El viernes 11 de abril el gobierno nacional mediante su ministro de Economía Luis Caputo y el presidente del BCRA Santiago Bausili, llamaron a una conferencia de prensa a las 17.30; justo luego de terminarse las jornadas de cambio y de la Bolsa. En ella comunicaron que había problemas con las Reservas del BCRA –cosa que todos conocíamos hace meses–, como también que el Board del FMI había aprobado el crédito de US$20 mil millones y como anexo de ello, desde el lunes 14 siguiente se levantaban las restricciones cambiarias (cepo) a las personas físicas y quedaban dentro hasta fin de este año 2025, los dividendos no pagados en los últimos años que hacen un total de US$10.000 millones para los cuales les brindarán una nueva serie de Bopreales.
La realidad de todo ello es que el anuncio de la aprobación del crédito estaba sujeta al anuncio de levantamiento del cepo, así lo comunicó el FMI cerca de las 23 de nuestro país; o sea, no fue una decisión técnica, sino un apriete político del FMI como consecuencia del fracaso del plan local para mejorar la situación del país y consecuente con la inflación en constante aumento, desde el mes de enero 2025. También es verdad que los bancos pidieron restricciones a las personas físicas, a los efectos de evitar la avalancha de operaciones en el Mercado Único Libre de Cambios (MULC) que desde hacía años tenía como máximo 10 mil operaciones mensuales.
Como corolario de esto, el BCRA publicó la Circular A 8.226 que en su punto 1.1 establece que las operaciones con débito en cuenta como en efectivo, poseerán un límite de US$100 por persona y por mes, solo que aquellos que lo hagan en efectivo por ventanilla previamente deben realizar una declaración jurada por el origen de los fondos. En el transcurso de ese mismo viernes, el secretario de Finanzas, Pablo Quirno, aclaró verbalmente que el límite de US$100 únicamente correspondía solo para operaciones por caja. Casi al mismo momento por decisión de los bancos se establecía que el lunes el dólar estadounidense abriría a 1.320 pesos por unidad.
Durante el sábado se realizó una reunión en el ministerio de Economía con miembros del equipo económico y del BCRA, dueños de entidades financieras y un único periodista que oficiaría como vocero de la reunión en medios durante ese fin de semana. En esa reunión se establecieron dos cosas: 1) que en la semana corta de Semana Santa los bancos no paguen importaciones por los montos que requieren y 2) que el valor de arranque del lunes sería 1.250 pesos por dólar.
Ya el lunes 14 el valor del tipo de cambio arrancó tal cual lo convenido en $1.250 y durante esta semana corta que pasó no se pagaron importaciones, por lo cual lo hablado se cumplió, pero lo que no preveían era que el sistema colapsaría desde los home bankings de los distintos bancos, porque solo el lunes las operaciones fueron alrededor de 200 mil, de las cuales 100 mil se cayeron por colapso, pero muchas por pasarse del límite de US$100 por persona y por mes, tal cual lo establecía la circular A 8.226 en su punto 1.1. ya que los sistemas no cargan palabras ni dichos, sino únicamente la normativa escrita y que hasta el momento no fue modificada.
En esta breve semana de operaciones el lunes y martes se mantuvo el tipo de cambio en $1.230 luego de bajar a $1.190 para terminar el miércoles en $1.160, consecuencia de haber operado en exceso la cantidad de 550 millones de bonos de la deuda 2030 para bajar los dólares financieros (CCL y MEP) logrando una baja a valores cercanos a los $1.160 desde los $1.340 que habían logrado el viernes 11/4. Lo importante es que cualquier tipo de intervención en los mercados de tipos de cambio está expresamente prohibida por el acuerdo aprobado en el FMI y por lo tanto, deberán pedir un waiver a fines de junio próximo cuando arribe la misión de verificación del acuerdo.