“TPA impulsa el crecimiento de sus actividades a partir de ideas y decisiones innovadoras”

Lautaro Godoy se refirió a las novedades y proyectos del astillero marplatense.

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21 marzo, 2023

El mes próximo se cumplirán dos años del fallecimiento de Enrique “Chiquito” Godoy, fundador y presidente del astillero Tecno Pesca Argentina (TPA), quien por esos días se desempañaba al frente de la Federación de la Industria Naval Argentina (FINA). Tras el dolor de la partida, el establecimiento industrial, ubicado en el puerto de Mar del Plata, quedó a cargo de sus hijos Facundo y Lautaro, de 35 y 32 años, respectivamente.

Desde entonces, los jóvenes redoblaron el esfuerzo. Comenzaron a darle un nuevo perfil a la planta industrial, a partir de la cultura empresarial heredada de su padre y los conocimientos que ambos adquirieron en los claustros académicos.   

En las instalaciones de Tecno Pesca Argentina, Ser Industria mantuvo una extensa e interesante conversación con Lautaro Godoy, acompañado por su inseparable mascota Jana. La agenda, además del presente y el futuro de la industria naval, abordó conceptos relacionados a los recursos humanos, la tecnología, la estructura empresarial y el cuidado del medio ambiente.

¿Cómo se encuentra y qué servicios ofrece Tecno Pesca Argentina?

Somos una empresa con una estructura bastante consolidada, donde trabajan en forma directa 70 personas. Además, tenemos una dinámica que varía en función de la demanda de trabajo. En temporadas altas podemos llegar a tener entre 50 y 80 contratistas indirectos, incluso llegar hasta 150. Actualmente, desarrollamos cuatro unidades de negocios. Tres de ellas en funcionamiento, activas hace años. A la cuarta le estamos metiendo mucha energía para que arranque. Hablo de la construcción, mercado al que queremos entrar con prototipos innovadores. Contamos con varios proyectos, estamos dialogando con muchos clientes y con posibilidades de firmar un contrato muy pronto. Nos haría muy bien estar reparando y construyendo, es lo que queremos.

¿Esos prototipos a qué tipo de embarcaciones responden?

Se trata de barcos de pesca de 19, 21, 24, 27 y 35 metros. En algún momento vamos a empezar a meternos un poco más en lo que puede ser un Supply chiquito o artefactos navales vinculados a la exploración petrolera. Hay una renovación de buques en curso y queremos sumarnos. Sabemos que, por suerte, hay astilleros que están con muchísimo trabajo como SPI y Contessi y que, en cualquier momento, comenzaremos nosotros.

¿Cuáles son las unidades de negocios restantes?

TPA es reparador de hasta 650 toneladas. Mayormente estamos reparando buques pesqueros. También lo hicimos con embarcaciones de placer, remolcadores, algún tipo de artefacto naval. Después, tenemos el taller, que repara y reacondiciona elementos mecánicos. Damos el servicio técnico oficial completo en mecánica de los Motores ABC Engines, Cajas Reductoras Reintjes y Bombas Azcue. Además, atendemos todo tipo de equipos mecánicos vinculados a la sala de máquinas de los barcos. Tenemos la metalurgia pesada, industrial. Es una nave muy versátil que tiene bastante trabajo. La cuarta unidad está vinculada a representaciones oficiales. Brindamos servicio oficial, repuestos y el asesoramiento técnico en Argentina y en algunos casos en Latinoamérica, a cuatro empresas europeas con las que tenemos vínculo directo.

Su relación con la empresa

Más allá del lazo familiar, ¿cómo fue tu vinculación con la empresa?

Arranqué desde chico, a los 13 años, en la parte del lavadero, descargaba los motores, todo lo que venía y hay una parte muy sucia que es la de hidrolavadora… Mis compañeros de secundaria iban a la playa y yo llegaba más tarde, con las manos llenas de grasa y aceite. Les contaba que trabajaba en el taller de mi papá y no lo podían creer. Estuve en ese sector hasta los 17, todos los veranos. Después hice un corte porque fui a trabajar a Estados Unidos, a hacer una experiencia distinta. A la vuelta, entré y no salí más, pasé por casi todos los sectores.

¿El astillero te inspiró para estudiar ingeniería?

Cuando terminé el secundario quería jugar al fútbol, pero mis padres me orientaron un poco y me explicaron que era mejor elegir una carrera que me acompañe en todos mis sueños, porque del deporte no podemos vivir todos los que tenemos esa ilusión. Me inscribí en Ingeniería Industrial, en la Universidad Nacional de Mar del Plata e hice los estudios sin interrupciones.

Enrique, Lautaro y Facundo Godoy.

¿Tu hermano hizo el mismo recorrido en TPA?

Sí, Facundo tuvo una relación similar con la empresa. Vivió en Buenos Aires ocho años. Cuando estábamos en los primeros años de la facultad, nos levantábamos a las 5 de la mañana, nos queríamos recibir…Estudiábamos, al mediodía íbamos a cursar y volvíamos. Así se recibió de licenciado en Comercio Exterior en la UADE.

