La velocidad a la que nos somete el siglo XXI, hace que muchas veces perdamos la noción del tiempo y hasta nos parece lejano lo que vivimos hace poco más de dos años: la pandemia del Covid- 19.
En Argentina y el mundo se perdieron muchas vidas, pero también quedaron en el camino ilusiones y proyectos. Además se modificaron hábitos y hasta las formas de comunicarnos. Sin embargo, como sucede en todas las crisis, se abrieron nuevas oportunidades, ideas y emprendimientos.
Un caso particular es el de Giova Alfajores, la empresa que lideran Eduardo Quinteros y su esposa Georgina Giovanelli. “El proyecto lo inició mi cuñado, pero se enfermó de Covid y falleció. Fue muy doloroso, pero decidimos hacernos cargo”, dijo Eduardo en su visita a Ser Industria Radio.
El matrimonio ensenadense aceptó el desafío y se fortaleció ante el dolor de la pérdida. Eduardo dejó un trabajo seguro y bien rentado. Se puso al hombro la producción y comercialización, para introducir en el mercado un alfajor de altísima calidad que va ganando aceptación en un mercado muy competitivo y ya está listo para cruzar las fronteras de nuestro país.
¿Cuándo decidiste producir alfajores?
La idea original fue de mi cuñado, quien hace algunos años hizo los primeros bosquejos sobre este proyecto y creó un alfajor que en su momento se llamó Giovanello. En la pandemia falleció de Covid y junto a Georgina, empezamos a trabajar la idea que impulsó él.
¿Tenías nociones de repostería?
Sí, soy chef y estudié licenciatura en Nutrición. Eso me dio los parámetros para la producción de alimentos. Pero estaba trabajando en otra actividad. En la pandemia todos estábamos encerrados y me acerqué a la fábrica. Cuando falleció mi cuñado empecé a hacerme cargo y después me quedé en la fábrica porque me pareció que era un proyecto muy bueno. Había que hacer un montón de cosas, era una idea para desarrollar. Así creamos Alfajores Giova.
Las circunstancias te desafiaron…
Sí y también me hicieron sacar a la cancha los conocimientos que venía juntando. De alguna manera la vida me fue preparando para esto.
¿A qué te dedicabas?
Trabajaba en el aeropuerto de Ezeiza. Era inspector de control migratorio del Ministerio del Interior. Renuncié para dedicarme plenamente a este emprendimiento.
¿Cómo fueron los primeros momentos al frente de la fábrica?
Fueron los más difíciles. Si bien siempre había trabajado en grupo, no es lo mismo ser líder que un integrante más. Se sienten las responsabilidades cuando tenés gente a cargo. Desde pensar que siempre tengan trabajo a tomar las decisiones que permitan que todo funcione y sigan cobrando su dinero. Hoy tenemos 13 personas trabajando en la fábrica. Después están la administración y un equipo de ventas, la gente de marketing, el community manager, diseño, contadores… Cuando se empieza a hilvanar la cadena de trabajo es monstruosa.
¿Cuántas horas diarias le dedicás al fábrica?
Todas. Arrancamos a las 7 de la mañana y a las 9 de la noche estoy en mi casa pensando que voy a hacer al día siguiente. La dedicación es completa, 100%.
¿Te cuesta delegar tareas?
No. Creo que es ideal delegar tareas. Siempre me gustó que me den las pautas, trabajar y mejorar ideas. Buena parte del éxito en el trabajo pasa por el compromiso y gracias a Dios igual la gente que trabaja conmigo es excelente. Por eso estamos formando líderes.
¿Cuál es la tarea que más te ocupa en esta etapa?
A lo que más me dedico es a la venta y a ordenar, marcar el timing para que cada tarea encaje con la otra.
¿Cuál es la diferencia entre tu alfajor y los tradicionales?
Nuestros alfajores no tienen conservantes y tienen detalles de producción que los diferencian por su sabor y el uso de insumos de máxima calidad. No me gusta nombrar otras marcas pero hay alfajores que duran hasta 12 meses en la calle y cuando los mordés sentís que el dulce de leche es una goma porque no tiene humedad. Ni hablar del del sabor del chocolate que se siente muy invasivo por los aditivos. Hay varios tipos de chocolates para hacer alfajores, se diferencian por el porcentaje de cacao o están los que se llaman baño de repostería. Son hidrogenados, como una fantasía, duran más, son más duros, no los atacan la humedad y otras cuestiones.
¿Estudiaste estos factores?
Sí, para encontrar un equilibrio. Tenemos nuestros nuestros secretitos con las masas, con la elección del dulce de leche que es Vacalin. Tenemos fórmulas que respetan los convenios y así armamos nuestras recetas.
