En el discurso de apertura, Juan José Bahillo, secretario de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación, destacó la decisión de los productores de invertir y apostar a la producción en un contexto difícil y complejo, en donde enfatiza la sequía y la situación mundial de conflicto bélico.
En esta línea, se refirió al Programa de Incremento Exportador que alcanzó muy buenos resultados, valorando la iniciativa de los productores de incorporarse y vender sus granos de soja.
También habló sobre la propuesta presentada por la Red BPA en cuanto a buenas prácticas agropecuarias, la cual será incorporada en el próximo CFA (Consejo Federal Agropecuario). Y resaltó “el trabajo conjunto de muchas entidades en la cual la Bolsa tiene una participación importante para generar un marco normativo homogéneo en todo el país y dar previsibilidad y tranquilidad a la comunidad y a los productores.”
Seguidamente, el presidente de la Bolsa de Cereales, José C. Martins, remitió a la enorme oportunidad que tiene Argentina de dar respuesta a la preocupación mundial en relación a seguridad alimentaria, el suministro de energía y el intercambio y la provisión de alimentos.
En este sentido, indicó que “en nuestro país, no hemos sido capaces de convencernos de tomar posicionamiento para abastecer esta demanda, debido a una macroeconomía inestable, una política con una alta presión tributaria y un escenario cambiante en las reglas de juego.” Asimismo, señaló que “el sector no necesita ni subsidios ni prebendas, solo previsibilidad y una reducción gradual de la carga impositiva”.
Afirmó que “desde Bolsa de Cereales, junto al Consejo Agroindustrial, venimos impulsando un proyecto de ley que brinde reglas de juego claras, previsibilidad, un escenario que permita invertir, poder mejorar la infraestructura, y poder crecer en valor agregado” siendo necesario que el mismo sea aprobado y promulgado para generar crecimiento; más producción y empleo en nuestro país.
A continuación, en los primeros dos paneles de la jornada se analizó el escenario internacional, haciendo foco en sus efectos sobre la agroindustria argentina. En primer lugar, Seth Meyer, economista jefe del USDA, describió la situación tirante que caracteriza al balance de oferta y demanda mundial de granos desde la invasión de Rusia a Ucrania, y subrayó la necesidad de que el resto de los países productores prioricen políticas tendientes a aumentar la productividad y eviten la adopción de restricciones a las exportaciones.
Luego, Nelson Illescas, Director de Fundación INAI, abordando los desafíos que implican los cambios geopolíticos, resaltó que es preciso trabajar en la construcción de una agenda de relacionamiento que equilibre las necesidades comerciales con los vínculos políticos. Por otro lado, en relación a la agenda de cambio climático, concluyó que las medidas adoptadas para avanzar en materia de sostenibilidad ambiental no deben constituir una restricción encubierta al comercio internacional.
El panel de cierre “Escenario y Perspectivas de la Campaña Agrícola 2022/23” inició con las perspectivas climáticas para el nuevo ciclo productivo, a cargo del ingeniero Eduardo Sierra, quien describió que la ausencia de lluvias, como consecuencia de los últimos dos ciclos consecutivos de “La Niña”, plantean un escenario desfavorable para la definición de los rendimientos en cultivos de invierno y para el inicio de las labores de siembra para cultivos de verano. Sin embargo, aseguró que el sistema evolucionará lentamente hacia un “Neutral” estabilizándose a partir del mes de enero.
A continuación, la economista de la Fundación INAI, Jimena Vicentin Masaro, analizó la alta volatilidad que existe en los mercados internacionales, donde los precios de los granos y de los insumos se encuentran por encima de la campaña anterior. Haciendo foco en los márgenes relativos de los distintos planteos, destacó la competitividad de las producciones de soja y girasol.
Además, mencionó que ante factores locales como la inestabilidad macroeconómica y las actuales políticas agropecuarias, los productores buscarían alternativas para hacer frente al riesgo, volcándose a planteos que impliquen menor inmovilización de capital, rendimientos más estables y reglas de juego más previsibles.
Luego, Daniela Regeiro, analista agrícola de Bolsa de Cereales, subrayó que la campaña actual presenta un desafío para la adopción tecnológica, con el riesgo de presentar un retroceso en algunos indicadores relevantes para la sustentabilidad de los sistemas productivos y el cuidado de los recursos, como la siembra directa, las rotaciones, los cultivos de servicios y la fertilización.
No obstante, la nueva campaña podría acelerar la curva de adopción de herramientas de manejo que permiten hacer un uso más eficiente y sustentable de los insumos y los recursos, como análisis de suelo, nutrición por ambientes y refugio, al tiempo que podría favorecer un incremento de la participación de insumos de origen biológico.
Con este panorama, Martín López, analista del departamento de Estimaciones Agrícolas de la Bolsa de Cereales, señaló que la superficie sembrada con cultivos extensivos en Argentina registraría un retroceso en la campaña 2022/23 que, junto a los menores rindes estimados como consecuencia del escenario climático, resultaría en una producción de 127,7 millones de toneladas, reflejando una caída del -1,6% en relación con la campaña anterior. El mayor retroceso se daría en la superficie y producción de trigo, que alcanzaría 6,1 millones de hectáreas y 17,5 millones de toneladas, respectivamente. Asimismo, expresó que disminuirían el área sembrada de maíz y sorgo, en donde se observaría una mayor participación de siembras tardías.
En cambio, el área sembrada con soja se incrementaría un 2,5% alcanzando 16,7 millones de hectáreas y se cosecharían 48 millones de toneladas de la oleaginosa, volumen cercano a las 50 millones de toneladas estimadas para maíz, que se mantendría como el principal cultivo. Por último, el área destinada al girasol registraría un aumento de 17,6%, que totalizaría una producción de 3,9 millones de toneladas (+14,7%).
Finalmente, Agustín Tejeda Rodríguez, economista jefe de la Entidad, recalcó que la caída tanto en precios como cantidades para la nueva campaña determinaría una disminución en la contribución de las cadenas de cultivos extensivos a la economía argentina, aunque esta se mantendría en niveles históricamente altos. Señaló que para la campaña 2022/23 se estima un Producto Bruto Agrícola de US$ 50.655 millones y exportaciones de granos y subproductos por US$ 40.900 millones, valores que significarían caídas del 12% y 9% en relación a la campaña anterior. También agregó que la recaudación fiscal se ubicaría en torno a US$ 17.500 millones (-9,1%), y la inversión de los productores totalizaría 25.600 millones de dólares, dado que los gastos en insumos aumentarían un 32% en relación a la campaña pasada.
Sobre el final, Tejeda Rodríguez remarcó que la mayor parte de esta contribución está explicada por los altos precios internacionales, lo que representa una situación de vulnerabilidad para la Argentina. Remarcó que cuando se observa el desempeño de las cantidades, Argentina viene creciendo por debajo del promedio mundial desde la campaña 2007/08, como consecuencia de los desincentivos que generan las políticas agropecuarias, tal cual lo muestran los escenarios de proyecciones. Como conclusión, agregó que la adopción de un marco de políticas más favorable para la inversión y la exportación, como propone el Consejo Agroindustrial Argentino, permitiría más que duplicar el crecimiento esperado para el sector agroindustrial, que podría acercarse al potencial.