Las fotos de los camiones militares transportando cadáveres en la región de Bérgamo, en Italia, van a quedar como uno de los testimonios más escabrosos de la pandemia de Covid-19.
Es el claro ejemplo de la ignorancia de la amenaza, de medidas tardías, de la incompetencia generalizada que permitió continuar el trabajo a riesgo de la vida.
En la Argentina, las decisiones se tomaron temprano, en particular la declaración de la cuarentena: así se salvaron vidas y se ganó un tiempo esencial para la puesta a punto del sector salud. Estamos “aplanando la curva”.
Ahora, el Gobierno Nacional flexibiliza la cuarenta por Provincias y por sectores, lo que está bien. En ese sentido, es necesario considerar una posibilidad que no ha sido mencionada hasta ahora.
Hablo de permitir el funcionamiento empresario a través de la aplicación de estrictos protocolos sanitarios por empresa.
Significa asegurar el transporte de los trabajadores de forma segura, la desinfección de la planta, la protección del personal a través de sistemas sanitizantes, con permanente distancia social, e incluso la realización de tests que permitan prevenir cualquier tipo de contagio. Luego, del trabajo al hogar.
Esta idea permitirá la reapertura de empresas de modo seguro y responsable, en cualquier zona geográfica del país. Privilegia la relación entre la empresa y el primer nivel de poder institucional, que es el municipio.
Es un plan que se debe aplicar en articulación con cada Intendente, previa validación del protocolo y con sistemas claros de supervisión y control.
Este enfoque permite que sector privado y sector público sean complementarios. Son muchos los trabajadores y las empresas que lo precisan, dado que permite retomar la creación de riquezas de modo seguro en lo sanitario.
Con el regreso de la actividad, el Estado tendrá ingresos fiscales y los trabajadores salario genuino, con el reaseguro de la cadena de pagos basada que provoca la puesta en marcha de cada cadena productiva.
Hablo de vivienda, por supuesto, pero también de la obra pública, de las automotrices, de las grandes industrias que no pueden vivir, tampoco, sin una red de proveedores Pyme. Cada empresa aplicando el protocolo.
Porque al mismo tiempo que se combate al virus, es fundamental repensar la sociedad que queremos mañana: más justa y más próspera. Por eso mucho de lo hagamos hoy definirá en gran medida el país que seremos cuando termine la pesadilla.
*Por Carlos Molinari. Vicepresidente Ejecutivo Developers & Builders Alliance. Cámara internacional de Desarrolladores Inmobiliarios