El presidente de la Confederación de Asociaciones Rurales de Buenos Aires y La Pampa (CARBAP), contador Horacio Salaverri, en diálogo con Ser Industria Radio, analizó la propuesta presentada por el Gobierno Nacional en la separata del Presupuesto 2024.
El dirigente puntualizó inconsistencias técnicas y los posibles impactos negativos de las modificaciones propuestas en el ámbito impositivo para el sector agropecuario.
Salaverri repasó las preocupaciones planteadas por la entidad y los productores en relación a los planteos para incrementar la carga tributaria sobre la producción rural. Destacó la falta de coherencia técnica en la eliminación de exenciones en el impuesto a los bienes personales y la idea de gravar el inventario de ganado reproductor, un activo que no ha sido realizado comercialmente.
Hizo referencia a la importancia de considerar la viabilidad y la sostenibilidad de las medidas propuestas antes de su implementación. En este sentido, resaltó que la carga tributaria actual ya está en un límite insostenible para la actividad agropecuaria y otras vitales para el país.
Asimismo, expuso la situación crítica en la que se encuentra el sector, acentuada por la sequía y los costos de producción. También recordó que hace tres semanas, CARBAP alertó de la posibilidad de que faltara combustible en el país.
La semana pasada el Poder Ejecutivo envió al Legislativo un proyecto denominado Separata del Presupuesto 2024. ¿Qué piensan al respecto?
Primero, hay que verlo técnicamente. En realidad, se ha presentado un proyecto de presupuesto que aparentemente no es muy consistente, por lo que se observa o se transmite en el Congreso. Ahora envió unas separatas. El presupuesto no tendría déficit, pero en realidad manifiesta hay un déficit de casi el 4,7% del PBI, que se puede atender con diversas cuestiones, desde el punto de vista impositivo. Dentro de ese déficit, claramente aparece la eliminación de las exenciones de los inmuebles rurales en el impuesto a los bienes personales, que es técnicamente inconsistente.
¿Por qué?
El impuesto a los bienes personales fue creado para bienes de tipo suntuario, no de tipo productivo como la tierra. Vemos una inconsistencia, primero técnica. Inclusive la exención fue reclamada, la interpretación fue dada por la AFIP en determinado momento y el Tribunal Fiscal de la Nación falló con claridad. Ahora encontramos que estiman recaudar más de un 0,48%, un 0,60% del PBI. Estamos hablando de más de US$ 3.000 millones que tendría que aportar el sector agropecuario. Y arriba de esto colocan una modificación en el sistema que se utiliza para valuar la hacienda, que tiene muchos años. Consiste en la valuación de valor fijo para todos los animales reproductores. El animal reproductor es para asimilarlo a la industria, la máquina que, en este caso, genera terneros, pero tiene el concepto de un bien de uso, no sirve para comercializar. No es un bien de cambio. Se quiere cobrar ganancias sobre diferencia de inventario de un bien que no se realizó, que no se vendió y que solamente cambió de valor desde el punto de vista de la venta. Pero como no se vendió, no debería gravarse, esa es la cuestión básica. Esto sería otro avance tributario sobre el sector agropecuario y podría afectar a todos, no solo al sector agropecuario, por los diferimientos de ajustes por inflación. Vemos que en las últimas medidas del gobierno hay un agujero fiscal importante que hay que cubrir. Para ello quieren incrementar la presión tributaria sobre el productor agropecuario, que está al límite. Creo que ninguna actividad económica del país resiste mayor presión tributaria, tampoco los productores. Por el contrario, hay que eliminar trabas e impuestos.
¿Esto implica un avance sobre la legislación vigente?
Sí. La creación de este sistema valuatorio tiene muchos años. Su interés es proteger al ganadero para que vaya logrando su reposición normal. Por eso los bienes de uso no se comercializan. No están gravadas sus diferencias de valor entre el 1 de enero y el 31 de diciembre. Claramente esa es la intención, para que no genere, una gravabilidad y un pago sobre algo que no fue vendido ni enajenado. Uno puede poner el valor de mercado de determinada máquina para asimilarlo a la industria. Primero tiene que vender esa máquina y saber el valor que le van a pagar. Y si no realizó la venta, sería, como en este caso, un aumento de la presión tributaria porque al no comercializarla tiene que pagar sobre algo que no vendió. Es el concepto que se aplica en este caso para la ganadería. Lo preocupante, más allá inclusive de lo sectorial, es la visión de recuperar recaudación en base a sectores que hoy no están en condiciones. Insisto, no creo que haya un sector de la economía argentina que soporte mayor cantidad de impuestos, ni industrial, ni comercial, ni agropecuarios, ni de servicios.La idea de generar un gasto y después un ingreso no es la correcta. Primero hay que saber qué tengo para gastar para poder gastarlo. Acá hace años que se ha dado al revés y venimos sufriendo la presión tributaria más alta del mundo.
Supongamos que, a pesar de esta advertencia, la Separata es aprobada en el Congreso. ¿Qué consecuencias traería al sector?
