otras cosas absolutamente improductivas. Si lo hubiésemos hecho a tiempo, podríamos haber ahorrado miles de millones de dólares en las últimas dos décadas gracias a una obra que demanda tres años.
Además, la inversión se recupera con bastante velocidad…
Lamentablemente esas son las cosas que uno que está al frente de una organización no se explica. Cuáles son los criterios que se tienen en cuenta a la hora de tomar decisiones. También es un poco culpa nuestra, de los dirigentes empresarios, que, aunque estamos trabajando por recuperarlo, hemos perdido durante mucho tiempo el poder de imponer o de poner en agenda temas que son más relevantes. Hemos dejado que la política sea la que establezca la agenda y no hemos sido los actores económicos los que tomamos ese protagonismo.
¿Cómo te sentís representando al municipio de La Plata en el directorio del Puerto?
Es mi segunda experiencia integrando el Consorcio de Gestión. Lo hice en el período 2013-2016, en aquel entonces en representación del sector empresario. Para mí fue una experiencia muy satisfactoria. Me sentí muy honrado cuando el intendente me propuso asumir esta nueva responsabilidad dado mi paso previo. Lo hago con sumo orgullo y con la responsabilidad que eso implica. Estoy muy conforme también con la dinámica interna que se ha generado con mis pares de los demás municipios y de los sectores que también integran el Consorcio. Trabajo para de alguna manera aportar mi grano de arena para la región, porque claramente no es un tema de La Plata, Berisso o Ensenada. Hay que ver la región como un todo, porque la verdad que los actores de todo el Gran La Plata son los que hacen a la potencialidad de la región y el Puerto es una clara muestra de eso. Es un ámbito de coincidencia, de sinergias y eso me satisface enormemente.
Hay mucha expectativa y un movimiento de contenedores mayor en TecPlata. ¿Podríamos pensar que la actividad va a seguir creciendo?
Este crecimiento va a estar supeditado a los dos factores que siempre atravesaron a la realidad de la terminal. Una es la abrupta caída del comercio exterior que el país experimentó en los últimos 12, 13 años. TecPlata se proyectó y se planificó precisamente evaluando el ratio de crecimiento que venía teniendo el comercio exterior. El derrame natural del aumento de esa actividad, que venía superando la capacidad de las terminales existentes, iba a ser absorbido por esta nueva empresa. Eso no sucedió. Lo que ha ido primando, que sí podría potenciarlo, es ahora un tema de decisiones políticas. Se sabe, que el gobierno de CABA quiere sacar una de las terminales que hay en Puerto Buenos Aires y no continuar renovando esa concesión. Por carácter transitivo, TecPlata sería de alguna manera beneficiada con esa decisión. Eso desde lo teórico. Después hay cuestiones que tienen que ver ya con intereses particulares de los operadores de las otras terminales que también son socios de las navieras. Es un tema con una diversidad de intereses que lógicamente están muy por encima de nuestro propio país. Entiendo que a la larga o a la corta esto se va a terminar dando y desde luego que todos desde la región venimos trabajando para que ese día nos encuentre preparados de la mejor manera.