La economía argentina se enfrenta, una vez más, con problemas de oferta de combustibles, en particular y por el momento, gasoil. La actual política económica sigue interviniendo el sistema de precios internos, con la idea de desacoplarlo de los precios internacionales. El único resultado es la aceleración de la tasa de inflación, que apunta a 60% anual, y crecientes estrecheces de oferta de bienes y servicios. Esto se aplica a alimentos, productos varios de consumo y desde hace unos días, al gasoil.
Más allá del impacto de la guerra entre Ucrania y Rusia, que disparó el precio internacional del crudo y del gas, la falta de planificación de inversiones energéticas, la escasez de dólares y la alta inflación generan un contexto negativo para la oferta de gasoil.
Esta política generó que la oferta de producción nacional de gasoil fuera insuficiente -en un contexto de estanflación donde las ventas al mercado interno de gasoil no superaron aún al máximo de 2013-, y el componente importado del orden del 30% sea hoy poco viable para la importación, dado el nivel desacoplado de los precios internos, de acuerdo al Departamento Económico de CRA que comanda Ernesto O’Connor. En medio del transporte de la cosecha gruesa, los cuellos de botella pueden ser significativos.
La producción de biodiesel puede ser una alternativa, en caso de subir rápidamente la tasa de corte y garantizar su nivel por un tiempo prudencial. La relación exportación de biodiesel vs. producción ha sido del orden del 58% promedio en los últimos tres años, y la industria opera con capacidad ociosa.
Las ventas totales de biodiesel al mercado interno, dada la baja tasa de corte, cayeron en 2020 y 2021, pero pueden ser una salida, de tomar medidas rápidamente. El escenario actual lleva a faltantes de oferta de gasoil, con cupos y sobreprecios, más inflación, menor actividad económica y menor empleo.