“Existen eternos reclamos que venimos haciendo desde el sector empresario, como mejorar el sistema tributario y el régimen laboral pero nada de eso se tocó”, afirmó Diego Príncipi, presidente de MADEXA, Secretario General de la Confederación Económica de la Provincia de Buenos Aires (CEPBA) y vicepresidente del área de Industria de la Cámara de La Plata Oeste (CALPO).
En el marco de la apertura de importaciones, persistente recesión y las tensiones que genera el año electoral, el empresario analizó la situación del sector en Ser Industria Radio. Hizo hincapié en la necesidad de revisar los costos internos para mantener la competitividad.
Príncipi consignó que “desde la dirigencia empresarial no nos oponemos a competir, pero con la cancha inclinada se hace muy difícil” y explicó por qué es difícil competir con productos chinos.
Sostuvo que la industria transita una etapa de reacomodamiento de costos, aunque algunos formadores de precios y sectores cuasi monopólicos, no accedieron a ajustar sus estructuras. Asimismo, aseguró que hay optimismo en el sector que siempre espera “pequeñas señales de reactivación”.
¿Cómo vive la industria este momento?
En líneas generales la industria en su conjunto está atravesando una crisis, con algunos y espasmódicos efectos de mejora en ciertos periodos, quizás de la mano de determinados rubros que no han acusado recibo de esta situación. Energía, petróleo y minería, son cadenas de valor que reciben grandes inversiones y van arrastrando a proveedores, empresas de servicios y demás. El reajuste del tipo de cambio de diciembre del 2023, le puso una cuota de sinceridad a la situación cambiaria y hoy, en líneas generales, transitamos un reacomodamiento de los costos. Algunos sectores aún se resisten, el año pasado era más tangible esa resistencia, básicamente por el elevadísimo nivel de stocks que había en el mercado. Después, ciertas políticas de aquellos formadores de precio y sectores cuasi monopólicos en la provisión de determinados elementos de la industria, no accedieron a ajustar sus estructuras de costos y nos siguen generando aguas abajo, una estructura de costos distorsionada, que entiendo que tibiamente comienza a recibir una influencia de la apertura a las importaciones. En algunos casos, esto trae aparejadas algunas ventajas, para el consumidor debería ser así. Me parece perfecto traer productos de mejor o igual calidad a menor costo que comienzan a dinamizar un poco la economía Desde luego, siempre alguien sale afectado. Desde la dirigencia empresarial no nos oponemos a competir, pero con la cancha inclinada se hace muy difícil.
Sobre todo frente a quienes producen en gran escala…
Si, pero además contra productos que sabemos que a lo mejor provienen de países donde no tienen las regulaciones y la carga impositiva que tenemos nosotros. Estamos de acuerdo en que necesitamos contener la inflación y mejorar el poder adquisitivo de la gente. Pero se está provocando un shock, cuando aún existen eternos reclamos que venimos haciendo desde el sector empresario, como mejorar el sistema tributario y el régimen laboral pero nada de eso se tocó. Falta un montón Había que atender situaciones de mayor urgencia, pero nos preocupa la alta concentración en medidas que apuntan a la macro y aún en la micro no se ha tocado nada.

De todos modos, más allá de los servicios de courier, al ciudadano todavía no le llegan esos beneficios…
Realmente todavía no y no se entiende por qué un país productor de alimentos, tiene estos costos. Si comparamos con los precios de otros países estamos casi en igualdad de condiciones. Pero nosotros somos productores de alimentos. Y así podríamos hacer una lista extensa de cosas que no pueden ser tan costosas. Hablo de medicamentos, cosméticos, artículos de higiene personal, de limpieza… Si cotejamos con otros países, incluso del primer mundo, nos están matando. Y hubo un erosionamiento del poder adquisitivo del ciudadano argentino muy silencioso y a largo plazo. En ese reacomodamiento, en cosas esenciales, todavía no veo que haya una convergencia a la baja notable. Nuestro mercado es chico, hay que tenerlo en cuenta. El 50% de la población está bajo la línea de pobreza, entonces se produce para la mitad, los volúmenes no terminan siendo atractivos. Y después, claramente, es discutible la política de ciertos formadores de precios. Entiendo que esto no es prioridad para el gobierno y creo que no lo va a ser ni siquiera más adelante, dado que comulgan con la idea de que el mercado tiene que autorregularse. Veremos si eso sucede.
Mucho se habla de optimizar los costos internos de cada empresa. ¿Por dónde se encara?
Nosotros apelamos a hacer una revisión completa. En especial sobre el ABC de insumos y materias primas con las que operamos y se entra en una tensa negociación que se hace muy extensa. La cuestión de los altos niveles de stocks, en nuestro caso, dado el alto componente de material importado que tenemos, dilató la convergencia a precios más competitivos. Pero pasa por un tema de negociación y explorar alternativas de previsión más económicas. Es inevitable. Eso nos llevó a corregir parte de nuestra estructura. Estamos saliendo al mercado con precios mucho más atractivos. Desde luego, también hay que hacer revisiones sobre los márgenes y acompasar a la realidad. Hoy, el nivel de demanda no es el más deseado. Esta restricción que la economía está teniendo desde hace un año y pico, muchas veces dificulta la toma de ciertas decisiones. Pero ese es el camino, el achique por donde sea, aunque no a costa de lo que sea.
