El , el mayor hasta la fecha, se repartiría entre los astilleros de Ferrol y Cádiz. Es el mayor contrato de material de Defensa que tienen a las los astilleros públicos españoles.
El de mayor importe de su historia. Arabia Saudí lleva meses de negociaciones con la Navantia para la compra de cinco corbetas. Y esas conversaciones han entrado en su fase final, de tal modo que ya resta poco más que la firma del encargo. La operación aún no se ha cerrado por completo, y aunque la empresa pública guarda las cautelas a las que siempre apela en las negociaciones de los contratos militares, en el ámbito naval español se espera la firma del pedido de forma inmediata. De hecho, se esperaba que la rúbrica se produjese ya hace varias semanas, aunque varios factores han influido para que aún no se materializase.
El contrato implicaría la construcción de cinco corbetas del Avante 2.200 -una variación de las vendidas a Venezuela-, una fabricación que se repartiría entre los astilleros de la ría de Ferrol y de la bahía de Cádiz. Además, incluye la venta de los sistemas de control de los navíos, su mantenimiento y, adicionalmente, la formación y el adiestramiento de las dotaciones.
En conjunto, este contrato es el de mayor importe de los firmados por los astilleros españoles para otro país, y supera a los pedidos de construcción de cinco fragatas para la Armada de Noruega y de fabricación de los dos megabuques y el diseño de tres destructores para la de Australia.
Es por ello que Navantia, que atraviesa por una situación financiera delicada y con una cartera de pedidos necesitada de obras de calado, tiene puestas grandes expectativas en esta obra. Fuentes del sector apuntan a que generará ocupación para alrededor de dos mil empleados -entre directos y auxiliares-, durante los varios años en los que se desarrollará su ejecución.
A diferencia de lo que sucede habitualmente para la adjudicación de los encargos de fabricación de buques militares, y debido a las características del régimen del país contratante, no se ha producido un concurso abierto. Consecuentemente, los astilleros españoles no están compitiendo con otras compañías a nivel internacional. Las negociaciones se han centrado, y en las últimas semanas acentuado, con el equipo directivo de Navantia.
La empresa se ha ido preparando, salvando todos los trámites necesarios para rubricar un encargo de estas características, e incluso ya cuenta con los permisos y los avales de la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI), indispensables en el desarrollo de los encargos de las factorías públicas. Pero resta ahora por la luz verde definitiva del Ministerio de Defensa saudí. Algunas fuentes apuntan a que la próxima visita programada por los Reyes al país para el próximo febrero podría suponer el espaldarazo definitivo para ese encargo.
Reparto entre dos plantas
Tal y como viene siendo habitual en los últimos contratos y debido a la falta de ocupación que padecen las plantas públicas, Navantia prevé repartir su construcción entre los astilleros de la ría de Ferrol y los de la bahía de Cádiz. Ambos aún cuentan con un destacado porcentaje de personal propio sin faena alguna en sus gradas.
La antigua Bazán entregará este año el flotel y vuelve a tener las gradas vacías
Para Navantia, la firma del contrato con la Armada de Arabia Saudí supondría el salvavidas que garantizaría la viabilidad de sus astilleros y despejaría el futuro a corto y medio plazo. Porque además de generar una ocupación que permita una continuidad en el trabajo para la mayor parte de su plantilla, le reportaría unos ingresos que viene necesitando desde hace ya varios ejercicios.
Desde el pasado verano, cuando se llevó a cabo la botadura del flotel de Pemex, las gradas de la antigua Bazán están de nuevo vacías. Y cuando la empresa entregue este barco a la petrolera mexicana, en medio año, únicamente quedará en construcción el Buque de Acción Marítima (BAM), aunque por el momento solo se están fabricando módulos. Dicho de otro modo, la factoría precisa de forma urgente de nuevos encargos para evitar de que nuevo la mayoría de su plantilla entre en subactividad. Además, la comarca ferrolana, cuya economía sigue dependiendo en gran medida del sector naval, sigue padeciendo los efectos de la destrucción de empleo ligada a la ausencia de nuevos encargos.
Vista puesta en Australia
También tiene Navantia la vista puesta en Australia, en donde espera la adjudicación de un encargo para la fabricación de dos barcos logísticos similares al Cantabria español, por lo que compite con la asiática Daewoo.
No obstante, la situación de inestabilidad política por la que atraviesa el país después de las elecciones generales no ayuda en la consecución de contratos militares, en los que intervienen muchos más factores que el precio o el diseño de los navíos. Es una situación especialmente delicada en el caso de Arabia Saudí y principalmente en este fase, en la que está próximo el desenlace.
Fuente: nuestromar