El flamante presidente de la Comisión de Intereses Marítimos, Fluviales, Pesqueros y Portuarios de la Cámara de Diputados de la Nación, diputado nacional Héctor Stefani (PRO), participó del primer programa del año de Ser Industria Radio.
El legislador, que representa a la provincia de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur, tiene un intenso recorrido vinculado a la temática que abordará en el Congreso. Recordó que “a lo largo de mi vida me tocó conocer el mar. Una parte de mi familia se dedicaba a la pesca”. En esa línea, repasó que de chico se embarcó a pescar langostinos en Ingeniero White. También navegó nuestros ríos, el Mar Argentino, el canal de Beagle y fue seis años director del puerto de Ushuaia.
Durante la entrevista hizo referencia a los objetivos que plantea desde la Comisión, destacando que escuchará a “todos los actores de las actividades”. Asimismo, analizó temas fundamentales, como la industria naval, los puertos y la hidrovía. Un punto particular fue el relacionado a la Ley de Pesca, donde ratificó que la nueva Ley de Bases no contempla su modificación, novedad que generó el alivio de los empresarios y trabajadores del sector.
¿Es posible, desde el Congreso, cambiar la cultura argentina que le da “la espalda al mar”?
Es lo que traté de comunicarle a mis padres en la Cámara y es la tarea que tenemos por delante. Creo que podemos aportar un granito de arena a que la Argentina revierta esa conducta, que no siempre fue así. Tenemos un país con mucho litoral marítimo, mucha riqueza en el mar, que ocupa el octavo lugar en el mundo en tamaño. Además, tiene cinco países que nos vinculan a través de un sistema de ríos y los últimos kilómetros de salida al mar son argentinos. Con ello tenemos una posibilidad grandísima.
Hace tiempo perdimos protagonismo en la navegación…
En 1860 nuestro país tenía 33 astilleros. Y 100 años después, en 1960 el Presidente Frondizi fundó Empresas Líneas Marítimas Argentinas (ELMA). Hicimos transporte de carga, no solamente la nuestra sino la de otros países, al este y al sudeste de Estados Unidos, a Europa, al sudeste asiático y después nos quedamos sin barcos. La tarea para revertir, porque no cualquier país tiene el saber, el know-how de hacer barcos y la industria naval argentina. El último buque portacontenedores que se construyó en Argentina fue el Isla Gran Malvina. Yo lo vi y hay que recuperar la industria naval, buques, navegación… Tenemos una tarea grandísima con los puertos, la hidrovía, el ambiente marino, los recursos que habitan en el mar, que son renovables pero son agotables.
¿Cómo piensan avanzar desde la función parlamentaria?
El mar no tiene ideología, tampoco importa de qué ideología sea el Presidente o Presidenta que tengamos, quien sea, va a necesitar buques. Gastamos o invertimos, entre 6.000 y 7.000 millones de dólares en transportar nuestra carga, que en un 80% es cereal. Vivimos en un extremo del planeta con la chance de comunicar dos océanos por el sur, contra un canal que es artificial como el de Panamá y tiene conflictos. Eso les dije a los miembros de la Comisión y creo que tienen buena disposición. Vamos a escuchar a todos los actores que están en cada uno de estos temas para ver cómo podemos modificar las leyes o generar nuevas, para que les resuelvan sus problemas. Tenemos que estar cerca. Esta semana vamos a reunirnos con el Prefecto Nacional Naval junto a los vicepresidentes primero y segundo de la Comisión, César Treffinger de La Libertad Avanza de Chubut y Gustavo González de Unión por la Patria de Santa Cruz.
¿Cuál es el objetivo de ese encuentro?
Vamos a ver el sistema de Control de la Pesca del mar. También, el martes por la mañana tendremos una reunión con dirigentes que trabajan en el transporte intermodal y tienen dos proyectos de leyes para modificar. Además, estamos programando una actividad con la Comisión de Intereses Marítimos en la Universidad Tecnológica Nacional de Mar del Plata. Queremos escuchar a todos, a los que construyen barcos, a los ingenieros navales, las cámaras de pesca, los sindicatos… Veremos qué podemos aportar con nuestro trabajo. Queremos que Argentina deje de darle la espalda al mar y lo mire de frente.
En relación a la hidrovía, la AGP firmó un acuerdo con el Cuerpo de Ingenieros del Ejército de Estados Unidos. ¿Cuál es su visión al respecto?
Creo que los países tienen que cuidar mucho sus recursos y generar su industria. Hace mucho tiempo en la facultad leí “El centro y la periferia” y siempre pensaba que nosotros éramos proveedores de materia prima de otros lugares donde después manufacturaban nuestros productos. Después estudié política comparada, vi cómo otros países habían resuelto los problemas que nosotros teníamos. El mundo, desde el punto de vista económico, es capitalista y desde el punto de vista del sistema de gobierno, es democrático. Pero hay una escala variada, democracia de alta y de baja calidad. Países que son capitalistas, tienen Estado, un libre mercado y protegen mucho sus recursos y su industria. Argentina tiene que ir por ese camino. Construir sus buques y agregar valor a sus recursos acá. Cualquier acuerdo que se haga con otro país en ese sentido, me parece que está bien, así como estaremos equivocándonos si hacemos algo en sentido contrario. Con ese criterio nos manifestamos cuando vino el primer proyecto de la Ley de Bases al Congreso, que proponía modificar el régimen de Pesca.
