La Economista Jefe de la Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de Argentina (FADA), Nicolle Pisani Claro, en diálogo con serindustria.com.ar, afirmó que “mientras el salario no recupere la capacidad de compra que perdió, el consumo seguirá afectado”. En el mismo sentido destacó que la baja alcanza a productos de la canasta básica.
Ante la incertidumbre que genera la apertura de importaciones, señaló que “no es malo ir hacia la apertura de los mercados”. En el mismo sentido, agregó que “sí queremos tener más productos argentinos en el mundo es necesario abrirnos y traer productos del exterior”. Sin embargo, advirtió que para que los productos argentinos sean competitivos deben disminuir las cargas burocráticas y la presión tributaria.
La economista sostuvo que la reciente baja de retenciones era muy necesaria porque “se trata de un impuesto muy distorsivo” y planteó la expectativa de que después de junio pueda darse un cronograma para llegar a la eliminación total. Expresó además que la estabilidad económica permitirá un marco de previsibilidad para planificar inversiones y estimó que a partir de mayo la inflación podría perforar el piso del 2%.
¿Cómo impacta a la actividad agropecuaria la baja de retenciones?
Lo que se anunció en sí y se oficializó por medio de un decreto es una baja temporal en diferentes cultivos como soja, maíz, trigo, girasol hasta fines de junio y una eliminación definitiva a algunos derechos de exportación que aún estaban vigentes en productos de economías regionales. En particular, cuando se dio a conocer este anuncio, se tomó positivamente. Es algo muy necesario para el sector agropecuario, porque se trata de un impuesto muy distorsivo. En este contexto, la reducción es un buen paso porque los precios están muy debilitados y lo climático no venía acompañando demasiado para la producción. La expectativa es que después de junio, pueda darse un cronograma de reducción para llegar a la eliminación total.
¿Hay un stock importante que se va a vender a partir de esta medida?
Justamente es uno de los puntos por los cuales se ha tomado esta descisión. Más allá de la situación compleja para el sector en este momento, se busca acelerar las ventas de unos 18 millones de toneladas de soja en particular durante estos primeros seis meses del año. Así también el gobierno podrá contar con esos dólares de las exportaciones del agro. En ese sentido es una medida que va a alentar esta venta en tanto se pueda reflejar en un mejor precio de los granos.
¿Hay posibilidades ciertas de que puedan concretarse esas ventas?
Hubo algunas dudas respecto a la implementación de esta reducción porque el decreto tiene como condición, la liquidación de los dólares del 95% de las ventas dentro de los 15 días que se hace la declaración jurada de venta en exterior, independientemente de cuándo se concrete la exportación. Esto requiere algunos cambios en los sistemas del ARCA que por el momento ha ralentizado un poco el impacto de la baja, pero se espera que en las próximas semanas pueda empezar a reflejarse.
La apertura de importaciones genera tensiones en el sector industrial. ¿Puede afectar al agro?
Hay algunas desregulaciones que apuntan a una eficientización en materia de importaciones. En particular hace unas semanas se habló de eliminar algunas exigencias a la importación y exportación, puntualmente de alimentos. Esto podría llegar a tener impacto dentro de alguna de las cadenas agropecuarias, como el sector lácteo. Pero siempre hay que destacar que no es malo ir hacia la apertura de los mercados. Sí queremos tener más productos argentinos en el mundo es necesario abrirnos y traer productos del exterior. Lo que debemos considerar es que partan en las mismas condiciones. Para que los sectores argentinos sean competitivos con los productos que ingresen al país, como pueden ser alimentos, tenemos que partir de una menor carga burocrática, administrativa, costos y menor presión impositiva.
¿Falta equilibrar la balanza…?
Exactamente, es una cuestión pendiente. Ser más competitivos va a requerir que este año revisen la carga tributaria y la estructura impositiva de nuestro país.
¿Las provincias y municipios acompañan la quita de tributos que alienta el Estado nacional?
