El gran aporte de la naviera fundada en 1904 en Copenhague, Dinamarca, fue haber desarrollado el mercado reefer e impuesto la cultura del contenedor para productos como frutas y pescado.
En mayo de 1994, Maersk Line, la empresa naviera más grande del mundo, se instalaba en Buenos Aires. Con solo 16 empleados, un par de faxes, facturas hechas mano y sin línea telefónica comenzaba una historia de presencia y crecimiento que llega hasta nuestros días.
Recordar esta trayectoria significa tener en la mano una suerte de radiografía sobre las dos últimas décadas del transporte marítimo y el comercio exterior en la Argentina.
Junto a nuestros clientes hemos recorrido el camino, a veces pedregoso y en subida, otras, fácil y directo. La región en general y la Argentina en particular estuvieron desde siempre en el foco de Maersk. Desde la casa central y en el máximo escalafón directivo, se reconoce a una zona con enorme potencialidad de crecimiento y desarrollo. Esto explica el constante compromiso y las sólidas inversiones que se llevan a cabo, dijo el gerente general de MaerskLine Argentina.
Muchos fueron los logros de Maersk en este tiempo. Sin embargo, su verdadera revolución fue haber desarrollado el mercado reefer e impuesto la cultura del contenedor para productos como la fruta y el pescado.
Este importante logro, tuvo su base en el servicio de Patagonia, desarrollado por Maersk para atender los requerimientos de la industria del pescado y el feeder a San Antonio Este para las frutas del valle de Río Negro. Luego se agregarían otros puertos como Madryn y Mar del Plata, éste último mientras lo permitió su calado.
Pasar de la bodega del buque al contenedor, abrió innumerables mercados a los exportadores. Fuimos pioneros en esto, luego otros nos siguieron, resaltó Hansen.
Otro hito importante fue el nacimiento de Satsa, empresa del grupo destinada a ofrecer servicios de transporte terrestre vía camión y consolidación de carga. Esto se completó con la instalación de depósitos en la Patagonia.
Con inversiones
El éxito de la estrategia comercial y logística impuso nuevas inversiones. Maersk diseña los buques de la clase South American Max (Sammax). Son 16 unidades gemelas que se incorporaron al mercado de forma progresiva, y están especialmente equipadas para navegar por la costa este de América del Sur. La primera de ellas recaló en Buenos Aires en septiembre de 2011. El Maersk La Paz de 7.450 Teus, fue la nave más grande en su tipo que hasta la fecha había llegado al país.
Al momento de diseñar estos buques se tuvieron en cuenta varios elementos, como el calado adecuado para este mercado, la alta capacidad para carga refrigerada, el bajo consumo de combustible y una instalación tecnológica con control satelital, que permite tener en el corto plazo la visión directa de cada uno de los embarques, resaltó Marcos Hansen.
Asimismo, el buque recalaba en Terminal 4, de APM Terminals, brazo portuario del grupo Maersk.
En el 2000, Maersk Line adquirió Terminal 4. Desde entonces orientó el foco de la empresa hacia el mercado de contenedores, y dos años más tarde, absorbió al Emcym.
APM Terminals se constituyó en 2008 y se estableció como una unidad de negocios independiente dentro del Grupo Maersk.
Invertimos en tecnología y sistemas. Atravesamos fusiones y mudanzas. Crecimos cuando estaban dadas las condiciones, y nos mantuvimos y adaptamos en épocas de crisis como sucedió a fines de 2008, reconoció el gerente general de MaerskLine Argentina.
En todo momento, Marcos Hansen se muestra optimista frente al futuro.
Desde Maersk Line trabajamos bajo la convicción de brindar el mejor servicio, ofreciendo las más avanzadas soluciones en transporte marítimo a las empresas argentinas que buscan acceder a todos los mercados del mundo con sus productos, como a los importadores que ofrecen sus productos a los consumidores argentinos, señaló el directivo.