Un informe elaborado por el Instituto de Estudios sobre la Realidad Argentina y Latinoamericana (IERAL) de la Fundación Mediterránea, observó que entre los años 2019 y 2022 se produjo una aceleración de la inflación en alimentos en toda Latinoamérica (LATAM). Puntualmente, pasó de una tasa que venía al 0,3% mensual (valor mediano de 10 países) al 0,6% mensual en 2021 y al 1,0% en 2022.
El trabajo realizado por Tobías Lucero y Martina Abduca, detectó que en Argentina no sólo se produjo ese fenómeno, sino que además se intensificó, con una inflación que escaló del 3,8% (2019) al 5,7% mensual (2022).
En 2023 la inflación en la región mostró una franca desaceleración, con una tasa que se ubicó en torno al 0,4% mensual al cierre del año (valor mediano, 10 países); la desaceleración fue un fenómeno generalizado, los 10 países relevados en este informe finalizaron el año con una tasa menor a la del año previo.
Argentina
Por el contrario, en nuestro país, la inflación se movió en dirección opuesta, pasando del 5,7% mensual del 2022 al 11,0% mensual en 2023.
En enero de 2024, 7 de 10 países experimentaron un aumento en la inflación de alimentos, la región pasó de un valor mediano del 0,4% en 2023 al 0,7% mensual. En Argentina, por su parte, también se produjo una aceleración, pero con tasas mucho más elevadas: la inflación de enero llegó al 20,4%, casi duplicando la que había sido la tasa media de todo el 2023 (11,0%).
Los especialistas, indicaron que la aceleración inflacionaria de alimentos y restantes bienes y servicios de la economía argentina, observada en los últimos meses del 2023 y comienzos de este año se explica por dos factores.
El primero de ellos, la gran emisión monetaria realizada por el gobierno saliente en un año eleccionario para financiar gastos públicos que no encontraban fuentes de financiamiento más genuinas (ingresos tributarios, colocación de deuda.
Por otro lado, el proceso de ajuste de precios relativos, iniciado por la nueva administración para recomponer un sistema de precios muy distorsionado (inflación reprimida). Este proceso ha incluido, entre otras medidas, una corrección importante en el tipo de cambio oficial, una variable que es determinante en la formación de los precios internos de los productos bajo análisis.