En la última botadura realizada en el Astillero Federico Contessi, el presidente de la empresa, Domingo Contessi, anunció el inicio simultáneo de siete buques de pesca, renovando el optimismo de todo el ámbito industrial.
El empresario reconoce que se trató de “una noticia atípica, fruto de que hemos incrementado la capacidad instalada con la inauguración de la nueva nave industrial, durante la anteúltima botadura”. Recordó que el día en que comunicó la novedad desde la planta industrial situada en el puerto de Mar del Plata, “pudimos colocar en esa nave tres quillas de tres barcos que hoy están en plena producción”.
Al discutirse el primer proyecto de Ley de Bases, Contessi fue un activo opositor al capítulo referido a la desregulación de la pesca, que finalmente fue apartado del texto. En diálogo con Ser Industria, aseguró que esa decisión del Gobierno activó la construcción de los barcos.
Definió que la iniciativa era “tan mala” que hubiera paralizado todas las construcciones navales. Durante la entrevista, el empresario repasó los temas de actualidad de la industria. Hizo referencia al proyecto del Régimen de Incentivos a las Grandes Inversiones (RIGI), el precio del dólar, las expectativas que despierta la exploración offshore en las costa marítima bonaerense. Además estimó las fechas de las próximas botaduras.
¿Cómo marcha la producción de los nuevos pesqueros?
Es bueno decir primero que es síntoma de las ganas que tenemos de hacer y apostar a la recuperación industrial del país, a pesar de las dificultades. Arrancamos estas obras en un contexto que sigue siendo de mucha incertidumbre. Las variables económicas todavía no se han acomodado y tenemos un horizonte donde vamos perdiendo competitividad mes a mes. Es complejo para presupuestar y programar obras que tienen un año de duración aproximadamente.
¿Quitar de la Ley de Bases el capítulo de la Pesca, impulsó estas construcciones?
Sí, sin lugar a dudas. Si la actividad pesquera se hubiera mantenido en la Ley, nada de esto se hubiera concretado, porque las expectativas que generaba eran tan malas que se habrían paralizado todas las construcciones. De todas formas, estamos apuntando a la renovación de barcos de Rawson. Es el puerto donde la pesca se vio menos afectada por esta crisis. Tuvieron una muy buena temporada, a pesar de los paros y conflictos sindicales. No puede decirse lo mismo del resto de los rubros de la pesca. Tanto la flota fresquera de altura como la congeladora vienen de dos años muy complicados, en la pesca, con precios de venta muy alicaídos. En esos segmentos, la renovación de la flota se enfrió bastante.
¿Por qué Rawson obtuvo resultados tan positivos?
Básicamente, porque gozan de una temporada en aguas provinciales, donde el recurso, en este caso el langostino, pero también la merluza, se mete dentro de las 12 millas y hace que la flota pueda completar su tarea en forma diaria. Durante los meses de verano, estos barcos prácticamente hacen un viaje por día y eso les da una rentabilidad muy grande. El producto es bueno porque se da con más frescura, pero principalmente tienen costos de combustible y operativos mucho menores a los de un fresquero en Mar del Plata que, para completar esa misma bodega, tarda a veces 7 o 8 días. Eso hace a Rawson uno de los puertos no solamente más productivos, sino donde más inversiones se han desarrollado. Se manifiesta, no solo en barcos, porque tienen la flota más nueva del país, sino también en plantas elaboradoras, inversiones en tierra. Realmente es la niña mimada de la pesca.
¿Los siete barcos encargados van a operar en esa zona?
No. Irán los cinco últimos que empezamos, pero los otros dos son fresqueros orientados a pescar en aguas nacionales. Uno con puerto de asiento en Mar del Plata y el otro en Comodoro Rivadavia. Son de diferentes características. En todos los casos se trata de buques de doble cubierta, embarcaciones más sofisticadas, donde se le puede dar un mejor trato al pescado y la tripulación tiene mayor confort. Los que van a Rawson tienen hasta 21 metros de eslora, mientras que los fresqueros, de aguas nacionales, llegan a 25 metros, tienen más manga y otras características.
¿Se regularizó la importación de insumos?
Relativamente. Estamos pudiendo pagar lo que ya hemos importado, lo cual es una buena noticia, porque nuestros proveedores estaban realmente muy inquietos. Pero hoy existen alternativas. Prácticamente pagando con contado con liqui, estamos al mismo valor que la importación de acceso al MULC y el Impuesto País. El importador argentino tiene un abanico de más tres opciones. No está totalmente normalizada la situación, también es justo decirlo, pero vamos camino a ello.
¿Se puede decir que hay una mejora?
Sí, la expectativa es que siga mejorando mes a mes, a pesar de que en algunas industrias implica también un riesgo o amenaza la importación indiscriminada por los aumentos de costos en dólares que ha tenido toda la industria. Es un equilibrio que se tiene que ir dando poco a poco, para poder bajar los precios de nuestros insumos y ajustar los costos industriales, que todavía no terminaron de acomodarse.
¿El valor de dólar tendría que ser más alto?
