En las últimas semanas creció la polémica en torno a la construcción de un puerto financiado por capitales chinos en la ciudad de Río Grande, provincia de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur. Se conoció un memorando firmado por el gobernador Gustavo Melella con la empresa Shaanxi Chemical Industry Group y la posición del gobierno nacional, expresada por el jefe de Gabinete de Ministros, Agustín Rossi, ratificando que ese proyecto no tendrá posibilidades de concretarse.
Consultado por Ser Industria Radio, el secretario de Malvinas, Antártida, Islas del Atlántico Sur y Asuntos Internacionales de la Provincia, Andrés Dachary, reconoció el interés en contar con un nuevo puerto multipropósito. Sin embargo, aclaró que “debe realizarse por una iniciativa nacional, provincial o en su defecto apalancada desde el sector privado, pero con capitales nacionales”.
El funcionario hizo referencia a los proyectos de la empresa china de una planta para la producción de agroquímicos y una central térmica. Asimismo, lamentó que debido a “una intencionalidad política extrema” desde la oposición se dijo que no se trataba sólo de un puerto, sino de una base militar. En ese sentido, afirmó que “hay muchas personas interesadas en que nuestro país no crezca, en que Tierra del Fuego no se desarrolle”.
¿Cuál fue el origen de la controversia por la construcción del puerto?
En agosto de 2022 firmamos un memorándum de entendimiento con la empresa china Shaanxi Chemical Industry Group. Es importante aclararlo porque muchos medios publicaron que el acuerdo es con una provincia. Ellos propusieron llevar adelante tres iniciativas. Una planta Industrial para la producción de agroquímicos, que implica una tremenda inyección económica, una inversión del orden de los US$ 1.300 millones. Eso puede ser muy transformador para Río Grande y toda la provincia. Además, nuestro país importa los productos que desarrollaría, con lo cual pasaríamos a exportarlos modificando la ecuación de la balanza comercial. La segunda iniciativa es la construcción de una central térmica. Hoy, principalmente en la parte de la provincia de Tierra del Fuego, que es la Isla Grande, hay tres ciudades: Ushuaia, Tolhuin y Río Grande. Cada una genera su propia energía y no existe un interconectado intraprovincial y la capacidad de estas centrales está llegando a tope. El tercero de los proyectos, era justamente la construcción de un puerto multipropósito para que esta producción que generaría la planta de agroquímicos pueda ser exportada o trasladadas hacia otra parte del país. Río Grande no cuenta con puerto. El único que hay en la isla grande es el de Ushuaia, que es multipropósito y está al límite de su capacidad.
¿Significa que la provincia dio el acuerdo para las tres propuestas?
Desde el minuto uno el gobierno provincial decidió acompañar dos proyectos. El de la planta de agroquímicos y el que tenía que ver con la central térmica. No así el puerto. Entendiendo que un desarrollo de características siempre tiene ser una iniciativa nacional, provincial o en su defecto apalancada desde el sector privado, pero con capitales nacionales. Además, en paralelo, meses antes se había presentado una iniciativa que no se había dado a conocer públicamente, no había tenido la suficiente entidad, de una empresa argentina. En este caso Mirgor, que ya hace décadas está instalada en Río Grande y produce distintos tipos de productos que son vendidos en partes distantes del país y exportados a distintos países. Justamente propusieron la construcción de un puerto multipropósito. Todo lo que vino después tuvo que ver con el trámite administrativo de la presentación en la Legislatura, el negar por gran parte de muchos espacios políticos las innumerables declaraciones del propio Gobernador, explicando esto desde hace casi un año, diciendo absolutamente esto.
¿Qué fue entonces lo que sucedió?
Se quiso presentar el tema como una sorpresa. Además obviamente con una intencionalidad política extrema, al decir que no solamente era un puerto sino una base militar. Una cosa absolutamente descabellada que ni siquiera las provincias tienen capacidad para para implementar. Exigiendo además que este tema tenga tratamiento en el Congreso de la Nación cuando el artículo 124, que regula en nuestra Constitución, solamente pide darle conocimiento. El Congreso no tiene ningún tipo de competencia sobre los acuerdos internacionales que celebran las provincias. Pero un grupo de diputados, diputadas, senadores y senadoras, pretendieron ser los nuevos abanderados de la soberanía, cuando en estos años y me animaría a decir en casi la historia política de cada uno de ellos, jamás hicieron nada por Malvinas que es la verdadera situación de colonialismo que padecemos en Tierra del Fuego. De hecho, hace dos años, una empresa inglesa quiso mejorar el puerto de Puerto Argentino. Nosotros lo denunciamos, intimamos a través de la Convención de La Haya y fuimos los únicos en hacerlo, sin acompañamiento. Por eso uno nota que hay un oportunismo político, ahora que estamos en tiempos electorales. Pero también hay un profundo desconocimiento de lo que se está hablando. Sobre todo y creo que lo más grave, una hipocresía en consonancia con esto.
