Los pasados 5 y 6 de diciembre, fuimos testigos de la 65ª Cumbre de Presidentes de los Estados Partes del MERCOSUR y Estados Asociados, celebrada en Montevideo (Uruguay), en cuyo marco tuvo lugar la Reunión Ordinaria del Consejo del Mercado Común. En la misma los países que integran el bloque –Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay, sin Venezuela que se encuentra suspendida-, y la Comisión Europea anunciaron, luego de más de dos décadas de negociaciones, la conclusión de las negociaciones de un Acuerdo de Asociación entre las dos regiones. Resta aún la traducción, la revisión legal y finalmente la firma.
Teniendo en cuenta los avances logados en el año 2019, el MERCOSUR y la Unión Europea viene trabajando desde 2023 en un intenso proceso de negociaciones con el objetivo de ajustar el Acuerdo alcanzado en aquel momento a los desafíos que se encuentran a nivel nacional, regional y global.
Dentro de las últimas modificaciones incorporadas o readecuaciones al texto alcanzado en el año 2019, se destacan las siguientes según disciplinas comerciales:
1. La inclusión del Acuerdo de París como un elemento esencial del acuerdo. Ello permitirá la suspensión del Acuerdo de Asociación si una Parte abandona el Acuerdo de París y también si deja de ser parte “de buena fe”, es decir, si socava dicho instrumento desde dentro.
2. Nuevos compromisos en materia de comercio y desarrollo sostenible. Al capítulo sobre comercio y desarrollo sostenible del Acuerdo de 2019 se le anexa uno donde se incorporan los nuevos compromisos en materia de deforestación que las Partes se comprometen a adoptar para hacer frente a la misma a partir de 2030. Además el anexo incluye también compromisos sobre: Comercio y empoderamiento de las mujeres; Desarrollo de cadenas de suministro sostenibles (incluso en los campos de la energía y la transición ecológica); Disposiciones para promover el comercio de productos sostenibles y productos que ayuden a conservar la biodiversidad y los medios de vida de los pueblos indígenas; Reafirmación de los compromisos de la OIT, con prioridad para abordar el trabajo infantil durante la implementación; y Cooperación y compromisos para apoyar a los países del Mercosur en la facilitación de la implementación del Reglamento sobre Deforestación de la UE.
3. Canastas de desgravación arancelaria: En el caso de los automóviles con motor de combustión interna, queda igual a las previsiones de 2019, ya que la liberalización total se lleva a cabo en un plazo de 15 años, incluido un cupo temporal para las importaciones existentes con aranceles más bajos. En el caso de los vehículos eléctricos, el período de transición inicial para la liberalización lineal total (15 años) es más largo (pero solo 3 años más), compensado por un nuevo recorte más profundo al entrar en vigor, del 35 al 25 % el primer día, lo que mejorará inmediatamente la competitividad de las exportaciones de la UE. Se incorpora un cupo adicional de 1500 toneladas de carne de cerdopara Paraguay debido a su condición de país en desarrollo sin litoral. En torno al Biodiesel, también se le concede a dicho país mediterráneoun cupo adicional de 50 000 toneladas.
4. Salvaguardias para automóviles. Se prevé la aplicación de medidas de salvaguardia sujetas a un mecanismo de activación flexible en comparación con otros bienes. Se podrán imponer dichas medidas por un máximo de cinco años, en lugar de cuatro años. Además, el acuerdo garantiza que las exportaciones de los tres años anteriores a la introducción de una medida de salvaguardia sigan beneficiándose de tipos preferenciales según los tipos establecidos en el acuerdo.
5. Aranceles de exportación. Al igual que en 2019, en el caso de Argentina, Uruguay y Paraguay, el acuerdo desmantela por completo o fija en cero los impuestos a la exportación de todas las materias primas y de los bienes industriales. También reduce los impuestos a la exportación de los bienes agrícolas (Argentina) o los elimina (Uruguay, Paraguay y Brasil). En el caso de los bienes industriales, Brasil ha fijado en cero importantes materias primas necesarias para la diversificación de la UE (níquel, cobre, aluminio, materias primas de acero, acero, titanio).
6. Compras públicas. Una serie de disposiciones incorporan tres principios básicos: no discriminación, transparencia y equidad. En cuanto a los cronogramas de acceso al mercado, en comparación con 2019, la UE otorgó a Brasil algunas flexibilidades, pero a cambio de una cobertura sustantiva adicional de la contratación pública a nivel subfederal; al igual que Brasil, la UE también excluyó al sector de la salud.Respecto de Argentina, la UE acordó flexibilidades de menor alcance y reciprocó varias exclusiones en el sector de la salud.
7. Derechos de propiedad intelectual, incluidas las indicaciones geográficas. Se realizaron modificaciones menores en el texto sobre derechos de autor. La UE y el Mercosur también acordaron que algunos de los derechos otorgados a los organismos de radiodifusión fueran opcionales y sujetos a reciprocidad.
8. Mecanismo de reequilibrio. Con arreglo a este mecanismo, si una parte considera que una medida de la otra parte anula o menoscaba sustancialmente sus beneficios en virtud del acuerdo, puede pedir a un grupo especial que se pronuncie sobre esta cuestión. Sólo en caso de que el grupo especial confirme una anulación o menoscabo sustancial, la parte reclamante podrá adoptar medidas de reequilibrio.El mecanismo de reequilibrio sólo se refiere a los efectos comerciales de medidas que el reclamante no podía haber previsto cuando se cerró el acuerdo.
