La crisis energética que enfrenta Argentina tiene una solución que empieza con la construcción del gasoducto Néstor Kirchner, que conectará Neuquén con Santa Fe. Al respecto, el country manager del NCS Multistage, Luciano Fucello, puso énfasis en plantear por qué se esperó a estar en una situación límite, para encarar una obra que además de abastecer al mercado interno, permitiría exportar gas.
En diálogo con Ser Industria, el fundador de Contactos Energéticos, dio su opinión sobre la XIII Expo Oil&Gas que realizó el Instituto Argentino de Petróleo y Gas en La Rural, destacando la necesidad que el sector tiene de socializar y ver cuáles son las perspectivas.
Analizó el impacto de la invasión de Rusia a Ucrania en la provisión de energía a nivel global. Remarcó que, para invertir y desarrollar la industria de hidrocarburos, se necesitan reglas claras y estabilidad. También se refirió al desarrollo de la exploración offshore en las costas de la provincia de Buenos Aires.
¿Cuál es tu balance de la edición XIII Expo Oil & Gas?
Creo que fue un éxito. Después de más de dos años de pandemia la gente tenía ganas de venir a socializar, de ver las perspectivas. Somos una industria que viaja, el petróleo está por todos lados. Parte de la cultura es socializar. Vi muchas empresas nacionales, faltaron las de servicios internacionales. La industria metalmecánica es la que más se ha desarrollado por una cuestión de que es la que pudo reemplazar más rápido las importaciones, esto pudo observarse. También hubo mucha presencia de las provincias, estaban Neuquén, Mendoza, Chubut… Tuvimos las visitas de los ministros a nuestro stand y ellos nos decían que nunca habían recibido tanto interés por parte de la gente por ver qué están haciendo. Me pareció muy positivo eso. La próxima será la Expo AOG en septiembre, en Neuquén.
¿Cómo impactó en esta industria la invasión rusa a Ucrania?
Tuvo un impacto enorme. Rusia es el segundo exportador de gas del planeta, después de Estados Unidos. Habrá que reemplazarlo por otra cosa. Vimos el impacto en el precio del petróleo. El precio del LGN se multiplicó por 5, 6. Es una distorsión, pero el mercado mismo ajusta los precios a la oferta y la demanda. Nosotros también tenemos un tema en la inversión del sector. Es una cuenta muy sencilla: multiplicas el precio del barril Brent internacional por el dólar blue o sea 120 dólares por barril por 200 pesos y te da 24 mil pesos por barril. Ahora, si ahora venís a Argentina y tenés 55 dólares por barril, que es lo que se está pagando internamente a un dólar pesificado a 110, da algo de 6 mil pesos. El incentivo es invertir en el exterior porque por cada barril te pagan 24 mil pesos y acá 6 mil pesos. Además, no estamos viendo del todo el conflicto hasta que tengamos que empezar a importar los barcos de GNL. Ahí veremos en total plenitud el impacto económico. Se está hablando que, de 4 mil millones de dólares de déficit de la balanza energética, pasaremos a 11 mil millones de dólares. Ese es un impacto enorme a la macroeconomía, porque son dólares físicos que se van al exterior y no dejan nada. No es que hiciste pozos, compraste hierro, herramientas o contrataste gente. Ahí destaca la necesidad del gasoducto para transportar, pero también hay una cuestión de que la producción ha ido declinando en lo que son las cuatro cuencas. Sólo Neuquén subió la producción. Los gasoductos de esa provincia hacia los centros de consumo, están por colapsar. Y hay 300 viajes de camión por día porque los oleoductos ya están colapsados.
¿Qué solución queda?
Ese cuello de botella se resuelve con el gasoducto, que cuesta entre 2000 y 2500 millones de dólares. Estamos hablando de que se va a importar 11 mil millones de dólares. Entonces las cuentas de los que saben y están en el tema, es que en un año esa obra se repaga. Además, se repaga con subsidios que es lo que se está pagando por el gas del exterior. Por eso se espera que la actividad esté al mismo nivel que el año pasado sólo si los gasoductos y oleoductos dan, porque posiblemente la actividad caiga ya que no puede evacuarse todo lo que se está produciendo. La pregunta que dejo abierta, porque no tengo la respuesta, es cómo dejamos que esto pase y llegamos a esta instancia, donde estas restricciones nos están pisando los talones. Ya está pasando en el petróleo y en gas probablemente en invierno tengamos problemas por no tener el gasoducto.
