“Esta guerra funciona como un disparador para decidir que Europa no dependa del gas ruso”

14 marzo, 2022

El director de Nuevos Proyectos Regionales de Cinergia, Pablo Alberio, analizó la situación del mercado energético global a partir de las sanciones económicas que Estados Unidos y varios países europeos impusieron a Rusia por la invasión a Ucrania.

En diálogo con Ser Industria Radio, el directivo de Cinergia se refirió a las posibilidades de que el viejo Continente deje de consumir el gas ruso. También habló sobre el papel y el desarrollo de alternativas, como las energías renovables.

Además, explicó por qué la guerra desatada en territorio de Ucrania puede ser una oportunidad para que Argentina se convierta en una fuente de suministro de gas natural licuado. En ese sentido, reiteró que, en materia de desarrollo energético, nada se hace en el corto plazo.

¿Cuánto depende el mundo del petróleo y el gas que produce Rusia?


Rusia tiene muchos gasoductos que la conectan tanto a China como a Europa y la mayor dependencia se verifica por el lado del gas natural que puede no tener sustituto si corta el suministro. El petróleo también impacta, pero hay fuentes de reemplazo.


Más allá de los hogares, ¿qué sucedería a nivel industrial si Rusia cortara el suministro de gas?


El daño podría superar el nivel industrial. Por ejemplo, en Alemania el 49% del consumo se abastece de Rusia. Entonces, si se corta el gas, el daño va superar el segmento industrial. Finlandia está muy cerca del 100% de dependencia. Italia también tiene un porcentaje alto y otros países están en la misma situación. Ya sea que los rusos corten o que los países europeos decidan no importar más, va a ser un problema muy grande.

Más allá de Europa, ¿cuál sería la repercusión global?

Estos días se han verificado los precios del LNG que tocaron los 100 dólares el millón de BTU. Eso está muy por encima del valor del gasoil, del fuel oil, lo que muestra que no hay combustible de reemplazo para el gas natural que Europa siente que dejará de recibir de Rusia. ¿Hasta dónde puede llegar el impacto? No se sabe. Va a depender de cómo siguen las relaciones entre Europa y Rusia. Europa, durante los meses de verano, tiende a stockear tanto en las plantas de LNG, como en los almacenamientos subterráneos para afrontar el invierno. Todo va a depender de cómo siga la guerra y la evolución de los precios.


El plante europeo de reemplazar la dependencia del gas ruso ¿puede avanzar?


Rápido no va a ser. Dejando de lado los contratos vigentes entre Rusia y el resto de Europa, hace falta infraestructura de plantas de regasificación. No tengo claro como es la infraestructura de gasoducto, que en Europa es muy extensa y es una malla muy grande. Dejar de traer gas de Rusia y hacerlo desde otro lugar, obliga a adecuar gasoductos y no se puede hacer de un día para el otro, hablando solamente un reemplazo de gas contra gas. Se podría intentar que la generación a partir de fuentes renovables gane más espacio o mismo Alemania, que había hecho un shuts down de plantas nucleares, vuelva a tener energía nuclear.

Ya hay ambientalistas que hablan de volver a utilizar el carbón…


En escasez y si un país enfrenta una situación de corte, no van a decir “no podemos quemar carbón”. Se me ocurre que van a quemar carbón antes que afrontar la situación de corte. Es un tema muy geopolítico. Hay que ver cómo se sale y cuáles son las decisiones que se toman, que irán de la mano de la evolución de la guerra. En la medida que no se corte el flujo de gas, no va a hacer necesario recurrir al carbón. Pero sin dudas, esta guerra funciona como un disparador para decidir que Europa no dependa del gas ruso. La solución la van a buscar por múltiples lugares y uno de ellos van a ser las energías renovables.


¿Esta complejidad puede traer algún perjuicio a la Argentina?

