Los robots en la industria son ya una realidad de la que cada vez es más difícil escapar. En general, las multinacionales y grandes empresas son las pioneras en introducir este tipo de tecnología en los almacenes y entre los trabajadores, aunque la innovación que supone algo tan novedoso ha permitido la creación de empresas dedicadas en exclusiva al desarrollo de los robots que en un futuro no tan lejano como parece formarán parte de la actividad diaria en una fábrica, un reparto o una ciudad.
Sin embargo, esta realidad no hace más que plantear nuevos dilemas e incertidumbres: ¿Qué cualidades reunirán los robots del futuro? ¿Cuándo se implantarán de forma masiva? ¿Qué beneficios e inconvenientes oculta su uso?
Robots de todas las formas y tamaños
Los robots empleados en el sector logístico no son siempre tal y como aparecen en las películas y, en muchos casos, ni siquiera tienen forma humanoide. Por ejemplo, Amazon emplea robots, sencillos, cuadrados y equipados con ruedas. Se parecen más a taburetes móviles que a los trabajadores humanos de las instalaciones.
Estos aparatos pesan 145 kilos pero pueden levantar hasta 340 kilos. Además, se desplazan por las instalaciones a 5,5 kilómetros por hora y se conectan por wifi para recibir órdenes desde el sistema informático de Amazon.
Por si esto fuera poco, estos robots funcionan en base a un algoritmo que adapta su ruta a la velocidad del trabajador encargado de recoger los pedidos, lo que permite que las estanterías de los almacenes logísticos de Amazon se muevan al ritmo del empleado.
Por su parte, Coca-Cola Iberian Partners presentó a finales de octubre las conclusiones del proyecto europeo Pan-Robots (Plug and Navigate Robots) en su planta vizcaína de Galdácano, que ha dado lugar a una carretilla inteligente para revolucionar la logística de naves y almacenes.
Pan Robots ha permitido una importante mejora en la seguridad mediante nuevos sensores que detectan a las personas y eliminan puntos ciegos. Además, la productividad también se ha visto incrementada a través de las mejoras tecnológicas incorporadas en las carretillas robóticas que mejoran la flexibilidad y la velocidad de la maquinaria.
Sergi Castells, de Coca-Cola Iberian Partners, indica que “participar y liderar este proyecto ha supuesto asistir al nacimiento de una nueva tecnología que cambiará por completo la filosofía actual de funcionamiento de los LGV’s en el mundo industrial. La participación de Coca-Cola Iberian Partners ha contribuido a potenciar este cambio y a ratificar nuestra apuesta por la innovación”.
Otro tipo de robot es el que propone la empresa Starship para entregar pequeños paquetes de forma absolutamente autónoma en un radio de cinco kilómetros entre el punto de carga y el de descarga. El objetivo de la empresa creada por el exfundador de Skype es lograr que éste sea el robot de reparto del futuro.
En concreto, se trata de un pequeño vehículo autónomo capaz de ir de un punto a otro sin necesidad de conductor gracias a un motor eléctrico que le permite una velocidad aproximada de seis kilómetros por hora para sus seis ruedas y una capacidad de carga equivalente a unos nueve kilos.
La intención de Starship es que este robot sea un sistema de reparto autónomo capaz de llevar hasta la puerta de casa la compra o paquetes de mensajería moviéndose por las aceras y evitando los obstáculos. El recorrido del robot sería controlado por el cliente final a través de una app que, a su vez, permite abrir el compartimento de carga.
Además, la empresa calcula que los costes de reparto se reducirían entre cinco y diez veces.
Mejoras y problemas
Hasta comprobar cómo se desenvuelven los proyectos que están por llegar al mundo de la robótica, la experiencia de algunas tecnologías que ya están puestas en marcha ha permitido obtener una primera visión de los costes que ahorran las empresas que incorporan nuevos procesos y los beneficios en cuestión de productividad.
Por ejemplo, Amazon señala que la robotización de las operaciones logísticas en grandes almacenes logísticos aumenta la eficiencia y exige una mayor cualificación del capital humano. Sin ir más lejos, Amazon prevé contratar a 170 ingenieros en los centros de Varsovia. Desde Amazon, esta combinación es definida como “sinfonía entre tecnología avanzada y trabajo manual”.
Kelvin Downes, director general del centro de Tracy, explica que “los robots nos permiten cuatro cosas básicas: primero, asistir a los empleados en su trabajo diario en una interactuación entre máquinas y humanos que permite ganar eficiencia y comodidad; en segundo lugar, permiten ganar un 50% de capacidad de almacenaje, lo que nos permite disponer de más productos más cerca de los clientes; tercero, nos permiten procesar los pedidos más rápido y reducir el tiempo entre el click y la entrega al cliente; y, por último, facilitan la creación de nuevos puestos de trabajo cualificados”.
Sin embargo, y a pesar de los beneficios laborales que ha aportado esta tecnología, la novedad y desconocimiento de su uso ha provocado que, en momentos puntuales, se hayan producido accidentes laborales fatales, como el ocurrido en verano de 2015 cuando un técnico de 21 años falleció en una fábrica de Volkswagen de la localidad alemana de Baunatal, a unos 100 kilómetros de Frankfurt.
La causa del accidente se trató de un fallo humano cuando un compañero de trabajo accionó el robot en el momento en el que el fallecido procedía a la instalación de una jaula de seguridad.
Por ello, además de solventar los problemas de seguridad y de falta de formación de los profesionales que deben compartir el espacio laboral con los robots, el desarrollo de esta tecnología implica tal complejidad que cualquier pequeño detalle es influyente en su desarrollo futuro.
