La licitación para la construcción de la primera etapa del Canal Magdalena, calificada como clave para el desarrollo del comercio exterior, la industria naval y la marina mercante argentina, fue declarada desierta la semana pasada. Precisamente el 17 de agosto, fecha fijada tras una prórroga, no se recibieron ofertas.
En este contexto, Ser Industria Radio dialogó con el ingeniero naval Horacio Tettamanti, uno de los impulsores de la obra, quien había advertido la posibilidad de que esto sucediera. “Estaba claro que la forma en que el gobierno había encarado esta licitación tenía un pronóstico bastante reservado”, señaló el ex subsecretario de Puertos y Vías Navegables de la Nación. Consideró al respecto que hay estamentos del estado “que no tienen el conocimiento y la experiencia para organizar una cosa de esa envergadura”
Asimismo, manifestó su “preocupación” porque el ministro de Economía y candidato a presidente, Sergio Massa “nunca haya pronunciado la palabra Paraná o Canal Magdalena. Sería interesante que el ministro se exprese”. Agregó que, por el contrario, el gobernador Kicillof, manifiesta con mucha claridad que considera al Canal Magdalena sustancial en cuanto a su estrategia logística y de modernización de la provincia de Buenos Aires.
En consecuencia, Tettamanti consideró que “sería muy importante que tanto el gobernador como el ministro de Economía se pongan de acuerdo y relancen esta licitación”. De esta forma, estimó que, si fuera así, en poco tiempo los trabajos podrían adjudicarse.
¿Cuál es su conclusión ante el resultado de la licitación?
Ya habíamos advertido que el punto de partida de los conceptos que dieron lugar a las condiciones particulares y generales, imponían condiciones de borde que, a mi criterio, no eran correctas. Además iban a poner limitaciones severas para que finalmente no puedan ser de fácil cumplimiento. A eso se le suma la inestabilidad que se fue instalando con la dinámica electoral. Todo dio un combo que fue como una especie de “muerta anunciada”. Estaba claro que la forma en que el gobierno encaró esta licitación tenía un pronóstico bastante reservado.
Se planteó al final del mandato del gobierno y con un presupuesto en pesos, en una economía inestable. ¿Fue decisivo éste factor?
No. Creo que la ley de obras públicas, permite diferentes alternativas, aunque sea en pesos. Por supuesto, se podía haber optado por mecanismos de actualización en términos de tipo de cambio. Incluso muchas empresas del exterior habían manifestado que, de aplicarse esa alternativa, habilitaba la posibilidad de cotizar. A mí me dio la impresión de que o no hubo un entusiasmo particular para que esta obra llegue a buen puerto o fue delegado a estamentos del estado que no tienen aparentemente la el conocimiento y la experiencia para organizar una cosa desde esa envergadura.
¿El interés de nueve empresas, alentaba la expectativa de que hubiera oferentes?
Por las consultas que se habían corrido en el ámbito profesional donde me desarrollo, es evidente que se trata de una obra muy interesante en un mundo que tiene características recesivas. Había un momento muy favorable para que pueda hacerse. Lo que pasa es que la estructura de la propuesta que hizo el gobierno argentino, incorporaba una cantidad de elementos que, además de haber sido advertidos y habiendo tenido oportunidad de modificarse, no se modificaron. Prácticamente, para cualquier entendido del tema, era fácil concluir que esa dispersión tenía muy poca posibilidad de éxito.
Además de dirigentes y funcionarios del gobierno, una importante cantidad de organizaciones e instituciones apoyan la obra. ¿Cuáles son los pasos a seguir?
Me preocupa que el ministro de Economía y candidato a presidente de la República, nunca haya pronunciado la palabra Paraná o Canal Magdalena. Siendo un tema tan importante y que cobró una atención bastante singular en todo el arco institucional, profesional, económico de la Argentina. Estoy con bastante ansiedad, no lo he escuchado, sería interesante que el ministro se exprese. La primera etapa es saber si realmente hay o no una decisión política de llevar esto adelante. El Presidente Fernández nunca se manifestó interesado. Creo que no tenía la menor idea del tema y lo fue llevando sin intención política de concretarlo, más por desconocimiento que por otra cosa. Seguro que estuvo pésimamente asesorado o asesorado por los intereses que ven en el Magdalena algún tipo de amenaza a sus privilegios.
