La guerra de Vietnam comenzó porque el país estaba dividido en dos: el Norte y el Sur. El Norte quería ser comunista, mientras que el Sur aspiraba a ser un país capitalista. El Norte atacó al Sur con apoyo de China y la URSS, mientras que el Sur contó con el respaldo de Francia y Estados Unidos. Los habitantes del Sur se lanzaban al mar en cualquier embarcación, con toda su familia, y pedían asilo a los buques que los recogían durante su próxima escala en puertos.
El Convenio Internacional para la Seguridad de la Vida Humana en el Mar (SOLAS) prioriza la vida humana por encima de todo. Por lo tanto, los buques que navegaban en el mar de China debían socorrer a los náufragos que encontraban en su ruta.
Menciono esta circunstancia porque veo que el actual responsable de la Agencia Nacional de Puertos y Navegación, Iñaki Arreseygor, enfrenta una situación similar: un naufragio y un pedido de socorro. Desde el inicio, desconociendo el medio del que es responsable, denuncia interferencias y competencia desleal entre los participantes de esta licitación. Además, señala operaciones en las que estarían involucrados los oferentes. Lamento decir que esto es habitual en el oscuro mundo de los dragadores internacionales, pero especialmente en Argentina, donde las obras públicas de dragado suelen resolverse en un juzgado federal y terminan en la Corte Suprema.
Un caso para recordar es el último contrato en Bahía Blanca, donde la UTE de Van Oord y Diopsa presentó la oferta más ventajosa, por un monto de US$ 18.823.941 por dos años de contrato y uno opcional, y resultó adjudicada. Sin embargo, tras la presentación de una medida cautelar autónoma “innovativa”, la subsidiaria de Jan de Nul Compañía Sudamericana, que había quedado en segundo lugar, logró desplazar a su competidor y quedarse con el contrato por un precio significativamente mayor: US$ 2.300.000, en perjuicio directo del puerto y de su competidor. En 2023, la Corte Suprema revocó la sentencia, pero para entonces la obra ya había sido ejecutada.
Ahora, querido amigo, el éxito de una licitación como la de la Hidrovía, siendo la más importante del mundo, depende en primera instancia del proceso de selección: el número de oferentes, su calidad, su reconocimiento internacional y su capacidad técnica. Muchacho, te equivocaste en todo. No sé si ya te diste cuenta, pero incluso en la elección de la fecha para el proceso. Diciembre, enero y febrero no solo coinciden con las ferias de fin de año, sino que además es la época estival, cuando los funcionarios están de vacaciones. Si no consideraste el mes de feria judicial, fue una jugada maestra…
Creo que a todo el proceso le falta seriedad y transparencia. Basta con dejar afuera a empresas extranjeras para facilitar la cartelización, como se evidencia en la presentación de una única oferta.
Ahora bien, si el costo internacional del dragado fluvial ronda los US$ 3,50 o menos de US$ 4, acá, con tantos intermediarios, lo duplicamos o triplicamos. Entonces, más de la mitad o dos tercios de lo recaudado, ¿dónde están? Lo está diciendo JDN: había que sumar el OSRO, la empresa de recuperación de cascos, el control, la vigilancia y el IVA, porque no están eximidos. Quizás todo sumaba US$ 10 por adelantado, y el que ponía la cara era JDN. Ahora, no sé si Deme le hizo el trabajo a JDN para obligarlo a deslastrar la caja…
Si necesitás una mano, solo tenés que llamarnos.