¿Una vez recibido te metiste de lleno en TPA?

Prácticamente los dos hicimos lo mismo. Facu, ya con el título bajo el brazo, hizo una experiencia laboral en Buenos Aires y luego se integró al departamento Comercial. Yo era un pichón y estuve acompañando un tiempo. Mi papá me bancó bastante porque no entendíamos bien cual era mi lugar. Ni bien arranqué a trabajar, justo habíamos ingresado al varadero. Me costó encontrar el espacio, pero cuando lo logré, todo marchó muy bien.

Empezaste con las manos engrasadas y hoy estás manejando el área comercial. ¿Qué ventajas tiene haber trabajado en todos los rincones de la empresa?

A lo que hago no lo llamaría “comercial”, sino negocios. La ventaja es que difícilmente me puedan caminar con información de laburo. Puedo tener algún detalle más en mi cabeza, a partir de alguna cuestión que ya hice y que están cotizando. Esa es la ventaja que extrapolar. Después, hay que tener humildad. A las personas que están todo el día sobre un barco y son especialistas, no puedo explicarles nada.

¿Te sentís a gusto en este rol?

Sí, soy un bicho de oficina. Me gusta mucho gestionar, no trabajar con las manos. Eso lo entendí de chico.

Hablabas de innovación. ¿Cómo se sostiene económicamente ese ítem?

Al principio puede considerarse como un costo hundido, pero son semillas que uno va plantando y va a cosecharlas con el tiempo. Hablábamos con mi padre él tema de las consultorías. Mi postura era que, al no tener todo el know-how acá, hay que ir a buscarlo afuera y adaptarlo a nuestro criterio. Me decía que no, que le gustaba desarrollarlo a él, traer alguna persona que se dedique a eso adentro, donde está “la cocina”. Cuando papá nos deja, buscamos consultorías de asesoramiento técnico en costos, medio ambiente, calidad, ingeniería… Fueron distintas siembras que pudimos potenciar mucho con nuestra estructura. Eso se sostuvo con la rentabilidad del astillero y ya vemos los frutos.

¿Faltan programas que apoyen el desarrollo y la investigación desde el Estado?

No, hay bastantes. El Estado, en este último tiempo, tiene un rol muy activo. Podemos hacerle observaciones, pero en materia de investigación y financiamiento hay apoyo y posibilidades. Eso me parece súper positivo. Entiendo poco de economía y de macro, pero creo que el Estado tiene que intervenir con criterio, con cintura, para regular un poco los mercados. No comparto el libre mercado, no creo que le sirva hoy a la Argentina.

¿Está muy complicada la importación de insumos?

La chapa naval es un tema. No puede comprarse en el exterior a un precio súper barato y la tenés que comprar acá con condiciones de aprovisionamiento, quizás un poco distorsionados en precios y en tiempo de entrega.

Solo hay una fábrica de acero naval en Argentina…

Sí, Laminados Industriales. Nos han visitado. Son muy amables, nos explicaron que ellos de a poco están desarrollando. Hay distintas calidades de chapas, depende de las propiedades mecánicas, la ductilidad, la flexibilidad de cada una. La chapa naval no es lo mismo que el acero negro, hay diferentes calidades. Además, para las construcciones, son necesarias las certificaciones. Prefectura Naval ha ajustado, con buen criterio a mi entender, muchas cuestiones de certificados. Aún no están dadas las condiciones para que tenga un flujo continuo.

¿Brasil es una alternativa para conseguir este insumo?

En realidad, China tiene un precio competitivo y un puerto acá que “llave en mano” vende la chapa. Con esta situación de las trabas a las importaciones, nosotros estamos con el mercado local, pero en su momento hicimos compras al exterior que fueron positivas.

Aportes tecnológicos

Desde tu condición de joven profesional, ¿qué podés sumarle a la industria naval?

Creo que una mirada distinta, Tecno Pesca Argentina impulsa el crecimiento de sus actividades a partir de ideas y decisiones innovadoras. Estoy rodeado de gente que sabe mucho, pero no he visto ingenieros industriales por el puerto, debe habar alguno por ahí. Nuestra especialidad es diferente a la del ingeniero naval. Trato de optimizar la estructura de la empresa. Mi perfil es de evolucionar, contratar consultorías que tengan un vínculo ganar- ganar y nos ayuden a crecer. Otro punto es que, por ejemplo, mi viejo trabajaba de lunes a lunes, sin horario. No me siento cómodo con esa dinámica, me hace mal. Mi generación busca y necesita un equilibrio entre la vida laboral y social. Creo que hay que cuidar el recurso humano, comparto e implemento este concepto con la gente.

¿Los más grandes lo entienden?