9. Cláusula de revisión. La nueva cláusula de revisión permitirá a las partes negociar modificaciones sobre los elementos que les interesen. La primera revisión se realizará tres años después de la entrada en vigor del acuerdo.
10. Protocolo de cooperación. Se reitera el compromiso de las Partes de entablar asociaciones de cooperación con el objetivo principal de facilitar la aplicación del Acuerdo UE-Mercosur. Ayudará a las Partes a aprovechar al máximo las posibilidades que ofrece el acuerdo y a abordar los posibles efectos adversos sobre los sectores económicos y las industrias vulnerables.
De las actualizaciones realizadas al Acuerdo se desprende la importancia que le asigna la UE a los compromisos ambientales, volviéndose estos más estrictos para combatir la deforestación, especialmente en zonas críticas del Amazonas, así como también al promover inversiones en energías renovables por parte de empresas europeas en los países del MERCOSUR. En razón de la apertura comercial, se incorporan plazos de desgravación más flexibles para productos sostenibles, dándose acceso preferencial al mercado europeo para productos agrícolas del MERCOSUR bajo estándares de sostenibilidad. Al mejorarse el mecanismo de Resolución de Disputas, proponiéndose la creación de un panel bilateral para resolver conflictos comerciales y monitorear el cumplimiento de estándares laborales y ambientales.
El nuevo Acuerdo beneficiara a los Estados Parte del MERCOSUR, al brindarle un mayor acceso al mercado europeo, sobre todo de los productos agrícolas como carne bovina, soja y frutas tropicales que tendrán menores restricciones, lo que impulsará las exportaciones.
De igual modo, el acuerdo reduce la dependencia de mercados asiáticos como China, equilibrando las relaciones comerciales globales y favorece el acceso a fondos europeos para proyectos de desarrollo verde, especialmente en energías renovables y reforestación; a su vez promueve incentivos para modernizar industrias y adaptarlas a estándares internacionales, potenciando su competitividad en mercados globales.
Puntualmente para la Argentina, se espera que el acuerdo fortalezca el acceso al mercado europeo, especialmente de carne bovina y productos agrícolas, al preverse una mayor cuota de exportación libre de aranceles hacia la UE, beneficiando a sectores clave como carne, vino y aceites. Asimismo, se promueven las certificaciones de calidad, a través de las denominaciones de origen, que valorizan los productos argentinos en Europa.
Se promueve igualmente, el acceso a tecnología y al capital verde, al preverse posibilidades de financiamiento para proyectos de energía eólica y solar en la Patagonia y otras regiones estratégicas, sumado a la modernización de la infraestructura logística, aplicado a puertos y transporte, previéndose la reduciendo costos de exportación. Se espera igualmente la integración de las PyMEs argentinas a cadenas de valor con estándares sostenibles, buscándose promover exportaciones de mayor valor agregado y apostando a la diversificación comercial, fortaleciendo vínculos con un socio estratégico como la UE.
Sin embargo, el acceso a los mercados europeos no será automáticos, sino que los productores deberán certificar conforme estándares internacionales, sobre todo en materia ambiental y laboral que implicarán nuevos costos para las empresas argentinas, sumado a la competencia interna en sectores menos competitivos que podrían enfrentar desafíos frente a importaciones europeas.
En resumen, el acuerdo revisado de 2024 representa una oportunidad para Argentina de fortalecer su agroindustria, diversificar mercados y acceder a inversiones sostenibles, siempre que se implementen políticas que mitiguen los desafíos asociados.
De todos modos, para la entrada en vigencia del acuerdo, se requieren una serie de pasos que lleva su tiempo. Así, por la parte europea se requiere el paso por el Parlamento Europeo, que analizará, entre otras cuestiones, si las cláusulas de sostenibilidad, comercio y derechos laborales cumplen con sus estándares y por el Consejo Europeo, donde los Estados miembros de la UE también deben aprobar el acuerdo.
Por parte del MECOSUR, cada país del bloque -Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay- debe ratificar el acuerdo a través de sus parlamentos nacionales, lo cual puede complejizarse si hay cambios de gobierno o resistencia política. A ello se suma que las reformas introducidas recientemente que incluyen cláusulas adicionales de sostenibilidad, aún requieren de consenso sobre la implementación práctica de estas disposiciones.
Algunos puntos que continúan en debate son los mecanismos de monitoreo ambiental que ponen su foco en cómo garantizar el cumplimiento efectivo de los compromisos, y las compensaciones económicas, vinculadas a medidas para apoyar a los sectores afectados por la competencia. A lo anterior se adiciona que el acuerdo debe pasar por una última revisión técnica para asegurar coherencia entre las versiones aprobadas por ambas partes y se necesita una traducción certificada a todos los idiomas oficiales de la UE y los Estados parte del MERCOSUR.
Hasta que todo eso ocurra, deberíamos seguir adecuando a las industrias nacionales para poder competir con los productos europeos que llegarán a los territorios de los países que conforman el MERCOSUR.