No se están eliminando o reduciendo impuestos a nivel provincial. Las provincias se vieron muy afectadas, durante el año pasado, por no percibir transferencias y coparticipaciones que llegaban desde Nación. Claramente tienen una necesidad de ingresos para seguir haciendo obras públicas. Por ahora no se está viendo una reducción. Sì se está hablando de la posibilidad de llegar a algún acuerdo entre Nación y provincias para ir hacia una reestructuración tributaria.
De a poco se avanza con las provincias para activar obras paralizadas..
Sí, exactamente, este año se podrá ir hacia el diálogo para poder avanzar en diferentes aspectos. Hay temas pendientes que son claves para generar una reactivación económica, mayor producción, movimiento del interior productivo y desarrollo.
Las consultoras estiman una inflación de 2% o 2,5% para enero. ¿Ves un horizonte de estabilidad este año?
Hay expectativas de inflación que rondan entre el 2 y el 2,5% y a partir de mayo perforando el 2%. Esta estabilidad se va a dar y mantener en una situación donde tenemos el tipo de cambio anclando las expectativas de inflación. Por ejemplo, se bajó lo que es el movimiento mensual, que se conoce como crawling peg del 2% al 1%, después de haberse conocido la inflación de diciembre. La expectativa es que todo marche sobre ruedas y se puedan mantener estos niveles de inflación que venimos manteniendo por el 2% o por debajo.
¿La estabilidad, tan reclamada, permitirá planificar inversiones?
Exactamente. Permite mayor previsibilidad y aùn cuando podamos decir que sigue siendo una inflación alta, debemos recordar que cerramos el 2024 con un nivel cercano al 117%. Ya se habla que el 2025 sería en torno al 22 o 25%. Claramente va a haber una desaceleración muy grande.
¿El consumidor final se verá beneficiado?
Hay un punto muy importante a tener en cuenta y es cómo vienen evolucionando los salarios en relación a la inflación. El consumo viene muy golpeado. En términos de crecimiento y de actividad económica, es lo que menos se está reactivando, lo que viene más lento. Hemos visto caídas en el consumo de alimentos, por ejemplo, lácteos durante el 2024. La realidad es que mientras el salario no recupere la capacidad de compra que perdió, el consumo seguirá afectado. Pudimos ver que más o menos desde el mes de abril del año pasado, el salario vino evolucionando un poquito por encima de la inflación y recuperó cierta capacidad de compra. Todavía quedan algunos puntos por recuperar para reactivar el consumo.
Además del 117% del año pasado, hubo 211% del 2023…
Va recuperando muy poco. Todavía falta un tramo más para recuperar el salario real en términos anuales. Si lo analizamos, faltan 7 puntos y se espera que pueda recuperarse en mayor medida en los próximos meses.
Vuelvo sobre la apertura de importaciones. ¿Con un consumo débil puede perjudicar a la industria argentina?
Es justamente un poco lo que mencionamos, la necesidad de partir de las mismas bases y hacer que la industria argentina sea competitiva frente a los productos externos. La realidad es que tiene su efecto negativo que el consumo se encuentre en niveles muy bajos y eso claramente pega en los sectores productivos. Las ventas de supermercados cayeron entre enero y noviembre de 2024, casi un 12%. Claramente vemos que hasta el consumo de productos de la canasta básica se ve afectado.
Los supermercados sufren la competencia de mayoristas y la venta online…
Sí, son diferentes formas de comercializar. La gente busca precios para mantener sus niveles de consumo.
¿El próximo índice FADA va a registrar una menor incidencia del Estado?
Seguramente en los próximos meses vamos a ver reflejada la reducción temporal de las retenciones en el valor del índice. Estimamos que, a partir de esta medida, va a bajar por lo menos 4 o 5 puntos.
¿Cómo imaginas el desarrollo de este año en materia económica?
Creo que, mientras la tasa de inflación se mantenga en estos niveles bajos y lleguen inversiones, se podrá reactivar un poco la actividad económica y el consumo. Puede haber signos de recuperación. Se habla de una expectativa de crecimiento de la actividad económica del PBI de alrededor del 3,5% o 4%. Esperamos que estos signos y expectativas positivas para este año realmente se cumplan.