Es de imposible cumplimiento, desde el punto de vista tributario creo que aún más. Todavía tenemos cantidad de distritos en emergencia agropecuaria por sequía. De hecho, se ha prorrogado a 39 distritos hasta abril del 2024, en el caso de los agrarios y los ganaderos hasta el 31 de diciembre. La crisis que no ha terminado, la sequía no ha desaparecido. Inclusive ha generado que no se haya podido sembrar el maíz necesario. No corresponde tratar de poner más impuestos. En el caso de que avance, vamos a recurrir a todas las alternativas ante el Congreso de la Nación para que los legisladores, que son los que tienen que aprobar esto, entiendan la situación.
Señalaba que este impuesto sería para pagar gastos ¿A qué gastos se refiere?
Básicamente hubo una disminución de tributos que generaron un gasto mayor. Cuando se disminuyen impuestos se tiene que acompañar con la disminución de gastos. Y en realidad, a lo largo de este año, no ha habido ninguna disminución de tipo de gastos que permitan un ahorro. Al contrario, se incrementaron gastos importantes en los últimos meses que han generado el aumento del déficit fiscal. Por eso, uno tiene que revisar la totalidad del gasto, más allá del gasto social que indudablemente en una situación como la actual, siempre hay que tener una consideración especial. Existe una cantidad de gastos e inclusive estamos viendo que algunos están saliendo a la luz. Por ejemplo, contrataciones o compras por parte de los municipios, de la Provincia, de la Nación, que tienen costos más altos que una operación normal en el sector privado. El gasto tiene una cantidad de connotaciones en el país que pueden ser atendidas para que sea más eficaz, más eficiente e inclusive que llegue mejor a la población.
¿Esto tiene la dimensión de “impuestazo”?
Lo que nosotros manifestamos es que no hay un criterio lógico en esta propuesta. Tiene fallas técnicas, porque por algo están las exenciones y la valuación que se tiene. Por otro lado, es un avance impositivo muy complejo para el sector que no está en condiciones de absorberlo. Uno no puede intentar cobrarle a un sector que no está en condiciones de pagar.
¿Podría generar el cierre de establecimientos productivos?
En el caso del sector lechero la situación está siendo muy difícil. Hay productores dejando la actividad. Inclusive algunos tamberos grandes. La situación en el tambo es crítica, porque a través de la implementación del dólar soja, del 1 al 4 y del dólar maíz, se ha generado un incremento en el costo de los alimentos para los animales. Tanto en lo avícola, en lo porcino, en la ganadería de carne y la ganadería de leche, que ha hecho un cuadro económico muy complicado. Hoy un costo de producción de leche está arriba de los $ 160 y como máximo, el productor puede estar cobrando $ 139, 140. Hay un cuadro negativo en la lechería dese hace un tiempo que complejiza mucho la situación. Además, uno saca la mercadería sin precio, con boleta abierta, la lleva y no sabe cuándo va a terminar de pagarla ni a qué monto.
Uno de los presidenciables, Sergio Massa, dijo que, de ser elegido el 19 de noviembre, quitará las retenciones. ¿Qué opinión le merece?
Hay determinadas incógnitas. Massa ha sacado las retenciones a las economías regionales. Lo que pasa es que primero habían sido colocadas, ese fue el error. Lo que genera duda es que un ministro que tiene 15 meses en el gobierno pueda, después de una fecha que no sé si será mágica o no, el 10 de diciembre, cambiar todo lo que se está haciendo. Si hasta ahora no lo hizo, no está claro cómo va a modificarlo.
El otro candidato, Javier Milei, habla de la dolarización. ¿Cómo les impactaría?
Como política macroeconómica, entendemos que, mejor que la dolarización, sería una independencia total del Banco Central y generar un tipo de cambio único y no esta brecha de más del 140%., pero permitir que haya una dentro de la economía, a través del tipo de cambio, poder evitar algún shock externo, como primera alternativa. Después, una vez normalizada la macroeconomía, habrá que ver las posibilidades de la dolarización. Entendemos que el primer ataque, en este caso, es un tipo de cambio libre, único y sin posibilidades del Banco Central de emisión monetaria. Una independencia total como el caso de Brasil o el de Perú, que ha tenido crisis tras crisis, presidentes renunciando o que terminaron en la cárcel. Sin embargo, el tipo de cambio de la economía peruana sigue estable y no ha tenido ningún tipo de inconveniente. Eso lo hace la estabilidad que da la independencia del Banco Central.
¿Cómo impactó en los productores la falta de combustible la semana pasada?
Desde CARBAP hace tres semanas, alertamos esta situación, en un momento donde había una utilización más baja del combustible porque, como no llovía, no se podía sembrar. Cuando empieza a llover, gracias a Dios, el país empieza a tener la posibilidad de recuperar divisas a través de la siembra, hay que salir a sembrar y se necesita más combustible. Ahí aparece este cuello de botella. Nunca se termina de saber si es una cuestión de las petroleras o de otra característica. El problema es que hay improvisación. No puede ser que el gobierno no vea un cuello de botella como el que se iba a dar y lamentablemente tuvimos. Esto no pasa en ningún lugar del mundo. Lo tuvimos el año pasado, no es novedoso y no se sabe hacia adelante… Esperemos que todo haya sido convenido y arreglado de manera que no se repita. Es muy complejo para el productor estar esperando si viene o no el combustible, porque el sistema agrícola es un ciclo biológico. No se puede sembrar trigo en el medio de abril, se siembra de junio en adelante, ni se puede sembrar maíz en enero o febrero. La improvisación no da previsibilidad y lo peor que puede tener cualquier tipo de negocio es no ser previsible.