¿Cuántos alfajores están produciendo?
Estamos en un promedio de 2000 docenas diarias. Sumó mucho el evento aniversario del club Estudiantes de La Plata y la masividad de la venta del producto. La idea es llegar a un número mucho mayor.
¿Cómo se gestó el convenio con Estudiantes?
El equipo de ventas lo forman personas muy creativas y surgió la idea de hacer una propuesta para regalar cajas especiales. Así surgió la posibilidad de sumarnos al aniversario 119 del club, lo diseñamos, lo ofrecimos y se hizo un acuerdo. La gente de Estudiantes es muy prolija, fuimos puliendo detalles hasta llegar al producto final. Siempre corriendo, porque tuvimos que hacer las cajas, los papeles, el packaging completo para llegar al 4 de agosto con el producto a disposición.
Hay muchos alfajores en el mercado. ¿El precio es clave para competir?
Nosotros estamos por debajo de otras marcas, sin entrar en esas cuestiones de que si el precio se condice o se infla. Creo que a veces la gente dice “¿cómo puede ser que este alfajor valga 1100 pesos y el otro 1700?” A veces la calidad no se puede comparar, pero nuestra idea es que todos puedan acceder al alfajor Giova, que el precio no sea prohibitivo y que la familia lo pueda sumar hasta en el desayuno o la merienda.
¿Es posible generar un producto de calidad y a un precio razonable?
Sí, pero es fundamental y es posible en la situación que se está dando ahora donde se estabilizaron bastante los precios. En las crisis que hemos pasado en los últimos años nunca bajamos la calidad del producto. Se pensó en hacer la bolsa un poco más cortita o la caja que de un gramo menos en el papel, pero la calidad siempre se mantuvo.
Algunos bajaron el tamaño…
Nuestros alfajores pesan 70 gramos y es curioso, porque hay marcas que venden triples y son de 55 o 60 gramos. Nuestro producto tiene mucha calidad y el peso de 70 gramos es real.
¿Qué variedades ofrecen?
Tenemos el clásico en blanco y negro, también el de fruta que es el único que tiene baño semiamargo porque todos alfajores de fruta históricamente son con baño de merengue. Nuestra combinación es excelente. Nuestra vedette de este año es el alfajor de corazón de frutos rojos, que tiene dulce de leche y el corazón de una pulpa que puede ser una cereza o frutilla. Es excelente, recubierto con 70% de cacao.
¿En qué canales comerciales podemos encontrarlos?
Este año hicimos un gran cambio. Arrancamos con un local de venta nuestro y hacíamos telemarket desde la fábrica. Ahora creamos el departamento de ventas que se maneja con supermercados y distribuidores. Estamos masificando el producto. Queremos llegar al AMBA y a todo el país…
¿Además del alfajor, hacen otros productos?
No es por agrandarme pero tenemos una galleta de limón exquisita. La desarrollamos este año. Después del cambio que hubo en diciembre, se ajustó mucho el bolsillo de la gente y se notó porque al perder tanto poder adquisitivo, costaba comprar un alfajor. Salimos a competir con un producto más barato y buscamos un snack intermedio. Así surgió esta galleta de 40 gramos, que es como un alfajor escolar excelente.
Tienen un local en Ensenada. ¿Piensan abrir en otras ciudades?
Hay dos caminos completamente distintos. Uno es la posibilidad de franquiciar. Ya armamos un manual con todas esas cuestiones. En Ensenada tenemos el negocio modelo, es la idea que queremos replicar en todos lados. Pero también por otro lado vemos la venta supermercados, crecer a nivel mercado. Son las dos opciones completamente distintas, pero ambas funcionan.
¿El alfajor es la golosina que más se consume en Argentina?
Sí, es algo que como el “choripán”, no va a salir nunca del kiosko ni de la memoria y el gusto de los argentinos. Nacen y quedan en el camino un montón de golosinas, muchas variables, pero el alfajor siempre estará.
¿Están pensando exportar?
Por supuesto. Primero iremos por el MERCOSUR, tenemos en mente algo en relación a Uruguay, Chile, Paraguay quizás Brasil… Estados Unidos consume mucho alfajor, hay empresas que se dedican casi exclusivamente a venderlo como si fueran kioscos online.
Vas a tener que ampliar la fábrica y la producción…
Hoy tenemos capacidad para producir 10 veces más de lo que estamos produciendo. Pero todo está sujeto a la demanda. Cuando me preguntan “¿cuánto podés producir?”, digo todo lo que me pidan, no tenemos ese problema.