En las últimas semanas, se incrementó la inquietud de los sectores vinculados al comercio exterior, como consecuencia de las decisiones adoptadas desde el Banco Central de la República Argentina (BCRA). Destacan, entre ellas, los efectos de la postergación de los pagos de fletes internacionales. La situación puso en alerta a los empresarios que entienden que corre serio peligro el ingreso de insumos y bienes de capital a nuestro país.
Al respecto, Yanina Lojo, licenciada en Comercio Internacional y magister en Finanzas, explicó en Ser Industria Radio, que los problemas para importar se traducen en dificultades para producir y por ende, para exportar. Dijo, además, que estas intervenciones aumentan los costos y que, combinadas con un tipo de cambio retrasado, afectan la competitividad de las empresas.
En el transcurso del programa que se emite por la 221Radio de La Plata, la titular de Consultora Lojo, afirmó que si no se logra un nuevo acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) en las próximas dos semanas, poco se podrá hacer con la ampliación del swap chino que gestionó el ministro de Economía, Sergio Massa.
Asimismo, consideró que es necesario “abordar al menos el tema de los fletes internacionales, ya que esto podría convertirse en un problema grave que paralice el comercio exterior y afecte a toda la economía del país. Es fundamental que se revise esta situación y se brinden garantías a las empresas, de modo que en un corto plazo podamos volver a funcionar de manera normal”.
Entidades del comercio exterior y logística expresaron su desacuerdo con las últimas medidas del BCRA. ¿Cuál es su verdadero impacto?
Claramente hay una serie de problemas que se vienen dando como consecuencia de la implementación del Sistema de Importaciones de la República Argentina (SIRA) implementado el año pasado. Este sistema impacta en las exportaciones porque todo está relacionado. La mayoría de las cadenas productivas de nuestro país tienen algún insumo, maquinaria, repuesto que no es de origen nacional y es necesario importar. Y si no producimos, no podemos exportar. Si no tenemos los elementos para abastecer el mercado nacional, difícilmente podamos hacerlo para el resto del mundo. Además, este tipo de intervenciones incrementan los costos y con un tipo de cambio retrasado lo único que hacemos es seguir perdiendo competitividad.
La última medida que tomó el gobierno terminó de complicar aún más la situación del comercio internacional, tanto para importadores como exportadores, al aplicar al sistema de importación un trámite previo al pago de los fletes internacionales. Esto hace que, en el caso de empresas vinculadas, demoren sus pagos hasta 90 días de su efectiva prestación al exterior. A partir de ello muchas navieras y agentes de carga tomaron la decisión de suspender el cobro de los fletes y los servicios de gastos locales en el país. Hay algunas que siguen operando, pero tienen distintos mecanismos que van desde financiar el pago hasta pedirlo en dólar billete.
¿Cómo afecta en la práctica a los exportación e importación?
A los exportadores los limita en cuanto a las posibilidades de cotizar al exterior y a los importadores en las condiciones para comprar al exterior. Los importadores ya no pueden comprar más EXW, FOB, FCA o FAS, sino que van a tener que empezar a pedirle cotizaciones a sus proveedores que incluyan los fletes internacionales. En el caso de los exportadores van a tener que vender a sus clientes únicamente EXW, FOB O FCA. No podrán avanzar ofreciendo un servicio diferenciado con costo de flete o costo, seguro y flete. Cuando uno analiza la posición geográfica de Argentina, ve que está lejos de los grandes centros de consumo y producción, entonces toda la logística internacional tiene que ser un aliado y en este momento se convirtió en un escollo más, que aumenta las dificultades.
Hay que tener en cuenta que si las importaciones disminuyen y empieza a caer la cantidad de frecuencias de buques que llegan a nuestro país, habrá menos espacio disponible para las exportaciones. Otro factor es que si llegan contenedores con carga y a los importadores se les dice “hasta que no pagues en el exterior, no libero la carga”, esos contenedores esperan en la terminal y no estarán disponibles para ser ocupados por manufacturas de origen industrial, que son las de mayor valor agregado. Así no se podrá cumplir con las obligaciones pautadas.
¿Se estimó en qué medida disminuyó el tráfico por estas medidas?