¿Es necesario licitar y volver a la administración privada de la hidrovía?
Considero que es un tema que tiene muchas características. Es un trabajo específico, no hay muchas empresas en el mundo para ello. Participé de una obra de construcción en el puerto de Ushuaia. En esa época era ejecutivo y decidíamos qué tipo de obra íbamos a hacer. Tuvimos en nuestras manos la carpeta de una empresa, Iglys Impregilo. Ahí me di cuenta que no hay una obra que el ser humano no pueda hacer, simplemente lo que se necesita son recursos Eran increíbles las fotografías de las obras que habían hecho a lo largo del mundo. Hay empresas que hacen tareas específicas, que se dedican a eso en el mundo, que tienen el expertise… Eso no significa que parte de ese trabajo no lo puedan hacer empresas argentinas, pero hay compañías que ya tienen las herramientas y el expertise como para hacer un trabajo de calidad. Lo que hay que hacer ahí, otra vez, es estudiar y después tomar la mejor decisión.
Vuelvo a la Ley de Pesca. ¿Necesita modificaciones?
Creemos que se deben hacer cambios, pero estamos en las antípodas de lo que se estaba proponiendo. Los países que tienen recursos, los ultra protegen, hacen todo lo posible para darle cada vez mayor valor agregados. Eso genera divisas, trabajo y desarrollo económico para el país.
Este tema generó mucho malestar en los empresarios y los sindicatos. ¿Ya quedó descartado?
Quedó totalmente afuera. La nueva Ley de Bases que vino al Congreso y estamos tratando, no tiene ningún punto vinculado a la Ley de Pesca.
Archivar la modificación derivó en nuevas órdenes de construcción de buques pesqueros en particular a los astilleros de Mar del Plata…
Sí, estuve en la botadura del “Americano”, en el astillero que hoy lidera Domingo Contessi y fundó Federico Contessi. Vi los barcos que están en construcción, es una realidad, están los cascos bajo techo y con diferentes grados de avance. Es lo que necesitamos en el país, que la industria funcione, genere trabajo. La Ley de Pesca debe tener algunas modificaciones, pero primero hay que escuchar a la gente que trabaja en cada uno de los temas, conocer el mayor detalle posible y estudiar con seriedad.
¿Cómo se puede recuperar la marina mercante?
La idea es hablar con los actores reales de la industria, la producción, el transporte, los puertos… Sólo así vamos a revertir esta situación. Vengo insistiendo con un proyecto de Ley desde hace cuatro años y esta vez le vamos a dar un poco más de fuerza. Argentina perdió su flota naval mercante por varias cosas, pero una fue por el alto impacto impositivo. Hoy, Paraguay se posiciona como el tercer país en cantidad de barcazas en el mundo, después de China y Estados Unidos o viceversa. Muchas de esas barcazas son de armadores argentinos. Lo que pasa es que en Paraguay, por todo concepto, se paga 7% de impuestos y en la Argentina 40%. Mi propuesta, a partir de la política comparada, la pensé observando a Alemania, que fue el primer país que lo hizo. Se trata de crear una segunda bandera de registro en la Argentina que tenga base en Tierra del Fuego con cero impuestos. Es una idea, un registro B, como han hecho otros países, para empezar a recuperar la flota nacional y ejercer la soberanía.
El Canal Magdalena mejoraría la conectividad fluvio marítima, norte-sur de Argentina. ¿Se debe hacer esta obra?
Creo que todas las obras de infraestructura que se puedan hacer son importantes, pero hay una escala. En un país como Argentina, que no tiene recursos y es potencialmente rico pero pobre, esas obras tienen una orden de prioridad. Lo más importante es lo que tenemos que hacer en la hidrovía. Asegurar un calado suficiente, para que los buques puedan navegar y mover la carga. La segunda obra más importante, es dotar de infraestructura a los puertos. Estuve reunido con el ingeniero Alonso, que tiene el proyecto de un barco con el dispositivo para bajar el contenedor, en vez de tener la grúa en el puerto. Como algunos de los puertos de la hidrovía no tienen infraestructura, él desarrolló un modelo de barcaza que tiene la estructura para bajar el contenedor. El tema del Canal Magdalena, hay que estudiarlo bien. Vamos a escuchar todas las posturas. Nosotros legislamos pero ese tipo de decisiones se toman en el Poder Ejecutivo Nacional.
¿Tienen un rol que desempeñar los astilleros públicos?
La industria naval, como dije, fue muy importante en la Argentina. Siempre pongo el ejemplo de Suiza, que no tiene mar, tiene un río, pero cuenta con una empresa que se llama Sulzer, que provee de motores a los buques de mayor porte que navegan en el mundo. Es muestra de la importancia de la industria naval. Repito, debemos construir todos nuestros barcos, tenemos el know-how, ingenieros, Escuela Naval, técnicos y astilleros funcionando. Argentina fabricaba graneleros, buques tanques, barcos de guerra, tenemos que ir por ese camino, donde hubo astilleros importantes que eran públicos. No sé cuál es el modelo, si puede ser público, si puede ser público-privado, pero Tandanor está de pie y ha hecho reparaciones navales.