Tres títulos de noticias de fines de junio parecerían inconexos: “Argentina 2 – Nigeria 1”; “Prefectura recibe patrulleras israelíes” y “Desempleo y déficit son alarmantes”.
Dieciocho meses atrás el ministerio de Seguridad contrató, sin licitación, a Israel cuatro lanchas patrulleras fluviales por la exorbitante cifra de 49 millones de dólares. El sector industrial naval se supo traicionado, ya que estaba negociando su construcción en el país, con sobrada capacidad, diseños a medida, precios muy inferiores y tecnologías equivalentes.
Nadie respondió a las denuncias del muy inadecuado diseño: son lanchas marítimas, no fluviales; su armamento excesivo es un riesgo para las poblaciones ribereñas; el casco genera una estela que erosiona las costas del Paraná; son muy pocas unidades para tan larga extensión.
Tampoco nadie respondió a las preguntas por el sobreprecio. Muchas más embarcaciones y más adecuadas podrían haberse construido en el país con el mismo presupuesto. Se denunció que Argentina pagó el doble que Nigeria por las mismas embarcaciones (Argentina 2, Nigeria 1).
Así se perdieron 572 empleos, 11 millones de dólares de recursos fiscales y el doble en divisas externas y se confirmó una antigua tradición marinera nacional: Prefectura nunca compró un barco en el país, importó siempre y en forma muy inconveniente.
* Raúl E. Podetti, ingeniero naval, ex vicepresidente de la FINA. Co autor del libro “Industria Naval Argentina- 100 años”