Ser Industria asistió a la ceremonia celebrada en el Puerto de Mar del Plata y entrevistó al presidente de la empresa, Domingo Contessi, quien también está al frente de la Federación de la Industria Naval Argentina (FINA).
En una luminosa mañana y ante una importante concurrencia, Astillero Federico Contessi concretó la botadura del moderno buque fresquero Huafeng 881, su construcción naval número 144.
Entre otros temas abordados, el empresario reconoció las medidas de fomento resueltas por el gobierno nacional, aunque también hizo mención a los problemas que impiden un ritmo normal de producción. Advirtió que, este año, el astillero no podrá cumplir con la meta de botar seis barcos.
¿Cuáles son las sensaciones que surgen ante una nueva botadura?
Cada botadura es un privilegio, una ceremonia que nos permite cerrar un ciclo de producción de una manera muy emotiva. Siempre es lindo ver cómo baja un barco nuevo al agua, como empieza a navegar por primera vez. Realmente, nos sentimos ante un privilegio y en la obligación de compartirlo con el resto de la sociedad.
¿Cómo atraviesa este momento la industria naval?
Hay que poner las cosas en contexto. Si uno se queja mucho, parece que está siendo desagradecido con las medidas que se adoptadas y yo pienso todo lo contrario. Repito mucho que, gracias a las políticas de fomento a la industria naval implementadas, estamos frente a esta realidad. Pero, al mismo tiempo, nos da pena no poder aprovechar nuestro potencial a pleno. La coyuntura es muy compleja, por la restricción a las importaciones, la problemática de costos internos que tenemos… Especialmente en relación a los insumos importados que debemos adquirir localmente.
¿Esto se debe a la demora para importar insumos?
El problema más grave que está generando el tema de las restricciones a las importaciones, no es tanto la demora que podemos tener en algún insumo. Es el hecho de no poder comprarle al proveedor local un insumo importado, porque los precios que se están manejando son disparatados. Es lo que más afecta a la economía, a las empresas y a los costos de las empresas. Lamentablemente esta situación nos hace ralentizar el proceso de producción. Nosotros teníamos previsto botar 6 barcos en 2023 y no podremos lograrlo. Serán, a lo sumo, 3 o 4. Es un dolor grande, porque nos gusta mostrarles a las autoridades, a la sociedad, a los amigos, que somos una industria productiva, que está a la altura de las circunstancias. A veces el contexto no nos permite serlo.
Se ven muchos barcos a ritmo de producción lento…
Un año atrás, teníamos barcos en un estado más avanzado. Lamentablemente estamos un poquito atrasados por lo que decíamos antes. Estamos trabajando en forma secuencial y no seriada. Eso también hace que el costo sea mayor, porque insume mayor cantidad de horas hombre hacer un mismo barco. Habíamos bajado, del primero al segundo buque de esta misma serie que botamos, un 15% en horas. Ahora lo volvimos a subir por las restricciones a las importaciones, por no contar muchas veces con algún insumo. Cuando vamos a buscarlo al proveedor local, tenemos que esperar que llegue del extranjero… Esto hace que las máquinas están paradas… No quiero ver todo negativo, no es todo negativo… Mucho peor estábamos en épocas donde no podíamos construir porque no nos aprobaban los permisos. Siempre creo que hay que encontrar un término medio y una situación donde haya una política industrial, pero también una situación económica que tienda a normalizarse. Necesitamos volver a tener una economía normal, si no, esto va a ser cada día más complejo.
¿Trabajan con el Estado para resolver los sobre precios que registran los insumos en el mercado interno?
Le pedimos a las autoridades que haya reuniones tripartitas entre proveedores, clientes y el Estado. Lamentablemente no las hemos conseguido. No puede ser que, si hoy me quedo sin acero naval y tengo que recurrir al mercado local, pague por el acero naval importado 4.500 dólares, cuando en el mundo cuesta 800. Es un disparate. Eso no sucede en ninguna parte del mundo. No justifico la posición de los revendedores. Me parece que es una posición abusiva y que el Estado podría hacer un poquito más para normalizar el mercado de la industria naval. Esto genera una paradoja, ya que nos lleva a importar más, a buscar en el exterior lo que antes podía comprarse en el mercado local, aunque no fuera de producción nacional. No queda otra alternativa que importarlo. Como empresa le estoy requiriendo al Estado más SIRAS, más volumen de importación para subsistir, porque si no, salgo del mercado. Un barco como el que botamos recién, lleva 200 toneladas de chapa. Si la importo, tiene un costo de 200 mil dólares, a razón de 1.000 dólares la tonelada. Si lo tengo que comprar en el mercado local, el costo es de 800 mil dólares. Significa que, en una sola línea del costeo, de más de 3500 ítems que lleva un barco, ya puedo llegar a tener una diferencia de 600 mil dólares, sobre un buque que vale 3 millones de dólares. Esto no puede estar pasando… Se entiende que el revendedor está parado sobre un stock de material importado y que no sabe cuándo podrá reponerlo. Pero es una posición abusiva cobrarlo cuatro veces más, en dólares, de lo que vale.
Hace alrededor de un año, se abrió en el país una planta para producir acero naval. ¿No abastece a la industria?
Hubo un intento de producir algo en laminados industriales. Hicimos una primera compra, pero hoy no tiene laminados industriales, ni la previsibilidad o la periodicidad que estamos necesitando. La realidad es que al horno no lo han puesto en funcionamiento hace ya bastante tiempo. Hoy no podemos contar con eso, al margen de que es una producción que seguramente va a tener sus mejoras, en términos de calidad y precio. La realidad es que hoy en la industria naval dependemos del insumo importado.
¿Qué decisiones políticas se necesitan para la industria naval?
Hay que reconocer que, en el caso de nuestra industria, este gobierno hizo muy bien al impedir la importación de buques usados que se pueden construir en el país. Pero hay grandes temas por resolver. Entre ellos, bajar la inflación, reducir el déficit, tener un tipo de cambio competitivo en el tiempo y no estas ondulaciones que descolocan completamente algunos sectores… Por ejemplo, la pesca, está atravesando una situación muy compleja por el atraso cambiario. No podemos estar esperando hasta la próxima devaluación y que todo explote por el aire. Esa lógica la tenemos que dejar en el pasado. Hay que volver a tener una economía más predecible y más lógica. Estamos pagando las consecuencias del 2021, el atraso cambiario furibundo. Si no se hubiera atrasado tanto el dólar en 2021 y 2022, posiblemente no estaríamos con esta escasez de dólares en el Banco Central. No soy economista, pero es necesario que haya un acuerdo de todos los partidos políticos para enfocarse en un crecimiento sostenido. Argentina no puede seguir con estos ciclos de crecimiento y descenso tan ondulantes.
El Consorcio del Puerto permitirá extender las concesiones a los astilleros 20 años con una opción de 10 más. ¿Implica que harán más inversiones?
Sí, aunque parte de esas inversiones ya las hemos iniciado y las vamos a seguir. La decisión es muy importante y alcanza también a los demás astilleros. Nunca tuvimos un marco de previsibilidad de 20 años como el que nos están ofreciendo ahora. Es impensable que alguien tenga una industria de este tipo, asociada a la producción de bienes de largo plazo, que requiere un montón de infraestructura y un montón de instalación edilicia, con contrato precario de cinco años. Siempre lo fuimos planteando. Fue una lucha eterna de mi padre y el hecho de que hoy, con esta administración, lo estamos logrando, nos llena de alegría.