¿Cuál es la importancia y la expectativa de que se concrete el puerto en Río Grande?
La expectativa es total porque es un proyecto que se complementa perfectamente con el puerto de Ushuaia. A días de asumir su primer mandato en 2019, el Gobernador planteó la necesidad de una ampliación de cien metros del muelle de Ushuaia que va a inaugurarse el próximo mes. Ahora se va a encarar la extensión de 200 metros más, pero sigue siendo chico. Ese puerto recibe todos los cruceros, todos los barcos de pesca, todos los que operan containers y todos los que van a la Antártida con programas científicos. El desarrollo de Río Grande crearía, entre 2.000 a 3.000 puestos de mano de obra sostenible con muy buenos ingresos, tan necesarios en estos tiempos. Eso, además, cambia absolutamente el tablero estratégico del Atlántico Sur.
¿Por qué?
Porque permitiría reordenar la actividad dentro de la propia Isla Grande. Me animaría a decir ya con el puerto de Ushuaia casi exclusivamente dedicado a todo lo que es la actividad de cruceros Antárticos y Bioceánicos. Mientras que el puerto de Río Grande especialmente pensado para toda la logística de traslados de containers, la pesca y la oportunidad enorme que tenemos que es la logística Antártica. Por eso es fundamental. En el fondo, las discusiones que se dieron buscan que no pase nada, no solamente con la empresa china, sino ni siquiera con la propuesta de hacerlo 100% con capitales nacionales. Hay muchas personas interesadas en que nuestro país no crezca, en que Tierra del Fuego no se desarrolle. Sobre todo, teniendo en cuenta que somos la única provincia del país que se encuentra invadida por el Reino Unido, que necesita ser un territorio pujante, creciente y en desarrollo. Estas cosas son fundamentales y también una forma absolutamente clara de hacer soberanía. Por eso lastimó mucho este debate y la forma en la cual se presentó. La intencionalidad en algunos medios, cuando desde el minuto uno de su gestión el gobernador Melella no ha hecho otra cosa que ser un defensor acérrimo de la soberanía.
¿El memorando de entendimiento firmado habla de la obra del puerto?
Sí, es lo que se firmó en agosto, estaba dentro de un paquete de propuestas por parte de las autoridades de Shaanxi Chemical Industry Group. Pero un memorándum de entendimiento es solamente una manifestación de voluntades, un interés de la empresa. En estos días, también se dijo que no se habían solicitado autorizaciones ni hablado con los organismos nacionales. Por supuesto que no se hizo porque no están desarrollados los proyectos. El memorando, de cierta manera, sirve para ratificar el interés de avanzar en algo técnico. Pero el Ejecutivo de la provincia de Tierra de Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur no tiene voluntad política para avanzar con el puerto. No porque sea China, no tenemos absolutamente ningún problema con eso. Sino porque no tenemos interés en ceder nuestra estructura estratégica a otro país, como sería en este caso el dominio o la titularidad de un puerto.
En los ámbitos internacionales se habla de una la necesidad estratégica de contar con una alternativa al canal de Panamá. Incluso se teme un posible conflicto que haga imprescindible el uso del Estrecho de Magallanes o el Canal de Beagle. ¿Les ha llegado algún tipo de inquietud al respecto?
Sí, por supuesto. Todos esos elementos geopolíticos configuran el diagnóstico del punto de partida para la realidad de Tierra de Fuego. También se suma el derretimiento del Ártico que, producto del cambio climático, está cambiando absolutamente. Esto es adelantarnos en el tiempo, cinco, diez, quince años, pero hay una nueva competencia. Hagamos el ejercicio de mirar el mundo desde el Polo Norte. Justamente para ver que será de las nuevas rutas marítimas, con lo cual todo lo que tiene que ver el cruce con el Cabo de Hornos pasa a ser la opción más realista para garantizar una conectividad marítima entre el Atlántico y el Pacífico. Por eso es fundamental nuestra presencia y no solamente eso, sino también el hecho de lo que es Antártida. Recordemos que casi el 70% de las reservas de agua dulce del planeta se encuentran en esa parte de la provincia de Tierra del Fuego. Es una reserva enorme de proteínas. En Antártida hay oro, diamantes, uranio. En el 2048 se podría revisar el protocolo de Madrid que es lo que hoy impide la explotación de recursos naturales. Entonces, cuando se conjugan todos estos elementos, se entiende la importancia y el rol que tiene Tierra del Fuego y por qué estas decisiones, absolutamente basadas en las capacidades provinciales pero ancladas en una mirada estratégica y soberana, hacen mucho ruido e intentan boicotearlas muchas personas que responden a otros intereses.