Es una polémica medio absurda que hay que plantear, de si el dólar está atrasado o no o si es el dólar de equilibrio. Lo que molesta a las industrias como la nuestra, no es tanto si el dólar está atrasado con respecto a la media histórica o no. Lo que nos molesta es saber que el dólar de hoy va a estar menos atrasado que el de mañana y que el de pasado mañana. Cuando sabemos que la inflación no va a bajar al 2% mensual de un día para el otro y nuestras autoridades anuncian que el crawling peg va a seguir en el 2% mensual, significa que mes a mes vamos a tener una pérdida de competitividad cambiaria. A nosotros, como industriales que hacemos costos, nos resulta muy difícil estimar. La cuestión es cuándo se va a estabilizar esto. Si asumo que el índice de precios mayorista va a ser la media de mis insumos locales, tengo que asumir que en este mes el costo de mis insumos en dólares va a estar cada vez más alto. O sea, todos los meses voy perdiendo competitividad. Esto realmente hace muy difícil que uno pueda cotizar un barco que se entrega dentro de un año, porque nos obliga a hacer una proyección muy compleja y a tomarnos márgenes que nos restan competitividad, hace que nuestro precio sea más alto por tener que asumir este colchón. Es una dinámica que no es normal y se tiene que corregir. No voy a entrar en el juego de decir si el dólar está atrasado o no, digo que no podemos seguir con inflación en dólares.
¿El aluvión de construcciones generó más empleo en el astillero?
Nosotros estamos permanentemente tratando de aumentar el plantel, pero lo hacemos a nuestro modo. Hace muchos años que hemos apostado al empleo joven, a la capacitación. Ahora, justamente, estamos dando inicio a un nuevo curso de soldadura, donde hay seis aspirantes. Seguimos con pasantías, actualmente trabajamos con tres escuelas técnicas. Estimo que el 70% de los pasantes, al cabo de terminar el colegio secundario, se incorporan como empleados. Hoy tenemos como nuevos empleados a quienes fueron pasantes el año pasado. Apostamos a la capacitación y a formar a la gente desde cero. Es algo que está dando muy buenos resultados.
¿Cuál es tu visión sobre el RIGI?
Me genera reflexiones un poco contradictorias o ambiguas. Por un lado, soy un convencido de que nuestro país necesita de grandes inversiones y que el esquema actual no es propicio para eso. Tenemos una carga fiscal enorme, muchísimas restricciones, antecedentes de no cumplimientos internacionales… No somos un país creíble para atraer grandes inversiones. Pero, por otro lado, la letra del RIGI no tiene precisiones respecto sobre los rubros a los que se va a orientar o cuál va a ser su impacto en la industria. En la industria nacional, eso genera no solamente temores, sino que además una situación de competencia desleal. No podemos tener un país paralelo dentro de la Argentina, inversiones que se benefician por una norma mientras las históricas que venimos manteniendo y sostienen al país, se arriesgan por otras. O unas que tengan carga tributaria y otras no. Hay que encontrar los mecanismos para incentivar las inversiones sin generar competencia desleal.
Habría una medida complementaria para la industria nacional…
A esta altura de mi vida soy partidario de apuntar a mejorar la competitividad de toda la industria, de todo el país. Me cansaron los parches, tanto del gobierno anterior como de éste. Hay que mejorar la competitividad. Argentina tiene un potencial industrial enorme y me preocupa cuando se promueven medidas de incentivos para que vengan los nuevos. ¿Qué harán con los que estamos? ¿Nos seguirán castigando? No me parece justo. Hay que encontrarle la vuelta a este equilibrio, quizás bajando un poco los plazos, bajando un poco los incentivos y mejorando las condiciones de los que ya existen, que deberían apuntar, como dice el gobierno, en el largo plazo al RIGI. Pero en el mediano plazo, podemos estar generando inconsistencias o competencias desleales que pueden afectar mucho a la industria nacional.
¿Qué expectativas genera la exploración offshore para la industria naval?
Los sueños y las ganas están. Hicimos importantes inversiones que, en parte, apuntan a abastecer el mercado del offshore. Mucho va a depender de la política industrial que se defina y de la letra chica. Guayana, Nigeria, Angola, son países petroleros que tienen explotación offshore, actividad petrolera y donde no ha habido un derrame como ha habido en Brasil o Noruega, que apuntaron más a la industrialización. Si nos preocupamos solamente por extraer y generar regalías para cubrir las cuentas fiscales, posiblemente Mar del Plata se quede más en expectativas que en concreciones. Ahora, si adoptamos una política industrial activa e incentivamos, no obligamos a las empresas que extraen a invertir en Argentina, en insumos, en barcos, creo que el panorama es realmente alentador. Lo hemos visto en Noruega, donde muchísimos astilleros especializados, primero en la construcción de barcos pesqueros, fueron mutando a la industria offshore y hoy están mutando a la industria de la acuicultura, pero nunca dejaron de trabajar. Ojalá que pueda pasar algo parecido en Argentina.
¿Cuándo serán las próximas botaduras?
Este año, ya hemos botado dos barcos, uno en enero y otro en abril. Tenemos previsto botar otros buques en julio, seguramente en octubre y noviembre o diciembre. O sea, para el 2024 estamos planificando unas cinco botaduras aproximadamente y alguna más en los primeros meses del año próximo.