En la AOG se planteó la necesidad de reglas claras, previsibilidad…
Hoy no están las reglas, van cambiando cada dos años. Acceso a divisas prácticamente no existe en Argentina. El problema macroeconómico es tremendo, muy difícil de explicar en el exterior. La plata que se está invirtiendo es recirculación de los pesos que están dando vuelta, entonces eso también te da una impronta muy local de las empresas que reinvierten. El mercado se modificó. YPF ya tiene el 50, 60%. Después tenés a TecPetrol, Pluspetrol, Vista… Son accionistas que saben dónde están jugando. Shell tiene la refinería, también sabe dónde está. Pero jugadores como ExxonMobil, eligen invertir donde más rentabilidad logran. El gasoducto en dos años técnicamente se puede llegar realizar, Camisea en Perú se hizo en medio de montañas, lo terminaron en dos años. Empezaron de las dos puntas y se unieron. Técnicamente era muchísimo más complejo. Quienes saben del tema, dicen que se puede, falta una alineación de un montón de cuestiones, como quién y cómo lo va a financiar, si va a haber o no voluntad política…Pero bien lo dijo Daniel Gerold hace poquito en una entrevista: el que quiere gobernar Argentina tiene que saber de energía, tiene que poder administrar esto porque hoy, sumado al costo, estas restricciones y en medio la transición energética, va a ser clave para nuestro gobierno y cualquier otro del mundo.
¿Ves posible pasar de país importador a exportador?
El potencial está. Falta, primero, poder llevar el gas desde el lugar donde se produce hasta donde se va a licuar. Después, falta la planta de licuefacción. Estamos hablando de 5 mil millones de dólares por cinco años, algunos dicen que se puede en menos e ir haciéndolo escalonado. Pero estamos hablando de que tiene que haber una estabilidad de cinco, siete años. Es cuestión de alinear voluntades, porque se puede, está todo para hacerlo. No estamos inventando la rueda. Creo que los mismos privados podrían financiar todo sin necesidad de financiamiento externo.
¿Cómo ves estas idas y vueltas que hay con el offshore?
Creo que hay mucha confusión. Lo que se está viendo es explorar a 300 kilómetros de la costa. Eso ya es territorio nacional. Está mucho más allá de la jurisdicción del municipio de General Pueyrredón. Seguramente los barcos irán para ahí a recargar combustible, abastecerse… La realidad es que la industria offshore aprendió mucho. Río de Janeiro, que es un gran centro turístico, tiene a Macaé al lado y así hay miles de ejemplos donde el offshore no ha interferido ni hecho estragos. La industria no es la misma que hace 50 años. Se avanzó muchísimo, las medidas de seguridad son increíbles. Si en la explotación de hidrocarburos tradicional se tiene cuidado, en offshore eso se multiplica por 10.
¿Puede ser un buen recurso para Argentina?
El recurso está. Aunque todavía no fue cuantificado, hay indicios de que puede llegar a haber hidrocarburos en grandes cantidades. Shell estuvo explorando. No son los primeros pozos, hay un trabajo de YPF muy interesante, aproximadamente 20 pozos hechos, algunos de ellos con rastros. Todo indica que podría llegar a haber y qué mejor que la provincia de Buenos Aires también se involucre en la producción de hidrocarburos teniendo todas las refinerías. Pero ahí hay una cuestión social. Como no es una provincia petrolera no está acostumbrada a la producción, la gente no sabe a lo que se enfrenta. En Neuquén es diferente. Hace 100 años que tienen historia y es parte de su cultura. A ellos les dicen “vamos a perforar” y saben que es trabajo, tienen otra concepción. De a poquito hay que vencer eso. De todas formas, creo que quienes se oponen no tienen herramientas para frenarlo, más los actos que están haciendo.