En este sentido, Kay Fuerstenberg, ingeniero electrónico y coordinador del proyecto SICK AG/Pan-Robots, explica que “un ejemplo de desafío técnico es que las condiciones de iluminación del almacén son difíciles, varían mucho. Para los sistemas de cámaras constituyen un verdadero reto, pero gracias a los escáneres láser, que funcionan independientemente de la iluminación, podemos sustentar el sistema de cámaras y el resultado es mucho más fiable. Podemos trabajar de una forma muy segura”.
Entre los objetivos de los investigadores del proyecto SICK AG/Pan-Robots, destaca la competitividad del sector industrial europeo. “En los próximos uno o dos años trabajaremos en una fase de desarrollo de producto. Luego esos productos podrán introducirse en el mercado”, añade Fuerstenberg.
Desde luego, el mercado al que se dirigirá esta tecnología tiene un gran potencial, según afirman los investigadores, ya que los dispositivos automatizados solo suponen un 1% del total de ventas actuales de carretillas elevadoras en el mundo.
Robots del futuro
El proyecto europeo Pan-Robots (Plug and Navigate Robots), que finalizó en octubre de 2015 tras tres años de investigaciones, nació con el objetivo de desarrollar, demostrar y validar un sistema de automatización genérico para la logística en fábricas modernas basado en LGV’s avanzados, es decir, carretillas láser guiadas.
La idea de Pan-Robots es que esta nueva generación de LGV’s, en la que se han invertido más de cinco millones de euros, transporte material y productos en los almacenes de las fábricas con una planificación autónoma en ruta y en la navegación.
Cesare Fantuzzi, Dissemination Manager del proyecto Pan-Robots, explica que “este proyecto supone una revolución en el terreno de la logística, con el que conseguiremos más seguridad y más eficiencia”.
Por su parte, Starship pretende lanzar sus primeros robots repartidores en varias ciudades europeas dentro de un programa piloto en 2016 para probar el funcionamiento de vehículos autoconducidos fuera del área controlada de los almacenes logísticos, que es donde suele ser habitual este tipo de tecnología, y testar su comportamiento en la complicada ciudad, haciendo frente a escaleras, semáforos, robos, vandalismo, etc.
Además, Construction Robotics ha diseñado recientemente un robot que aumentará la productividad de los albañiles gracias a que es capaz de colocar hileras de ladrillos a gran velocidad.
El robot es el encargado de las tareas más repetitivas, como coger ladrillos, echar el mortero y colocar los ladrillos. Por su parte, el albañil humano se encarga de la preparación de la tarea, colocar ladrillos en puntos más complicados o retirar el mortero sobrante.
Además, el robot también es relativamente capaz de adaptarse a las diferencias que siempre se encuentran entre la realidad y el plano.
Según Scott Peters, cofundador de Construction Robotics, mientras un albañil humano puede colocar entre 300 y 500 ladrillos al día, este robot puede colocar entre 800 y 1.200 al día. El trabajo de un humano unido al de este robot equivale en productividad a tres albañiles o más.
Respecto a Amazon, la empresa ha confirmado que implantará otros 3.000 robots en dos nuevos centros logísticos cerca de Londres a partir del primer trimestre de 2016.
Al fin y al cabo, según diversas fuentes, se estima que más del 50% del personal de almacenes en el mundo será sustituido por robots en diez años, tal y como recuerda el fundador y presidente del Grupo Miebach Consulting, Joachim Miebach.
Miebach explicó en sus ponencias por Latinoamérica que los robots no humanoides ya forman parte del entorno industrial y que basta con visitar una planta de fabricación de automóviles para ver decenas de robots soldando las distintas piezas que conforman la carrocería de un vehículo.
Sin embargo, en los centros de distribución siguen viéndose un gran número de operarios manipulando las mercancías o complejos sistemas de transporte y almacenaje de paletas y cajas que poco se asemejan a robots, sustituyendo el trabajo de personas.
Tanto para picking de cajas como para picking de unidades, los sistemas automáticos y semiautomáticos están a la orden del día, pero se trata de soluciones muy complejas que, además, requieren una gran inversión económica.
Sin embargo, estas sofisticadas tecnologías para automatizar las tecnologías de almacenaje, manipulación y transporte interno de cajas o unidades y la preparación de pedidos muy pronto se verán parcialmente sustituidas por robots.
Estos robots, en lugar de tener una forma humanoide tendrán un diseño mucho más especializado de acuerdo a la función que deben acometer, y los elementos clave serán los sistemas de agarre y de reconocimiento (“las manos y los ojos”).
La implantación de robots especializados en los almacenes depende mayoritariamente de la rentabilidad económica, siendo los factores determinantes de la rentabilidad las horas de trabajo, el coste de la mano de obra y la inversión del robot.
No obstante, Joachim Miebach también remarcó que todavía no se ha inventado ningún robot capaz de copiar la mano humana con todas sus capacidades de sensibilidad y agarre, por lo que la industria de la robótica deberá trabajar mucho y mejorar los sistemas de reconocimiento, de sensores y de sujeción de sus productos.
Como cierre del bloque de robótica, Miebach comentó que el uso de robots en los almacenes provocará la eliminación de algunos puestos de trabajo, pero también generará otros relacionados con su fabricación, puesta en marcha, mantenimiento, etc.
En espera de comprobar si las afirmaciones de Joachim Miebach acaban por hacerse realidad en los próximos años, solo queda esperar que las centrales logísticas del sector logístico e industrial avancen en sus planes de renovación tecnológica con la incorporación del robot que mejor se adapte a las cualidades del almacén y necesidades de la cadena de suministro, lo que les proporcionará una clara ventaja frente a sus competidores de cara al futuro, un aumento de la productividad y una mayor eficiencia.
Nuestro futuro robotizado