Dirigentes gremiales denunciaron “presiones” y dejaron abierta la posibilidad de realizar paros y movilizaciones, que podrían derivar en una huelga general de varios sectores para la segunda quincena de mayo.
El Gobierno dio a conocer a los gremios oficialistas, a través del ministro de Trabajo, Carlos Tomada, su deseo de que las paritarias tengan un “techo” alrededor del 25% y desató una fuerte polémica al interior del sindicalismo kirchnerista y rechazo de las centrales opositoras.
En ese sentido se pronunciaron el secretario general del Sindicato de Choferes de Camiones, Pablo Moyano, y el jefe del gremio de Empleados de Comercio, Armando Cavalieri, quienes criticaron el tope de ajuste salarial que pretende el Gobierno.
Desde la Casa Rosada, el ministro del Interior y Transporte, Florencio Randazzo, pidió ayer que en las paritarias se busquen acuerdos “razonables” entre empresarios y trabajadores para lograr un aumento de salarios “conveniente para ambos”. El opositor Moyano aseguró que “nadie puede negar la inflación ni el impuesto a las Ganancias” en relación al impacto en el salario y que su gremio “no va a firmar un aumento por menos de 33%”.
“Le imponen una barrera al salario, un tope al crecimiento y la capacidad de negociar”, disparó el oficialista Cavalieri. En este clima de tensión varios gremios oficialistas retomarán esta semana las discusiones: el de Comercio, el de Aceiteros y la Unión Obrera Metalúrgica, que conduce el jefe de la CGT afín al gobierno, Antonio Caló.