El perjuicio es lo que se está viendo con estos precios de LNG, que tocaron 100 dólares el millón de BTU. Claramente va a impactar en la balanza económica argentina dependiendo de la cantidad de barcos que compre el Gobierno para afrontar el invierno y a qué precios pueda cerrarlos. El impacto económico va a estar. Eso es fácilmente medible. Contra los 8,5 dólares que se pagaba el LNG en el 2021, este año estamos hablando, podría hacer una simulación, de 20, 30, 50, 60 o 100 dólares. Algunos cálculos hablan de un impacto superior a 4000 millones de dólares, teniendo en cuenta la cantidad de LNG que necesita Argentina. Recordemos que Bolivia no está pudiendo entregar los mismos volúmenes del año pasado, con lo cual desde el vamos hace falta entre 4 y 7 millones de metros cúbicos por día para reemplazar al gas boliviano, que tampoco puede ser traído en su totalidad desde la cuenca neuquina por una cuestión de capacidad de transporte. Por otro lado, en función de cómo quede la hidraulicidad, también tiene un límite la cantidad de combustible líquido que puede consumir el mercado eléctrico. No todo es reemplazable por gasoil y fueloil. Por último, los volúmenes que garantiza el Plan Gas a las distribuidoras, pueden no alcanzar en días de pico de frío. Sí o sí es necesario importar LNG. Después dependerá si tenemos un invierno benévolo, pero el LNG no se compra de un día para el otro, se tiene que planificar con tiempo y Argentina en no mucho más tiempo. En el corto tiempo deberá definirse cuántos barcos se van a importar durante el invierno.


¿Este panorama acelera el desarrollo de energías limpias en nuestro país?


Sí, totalmente. Además, sería una oportunidad también de largo plazo para que Argentina se convierta en una fuente de suministro de LNG. Se sabe que es muy costoso y requiere una inversión grande instalar una planta de LNG. Está el proyecto original en Bahía Blanca. Es una oportunidad de mostrarse como una alternativa de suministro.


¿Cuál de las energías renovables sería más fácil de desplegar?


La solar es la más rápida de instalar, sobre todo para proyectos chicos. Tengamos presente que en el tema de energía siempre se piensa en el largo plazo. Si la fecha de la guerra tuviera vencimiento en diciembre de 2022, nadie podría hacer nada. En menos de un año, no se puede hacer nada. Un ejemplo es el gasoducto de Vaca Muerta que se anunció hace poco. Claramente sería una solución a los mayores precios de LNG que tiene que afrontar Argentina, pero va a estar con mucha suerte el año que viene. Seguimos siendo dependientes de la importación de LNG y de utilizar combustibles líquidos, se va a verificar un aumento permanente en el caso de la electricidad del costo medio que CAMMESA paga la energía. Va a haber grandes usuarios que van a decir “hagamos un contrato de renovables, que se fija un precio mucho más abajo que lo que va a ser este año el precio de energía”. Pero si los precios se mantienen en los órdenes que está el Plan Gas, si se construye el gasoducto y de alguna manera se deja de consumir líquidos o importar LNG, la competencia va a seguir siendo la misma de hoy, que tiene precios equivalentes. Pero en una situación de precios de combustibles altos, sin dudas se pueden favorecer las renovables.

¿Cómo ves a la Argentina en cuánto a las renovables y todo lo que las rodea?


Lo que es energía solar fotovoltaica, mayoritariamente todo es importado. La fabricación de los paneles y los trackers no se hacen en Argentina y no pareciera algo en lo que vayamos a ser competitivos en su producción. Respecto al molino, también somos importadores, pero ahí ya hubo desarrollos locales, al menos para construir torres, aunque, en general es tecnología importada. Cinergia es miembro de la Cámara Argentina de Energías Renovables (CADER) y hay un montón de empresas que están tratando de desarrollar genuinamente soluciones para este mercado, en las que podamos ser competitivos. Vuelvo al ejemplo de los paneles, no creo que haga sentido que en Argentina se trate de fabricar paneles a gran escala por el tamaño de nuestro mercado, por la eficiencia que tienen las empresas que lo fabrican afuera. Hay otros aspectos en los que se puede intentar ser competitivo y muchas empresas tratando de serlo.

¿Podemos esperar que este desarrollo siga creciendo a buen ritmo?


Va a seguir creciendo. Hay un cronograma de ingreso de proyectos de RenovAr y del MATER (Mercado a Término de las Energías Renovables) que está siguiendo su curso, algunos se han bajado. Pero hay otros que siguen y van entrando. Hay licitaciones de prioridad de despacho para lo que es mercado a término en la cual, por ejemplo, hace unas semanas se presentaron 2800 megas de los cuales se van a terminar asignando 150 en el corredor Buenos Aires Patagonia y 250 en el corredor Centro- Cuyo- NOA y la licitación anterior, aproximadamente 400, 500 megas habían quedado asignados de prioridad de despacho, Con ello, en uno o dos años, deberían estar construidos y aumentando el porcentaje de participación.

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