¿Podría hacerse una nueva licitación?
El primer paso es indagar. Hasta ahora, nadie le ha preguntado al candidato a presidente si realmente la soberanía del Paraná le resulta un tema importante. Tampoco si convalida que los costos logísticos argentinos, a través del Canal Magdalena tendrían una baja sustancial en la en la estructura de costos. Insistir en una licitación, si no existe por parte de la conceptualización del candidato un interés, no tiene mucho sentido. Pero a partir de haberse declarado desierto el último llamado, se abren instancias de mayor flexibilidad para volver a hacer una invitación que seguramente, de corregirse las condiciones anómalas por las cuales se había incursado esto en la primera etapa, desembocaría en una convocatoria que tendría éxito.
¿Hay algún indicio de la posición de Massa?
Parecería entenderse que le interesa, porque el ministro de Transporte que, desde el punto de vista político, responde a Sergio Massa, en un acto de La Plata se expresó claramente a favor del Canal. Después, cuando pasó a las líneas operativas, de ejecución, cayó en manos de gente que de alguna forma no tenía interés en llevarlo adelante o sin el conocimiento suficiente para que esto se haga en forma profesional y seria. Si esto fuera así, creo que se puede llevar adelante. Por otra parte, el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, en tanta oportunidad se le presenta, manifiesta que considera al Canal Magdalena sustancial en cuanto a su estrategia logística y de modernización de la provincia de Buenos Aires. Me resulta bastante singular que figuras tan importantes como el gobernador y candidato a reelegir y el candidato a presidente, que deberían empujar juntos este carro para llevarlo a buen puerto, tengan visiones distintas. Mucha gente está bastante decepcionada, frustrada, había gran expectativa e interés en la obra. Se ha generado una situación de mucho molestar. Sería muy importante que tanto el gobernador como el ministro de Economía se pongan de acuerdo y relancen esta licitación. Si fuera así, me parece que técnicamente no habría objeciones para que, en el poco tiempo que tenemos de acá a las elecciones, se pueda concluir una adjudicación.
La licitación del dragado del puerto de Buenos Aires se cotizó en dólares. ¿Significa que no habría dificultad de hacer en la misma moneda la del Magdalena?
Creo que no hay ninguna dificultad. Hay instrumentos administrativos y la ley de obras públicas habilita instancias. Inclusive el ingeniero Hernán Orduna, que estuvo trabajando mucho, explicó en varias entrevistas, que había propuesto soluciones. Lo que pasa es que en el último tiempo prácticamente no prestaron atención a sus recomendaciones. Sin dudas, es una persona que tiene cabal conocimiento de esto. Lo que pasó en los últimos 30 o 60 días, la postergación que no se entendió por qué era, las demoras en contestar las preguntas, inclusive los errores en la contestación de las preguntas que habilitaron a más preguntas, respuestas erradamente contestadas… Estos hechos constituyeron una especie de comedia de enredos que terminó en esto. La tristeza es que este gobierno, prácticamente a la semana de asumir en 2019 tenía todo listo para licitar. Estamos en el 2023 con esta sorpresa. Me parece que solamente analizando resultados de la elección pasada uno encuentra la respuesta.
¿Podríamos pensar que, aunque se perdió una oportunidad, pronto puede haber otra?
Esperemos. Entiendo que el ministro está lidiando con una cantidad de problemas muy graves. Pero si no atendemos problemas sustanciales como este cepo logístico que sufre la Argentina, que impone costos y prácticamente asfixia a todas las economías regionales, el país no tiene destino. Creo que se perdió un periodo presidencial de cuatro años en forma absoluta. Inclusive se habían evaluado las dificultades que impuso la epidemia del Covid, confinamiento, etcétera. En particular hubiera sido una oportunidad de oro aprovechar esa instancia ya que hubo que hacerse cargo de tantos perjuicios económicos, era el momento ideal para llevar adelante la obra. Es muy difícil explicar la razón por la cual el Presidente Fernández no haya atendido este problema con la importancia que tuvo.