Con la cancha nivelada, ¿es posible competir con China?
No hay forma, porque China tiene una política del Estado. No solo subsidian las exportaciones, sino que también, internamente, las compañías terminan exportando a precios viles, porque sacan de la ecuación sus costos de estructura, van a valor marginal. Pasa con lo que nosotros fabricamos. Yo no pago la materia prima para construir ese bien con los precios que ellos están entrando al país. Es una discusión que no vale la pena tener.

¿La apertura de las importaciones hace inviable a la industria nacional?
Vengo del mundo de la matricería. Hay bienes que desarrollar y la matricería, para producir, requiere una inversión muy elevada y un elevadísimo número de unidades para prorratear el costo invertido. No va a haber un fabricante argentino, hablo de un juguete o algo por el estilo, que haga todo un desarrollo para un producto nuevo, porque no hay pibes suficientes en el país para que compren exclusivamente ese producto y amortizarlo. Nadie pierde tiempo en evaluarlo, directamente lo trae afuera. China es una factoría a escala global. lo han desarrollado a lo largo de los últimos 30 años. Al principio no les iba bien porque no eran buenos. Hoy tienen muy buena industria, infraestructura, energía de sobra… hay niveles de calidad para todos los gustos y bolsillos. Creo que en algunas cosas podemos ser competitivos. Después, hay otra gran discusión filosófica y a veces hasta espinosa para abordar. ¿Qué rol vamos a tener en esta constelación mundial? ¿Qué vamos a ofrecerle al mundo?
¿Qué evalúas al respecto?
Vengo de la industria de agregar valor y debo ser muy preciso, porque a veces nos tenemos que plantear si las potencialidades que Argentina tiene para el mundo son productos primarios y a lo mejor fue el rol que nos tocó. En algunas cosas, seguramente tenemos habilidades de sobra para ser muy competitivos. Por ejemplo, somos grandes desarrolladores de maquinaria agrícola, podemos exportarla y podría enumerar cientos de otras actividades, como la industria del conocimiento. Estamos con oportunidades históricas que, mediante inversiones cuantiosas y a largo plazo, nos van a generar un nivel de riqueza importante. Pero la mitad de la biblioteca plantea que hay que agregar valor en origen, vengo de ese sector. La pregunta es ¿cómo empardarle al volumen de riqueza que puede generar ese tipo de actividades? Preguntémosle a Chile, qué produce y exporta. Aunque sea la tercera parte de la población de Argentina, mal no les ha ido. No estoy fomentando ese tipo de modelo, pero son discusiones que debemos tener.
¿Esa discusión se está dando entre los industriales?
Hubo algunos intentos espasmódicos, pero a veces no hay acuerdo en cuanto a qué es lo prioritario. Allá, lejos, la visión del horizonte parece ser consensuada, pero nadie quiere pagar el costo de decir “a mí no dejen de protegerme”. Ahí es donde, a veces, hace falta una intervención del Estado que, entiendo, no forma parte de la filosofía de la actual gestión nacional. Me gustaría ser parte de la discusión y aportar.
El gobierno no está abierto a ese debate ¿tampoco el Congreso?
El Congreso tampoco activa este tipo de discusiones. Creo que la agenda política converge hacia otro lado, la escala de prioridades tiene otras competencias. Y tiene que ver con esto, con la macro, con el ordenamiento de un montón de variables que venían manoseadas y distorsionadas durante décadas. No digo que está mal, pero no es suficiente para el día a día del ciudadano y eso creo que está comenzando de alguna manera, a alterar el humor social en la calle.
¿Hay un núcleo muy cerrado que no se abre a la discusión?
Creo que, en principio, eso pudo haber sido una fortaleza, blindar tu entorno para impedir que en el día a día te corran del camino. Todo eso, que pudo haber sido positivo en un momento, a la larga termina cauterizando toda posibilidad de sensibilidad en lo que pasa, en la capilaridad que necesitas en el territorio. Me parece que, en ese sentido, si saben moverse adecuadamente, este que es un año electoral, los lleve a parar un poquitito la pelota, abrirse y quizás hacer un “recalculando” para algunas cuestiones. Tengo mis serias dudas, vamos a tener que asumir que tendremos que seguir de esta forma, sin canales de diálogo.
¿Hay margen para mantener el optimismo?
Siempre estamos esperando pequeñas señales de reactivación. En líneas generales, creo que todos hemos experimentado un nivel de caída suficiente, que se apaciguó. Mientras no se perfore ese piso, entiendo que aquel que llegó hasta esta instancia, está en condiciones de capitalizar cualquier síntoma de recuperación que comencemos a experimentar. El argentino siempre encuentra herramientas para salir adelante. Y esta no va a ser una situación que dé un resultado diferente. Creo que si continuamos por esta senda, sin bajar los brazos, posiblemente salgamos adelante.