Con un tono sumamente crítico, Martín Litwak, abogado, master en Finanzas y consultor argentino radicado en Miami, analizó para Ser Industria Radio la realidad económica nacional. Afirmó que nuestro país atraviesa “un mal momento, pero es un mal momento que lleva décadas” y que ningún país del mundo creció con estos parámetros y las recetas que se están aplicando.
Sostuvo además que “los indicadores, con todas las restricciones que hay al flujo de fondos, tanto de salida como entrada, se ven negativos” y advirtió que “lo peor de todo es que no se ve mucha gente dispuesta a hacer el esfuerzo que se necesita para sacar a Argentina de donde está”.
Por otra parte, Litwak, quien despliega su actividad en países de América y Europa, se refirió a su reciente libro “”Planificación patrimonial para celebrities”, donde aborda cómo proteger los bienes y el dinero de los divorcios, sucesiones y demandas impositivas. Consideró que muchos dejan sus temas financieros en manos de un amigo o conocido de la familia, que no conoce lo suficiente y después enfrentan serios problemas.
¿Cómo ves lo que está ocurriendo con la economía argentina?
Veo dos cosas: por un lado, los indicadores, con todas las restricciones que hay al flujo de fondos, tanto de salida como entrada, se ven negativos. Pero lo peor de todo es que no se ve mucha gente dispuesta a hacer el esfuerzo que se necesita para sacar a Argentina de donde está. Hoy es un mal momento, pero es un mal momento que lleva décadas. La irrupción de algunos políticos del ala liberal, corrió el debate hacia el centro. Hay una discusión hace ya varios años del tema de impuestos, gasto público, que es muy sano. Por ahora no pasa de discusiones elementales que no se transformaron, por el momento, en ninguna decisión concreta que alivie la carga tributaria de la gente, que baje el gasto del Estado y demás.
Hay reservas energéticas, pero faltan fondos extraerlos y distribuirlos. Eso lleva inexorablemente a importar pagando un alto costo. ¿Qué reflexión te dispara?
Eso tiene que ver con otro de los pecados que comete el argentino desde hace mucho tiempo: el “cortoplacismo”. No hay inversión a largo plazo, no hay políticas de Estado sino de gobierno y eso hace que no se pueda invertir en proyectos que van a ser exitosos dentro de diez años, porque los gobiernos eligen no hacerlos. Vaca Muerta es un ejemplo. Buscan proyectos que tengan resultados electorales y que sean buenos en un año o dos. Eso a un país no lo ayuda.
¿Cómo puede resolverse la puja, que en los últimos días expuso a la política, con relación a los planes sociales?
Creo que está bueno que se empiece a discutir eso. La salida tiene que ser de abajo para arriba. Hay que ganar la batalla cultural contra los “parásitos”. Que los pagadores de impuestos, que son los que mueven la economía, ganen la batalla sobre la gente que depende del Estado y que, en realidad, depende de ellos. En esta puja venimos perdiendo por goleada. Ahora pareciera que hay gente a la que le cuesta escuchar que los planes no pueden ser para siempre, que no puede haber un incentivo para que la gente no trabaje y que la que trabaje tiene que estar mejor que el que tiene un plan, para que todos busquen trabajo. Se está empezando a dar una discusión que es sana. Ojalá que podamos imponer democráticamente nuestras ideas y que los próximos gobiernos sean, al menos en lo económico, bastante más liberales.
Otra discusión tiene que ver con la valuación de los inmuebles de la Ciudad Buenos Aires. ¿Qué opinás de la reacción del Jefe de Gobierno porteño?
Rodríguez Larreta tiene herramientas para evitar esto. Son raros los políticos argentinos, que miran como si fueran espectadores. Pasó con Macri, pasa con Larreta… Escuché a Máximo Kirchner decir “ojo que los números de la inflación van a ser malos”. ¡Pero está en el gobierno! Háganse cargo, como decía Marquitos Peña y tampoco ellos se hacían cargo. Pareciera que la clase política nunca se hace cargo de nada. Entonces el aumento de la valuación es un aumento encubierto de impuestos. Me valúan más el inmueble, pago más bienes personales, pago más ABL, pago más un montón de cosas. Obviamente estamos en contra de esa medida. Lo que necesita Argentina es menos impuestos y alícuotas más bajas.
¿Estas medidas llevan al atraso?
