Desde hace más de un año, crecen con insistencia las quejas de los productores agropecuarios de todo el país, por las dificultades que enfrentan para conseguir la dotación de trabajadores necesarios para cosechar sus producciones.
En esta oportunidad, Ser Industria Radio entrevistó a Sergio Delapierre, quien produce yerba en Eldorado, provincia de Misiones. Como lo han afirmado algunos de sus pares, aseguró que a pesar del DNU 711/21 firmado en octubre del 2021 por Alberto Fernández, la solución no llega. “Lamentablemente mucha gente perdió el hábito de trabajar la jornada completa, prefieren hacer changas y seguir cobrando los planes del gobierno”, sostuvo.
Asimismo, el productor misionero sintetizó el proyecto de su autoría denominado “LaborAr”, que promueve la aplicación de una herramienta digital que registra los convenios personales y permitiría emplear personas por horas, días o meses, en forma transparente.
¿Por qué faltan trabajadores para levantar las cosechas?
Lamentablemente esto ocurre en Misiones y otras provincias, sobre todo en las economías regionales que necesitan mano de obra intensiva. El problema es que cada año hay menos personas interesadas en trabajar en las cosechas, que son temporarias, como también en las labores culturales de los distintos tipos de cultivo. En nuestra provincia, hemos comenzado ya la zafra yerbatera y hay casos de citricultores, que no consiguen gente dispuesta a trabajar en blanco. No quieren registrarse, sino trabajar en negro. Es el gran problema que estamos enfrentando.
¿Esa relación laboral es riesgosa porque no se puede asegurar al trabajador?
Se dan varias situaciones. Hubo gente que dio de baja el plan, se registró y trabajó dos, tres meses con un contrato. Pero al terminarlo, no pudieron reingresar a los planes y pasaron dos o tres meses sin cobrar. Eso ocurre a pesar de que hay un DNU del Presidente Fernández que habilita a que los trabajadores rurales tengan la posibilidad de seguir cobrando los beneficios sociales. Además, está el problema cultural. Muchas personas no quieren cumplir horarios, ni la semana de trabajo. Como ya tienen asegurado un ingreso a través de los planes, buscan la comodidad de estar en sus casas, de hacer otro tipo de actividades, deportes y changas por pocas horas. No quieren comprometerse ni tener un trabajo fijo, a pesar de que ganarían más. Lamentablemente, mucha gente perdió el hábito de trabajar la jornada completa.
En su ciudad, ¿encuentra personas que antes trabajaron en la cosecha y no quieren volver a hacerlo?
Exactamente. Sucede que antes, porque no tenían otra alternativa, trabajaban y ahora prefieren la comodidad de recibir planes. Solamente quieren hacer changas. Hay gente que emplea cuadrillas con muchos integrantes, blanquea el 50% y el resto trabaja en negro.
¿Cuánto gana una persona cosechando yerba?
Alrededor de los 75.000 pesos mensuales por 8 horas diarias.
Hemos hablado con diferentes productores que perdieron parte de sus cosechas. ¿Cuál es su situación?
En mi caso no la perdí, porque la cosecha de yerba, siendo un pequeño productor, es manejable, se puede hacer durante el año. Si no se hace un mes, puede hacerse el siguiente sin perder la producción. Es distinto el caso, por ejemplo, del mandioquero, que tiene que bajar la fruta cuando está por caer del árbol o del que cría terneros, que tiene una época para vender o pierde plata.
Usted elaboró el proyecto “LaborAr”, para regular el trabajo en blanco de los beneficiarios de planes sociales. ¿De qué se trata?
Hace aproximadamente dos años, lo llevé a la Cámara de Representantes de Misiones. No tuvo eco, nadie se interesó. Luego se lo presenté a Daniel Arroyo, quien era ministro de Desarrollo Social de la Nación y junto al gobernador Oscar Herrera Ahuad me dijeron que estaba bárbaro, pero ahí quedó. Insistí y lo he vuelto a presentar. Quizás se puede implementar algo similar. Propongo una aplicación donde el trabajador ofrezca sus conocimientos laborales a través de WhatsApp y los dadores de trabajo, de comercio o producción, pueden hacer una selección para emplear por hora, día o el tiempo que quieran. Luego se puede abonar el honorario en un Rapipago u otro sistema o a transferir desde el celular. Queda todo registrado y podría hacerse a través del Banco de Datos de Anses. Con la facilidad que brinda la tecnología, se puede pagar inmediatamente. Incluye la deducción automática de las cargas laborales a favor de los organismos correspondientes.
¿Hay consenso entre los productores de Misiones sobre este tema?
Sí, tenemos un grupo de autoconvocados, nos reunimos, también nos preocupan los delitos rurales. A través de WhatsApp nos comunicamos y procedemos a trabajar juntos.
¿Dialogan con la dirigencia política?
Con funcionarios de la provincia tratamos de articular cosas, sin ir al choque, porque buscamos soluciones con los funcionarios de turno.
¿Hay productores que están al borde del quebranto por este problema?
Sí, hay gente que recurre a trabajar con personal no blanqueado. En el caso de citrus, conozco productores que han perdido miles de kilos de fruta porque no pudieron levantarla. También algunos perdieron bienes, animales, pisos de cosechas, materiales de trabajo, vehículos, motosierra… Hay de todo porque, además, la inseguridad es moneda corriente acá.
¿Ante eso tienen ayuda del Estado?
No, absolutamente ninguna. Tampoco hay seguro que nos cubra.
¿Qué piensa cuando no se tratan estas demandas y ve a los políticos debatiendo, por ejemplo, si nombran 24 jueces en la Corte?
Me parece ridículo todo eso, da bronca. Lo consistente sería modificar las cuestiones laborales, para encontrar algún día una salida a la crisis.
¿Cómo los está afectando la falta de gasoil?
Es otra situación que complica todo, porque el productor, de repente, no tiene cómo sacar la cosecha. Es una complicación inmensa. Además, se está pagando a valores cada vez más altos. Operativamente impide el trabajo normal.
¿Qué siente cuando encuentra con precios altos en las góndolas la yerba que usted cosechó?
Esa es una cuestión de la cadena alimentaria y la carga de impuestos se lleva una gran porción. Todos sabemos que la carga tributaria argentina imposibilita que los precios de los productos se trasladen al productor. Mucho dinero queda en el camino.