Les cuesta bajar uno o dos cambios. En sus dos últimos años, mi papá hacía quimioterapia cada 20 días. A la mayoría de la gente, eso lo tira abajo, pero el salía del tratamiento, descansaba dos horas y venía al puerto, no podía estar sin venir. Lo mismo les pasa a muchos trabajadores que se formaron con ese ritmo.

¿Las consultorías le dan más agilidad a la gestión?

Si, en nuestro organigrama las estructuras son mixtas, híbridas. No me gusta tomar mucha gente. Pienso que debe haber un equilibrio entre los que producen y los que administran el recurso. Además, estamos bien con el número de empleados. Es un gran compromiso tener 70 sueldos directos. Ahora hay un buen caudal de trabajo, pero cuando baja estás muy pendiente de que todos cobren hasta el último peso. Es algo que de chicos nos inculcó mi padre: los trabajadores y sus salarios, son prioridad.

Desde los tiempos en que entraste al astillero con 13 años. ¿Cómo avanzó la tecnología en esta industria?

Todo ha evolucionado. Quizás tengamos una celeridad menor a lo que sucede en un país del primer mundo, desarrollado con todas las herramientas, pero la tecnología siempre está a tiro. Sin ir más lejos, han mejorado el sistema de pintura, los mapas de calor que permiten detectar los cardúmenes, los paneles que se usan para construir los barcos… Nosotros incorporamos un software muy de punta para la ingeniería de detalle y la ingeniería básica y fue un acierto. La tecnología evoluciona y acompaña mucho. Además, la empresa requiere tener los usos y costumbres de trabajo para gestionar procesos eficientes y muchos conceptos de management 3.0, fundamentos de la agilidad… Los procesos tienen que ser fluidos. Nosotros decidimos incorporarlos, porque entendemos que todo tiene que ir de la mano.

Ya hay barcos que navegan solos. ¿En Argentina estamos muy lejos de eso?

Creo que, con el tiempo, podemos desarrollar mucho y llegar a eso. Tuvimos una industria naval súper pujante hace unos años, podemos retomar la senda. Está muy difícil la macro y es inevitables que la traba a las importaciones nos pegue. Sin ir más lejos, hay astilleros que botan barcos incompletos, porque los insumos no llegan a tiempo. Eso nos hace perder competitividad y el atraso cambiario nos hace muy caros, lo hace difícil ante el resto del mundo. Veo como una incoherencia que haya una promoción muy grande de la industria naval, porque se puede hacer mucho y no se consiguen ciertos insumos. Tampoco es justo echarle toda la culpa a la gestión actual, porque hay decisiones que se tomaron no hace 5, 10, 12 años, que nos llevaron a estar así.

¿Las empresas tienen mayor conciencia de la cuestión ambiental?

Nosotros estamos comprometidos con el tema. El año pasado cerramos un acuerdo con una consultora de Mar del Plata y abrimos el departamento externo de Medio Ambiente. Tenemos en marcha un análisis, un diagnóstico de todo, porque arrancamos de cero. Estamos certificando ISO 9001, porque la necesitamos y es la base de la 14001 que es la próxima a certificar. Por otra parte, abriremos un departamento de Calidad, con otra Consultora, que va en línea, teniendo en cuentas algunas cuestiones claves. Nos sentimos muy responsables sobre ese tema. Tanto mi hermano como yo, no nos estaríamos cómodos si no lo abordáramos seriamente.

Concesiones portuarias

¿Qué evaluación hacen del reciente anuncio sobre las concesiones por 20 años más 10 en el Puerto?

Es algo muy positivo. Fundamentalmente porque nos permite ganar previsibilidad. ¿Cómo íbamos a invertir importantes sumas de dinero, salir a endeudarnos o a buscar financiamiento, pensando que, en 7, 8 o 5 años tendríamos que irnos del Puerto? Estos pliegos generan certidumbre. Lo celebro, se lo agradecí personalmente al presidente del Consorcio, Gabriel Felizia. Se harán los pliegos de licitación y después habrá una competencia pública, con derechos de preferencia. Es algo que planteamos hace años, nos preparamos para esto.

¿Qué sentís al tomar las decisiones que hace poco tiempo tomaba tu padre?

En realidad, no me siento en su lugar. El hizo su camino, tomó una decisión…Este fue el sueño de su vida. Quería tener un astillero, construir barcos y logró todo. Igualmente, era de mirar el vaso vacío, porque a partir de eso se retroalimentaba y se exigía más, todo el tiempo. Unas semanas antes de su fallecimiento, recorrimos una nueva nave que estaba en un 70, 80%. Fue muy lindo porque lo vi contento y no era frecuente verlo así, siempre ponía el peso en que todo tenía que ser mejor y nos decía que teníamos que ser felices. Por eso, tomo con mucha seriedad esta responsabilidad. Mi hermano y yo pudimos estudiar y crecer gracias a Tecno Pesca Argentina. Estoy haciendo mi camino y voy a seguir aquí mientras me sienta feliz. El día que eso no suceda, encararé mi proyecto personal.

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