Sí, ya sabemos exactamente adónde llevan. Repiten las mismas recetas y pareciera que están conformes con eso. Ese es el gran problema y Argentina no cambia, siempre parece que vamos a salir, pero no queremos hacer el esfuerzo, ni el ajuste, no queremos que los servicios públicos mejoren, queremos que la gente no saque plata porque la obligamos a dejarla en el país. Vendemos dólares… Ningún país del mundo creció con estos parámetros y estas políticas.
Hace poco presentaste tu libro “Planificación patrimonial para celebrities”. ¿Cómo puede evitar los deportistas o artistas, que las políticas tributarias los lleven a la quiebra?
La planificación patrimonial en países como Argentina, con todas las anomalías que mencionamos antes, es fundamental. Es decir, si el Estado me “ataca” con sus políticas, tengo que defenderme. Los deportistas cuentan con más herramientas que el resto de la gente, porque tienen la posibilidad de establecer la residencia fiscal en otro país, ya que viajan mucho. Pueden contratar asesores un poco más sofisticados y todo pasa justamente por eso. Decidir dónde vivir, porque ese régimen tributario aplica a todo el patrimonio. Armar una estructura que proteja la marca personal, que tengan deficiencias impositivas, mayor privacidad que resuelvan el tema sucesorio. Todo esto forma parte de la planificación patrimonial.
Muchas veces los divorcios terminan dejando sin recursos a quienes han generado mucho…
Hay cuestiones como divorcios, peleas familiares, temas comerciales, mal asesoramiento, estafas, aprovechamiento… Y los problemas que tenemos todos, del Estado cobrando impuestos, confiscaciones, leyes que cambian, falta de seguridad jurídica… Hay muchas circunstancias externas a las personas que ponen en riesgo su patrimonio. En el caso de los artistas, en muchos casos, hay cuestiones internas de ellos que, por falta de capacitación o malas decisiones, invierten mal el dinero, gastan más de lo que pueden. Cuando se acaba el chorro y dejan de ganar, se encuentran que tienen gastos mensuales muy altos. Está estudiado que la mitad de estos clientes quebraban después de cinco años del retiro y es algo que hay que trabajar permanentemente para evitarlo.
En Argentina es conocido, el caso de Juan Martín del Potro…
Sí, es un caso paradigmático. Es llamativo por los montos y hay muchos más. Los deportistas quieren contratar al mejor entrenador, al mejor masajista, al mejor psicólogo… Después dejan sus temas financieros en manos de un amigo o conocido de la familia, por una cuestión de confianza, pero que no tiene los conocimientos y hay un gran problema. Gente inescrupulosa que se aprovecha, es otro tema y hay quienes quieren ayudar con la mejor intención, pero no saben o tienen plena ignorancia. El amigo de la infancia de tal tenista o de tal futbolista es el abogado y por ahí no tiene el roce internacional o la experiencia y por no saber, lo lleva a una situación delicada. No paga impuestos, arma estructuras que no sirven y toda una serie de cosas.
¿Cómo analizás la situación de Lio Messi, que tuvo que enfrentar a la justicia española?
Lío armó una estructura para proteger su marca de una manera muy rudimentaria, sin tener la sustancia, sin pensarlo mucho. Con la mejor intención, pero sin el asesoramiento correcto, terminó en un juicio en España y en las multas que tuvo que pagar. Estimo que después de eso fueron más precavidos, aunque hubo otros errores que se mencionaron en la prensa. La sensación es que Lio no presta demasiada atención a los temas legales, contables, financieros, que descansa en que tiene una marca fuerte y genera muchos pesos. Con ese patrimonio nadie va a quebrar, no va a ser su caso. Uno ve desde afuera que podría manejarse de otra manera para maximizar lo que tiene y minimizar mucho más lo que paga.
¿Cuándo vendrás a Argentina?
A fines de abril, viajo para presentar mi trabajo en la Feria Internacional del Libro, ver clientes, dar clases y demás. También iré a Neuquén para hacer unas presentaciones y después sigo para Europa. El resto del año me quedo por Estados Unidos.
¿Qué sentís cada vez que aterrizás en Ezeiza?
Soy profundamente argentino, amo mi país, estoy al tanto de todo lo que pasa. No me fui enojado de Argentina ni tengo malos sentimientos. Me gustaría poder ayudar, me da mucha tristeza. Allí viven mis padres, mi hermana, mis amigos y veo que ellos están bien, por suerte. Pero pasan muchas insatisfacciones. Es una mezcla de alegría por estar cerca de la familia y tristeza, porque Argentina es como una persona que está en una adicción, que recae y no puedo ayudarlo.