Aún no, porque la medida empezó a consolidarse hace dos semanas. Todavía el mercado no sabe bien cómo operar. Hace unas semanas empezaron a llegar las notificaciones de muchas de las navieras diciendo que no se cobra más de manera local. Las empresas están tratando de generar las SIRASE para ver si cuando lleguen las cargas pueden pagarlo, no se sabe todavía cuánto tiempo van a demorar en ser aprobadas. Por normativa, las SIRASE tiene un tiempo de hasta 60 días para ser aprobadas, pero lo pueden prorrogar por igual plazo si consideran que hay elementos para extender la investigación sobre si corresponde o no.
Las navieras calificaron a Argentina como “puerto sucio”. ¿Es fácil de revertir?
Nada es fácil de revertir cuando se pierde la confianza de la contraparte. Tenés que demostrar durante un tiempo considerable que tu política cambia rotundamente. El problema que tenemos en Argentina, es que no logramos sostener las políticas en el largo plazo, por eso no generemos confianza. Cualquier decisión que se tome tiene que ser creíble y sostenible en el tiempo. Ganar la confianza de alguien es muy difícil, pero se pierde en un segundo y muchas veces no se recupera. Además, después de una situación como la que estamos viviendo, por más que se diera marcha atrás con las medidas… ¿quién da garantías a las navieras de que dentro de dos meses no van a tener el mismo problema?
En lo que respecta a las SIRAS, ¿hay plazos de pagos para lo que son bienes de capital que se están extendiendo a 365 días?
El fin de semana posterior a la difusión de la inflación de abril, se anunció una serie de medidas que estaban destinadas a tratar de combatir la escalada inflacionaria. Entre ellas se decidió que se iba a acelerar la importación de bienes de capital, eso sucedió. Pero al mismo tiempo el BCRA sacó una normativa en la que las importaciones de bienes de capital tenían un régimen de pago dentro de las SIRAs. Por ejemplo, el sector energético podía pagar hasta un 30% anticipado. El resto podía pagar un 80% a la vista, esto es cuando la mercadería ya está arriba del buque y tienen confirmación de que el medio de transporte está viajando. Eso era bastante complicado de articular, porque no es habitual el envío de un bien de capital si no se pagó por anticipado. Acá le estamos pidiendo al proveedor del exterior que financie la producción y parte del transit time del bien.
Lamentablemente, la normativa del Central estableció determinadas excepciones para acceder a este beneficio del 80% del pago anticipado. Por ejemplo, necesitaban sí o sí contar con un plazo inicial cero. Pero las SIRAs de bienes de capital empezaron a salir aprobadas con plazo de 365 días. Entonces, no sólo no pueden acceder a ese 80% anticipado, sino que una vez que llegan tienen que ser pagadas recién a 365 días después de que fueron nacionalizadas. Esto es una barbaridad porque estamos pidiendo al proveedor que financie la producción, el envío a la Argentina, la nacionalización y un año más.
¿Cómo intervienen, en otros países de la región, los Bancos Centrales, en materia de comercio exterior?
La política del Banco Central, en primer lugar, siempre es defender el valor de su moneda. En Brasil, hay un control de capitales como tenemos acá. Uno exporta y tiene que ingresar los fondos, no puede hacer lo que quiera con el capital. En cambio, Chile mantiene una política de comercio exterior totalmente abierta, donde la mercadería fluye. Cada situación y cada país, es diferente.
El problema de Argentina es que hubo una mala administración de las reservas internacionales y hoy nos encontramos ante el interrogante de no saber con qué vamos a honrar las obligaciones asumidas. Depende de quien haga la cuenta, las deudas con el sector importador están entre los US$ 10 mil millones y US$ 14 mil millones por importaciones que ya fueron nacionalizadas y cuyo pago fue diferido. Si las reservas internacionales son negativas, ¿con qué se van a honrar esas obligaciones? ¿Cómo vamos a pagarle a los proveedores del exterior?
Los recursos que consiguió Massa en China, ¿podrán utilizarse para, al menos agilizar los pagos de los fletes internacionales y las SIRAs?
Necesitamos dólares. Los yuanes vendrían a ser un refuerzo. Además, nadie tiene certezas sobre cómo se está haciendo la administración de ese Swap. Inicialmente teníamos US$ 5 mil millones, que se pusieron a disposición para que se empezaran a hacer las SIRAs en yuanes. Pero no tenemos manera de saber si hay alguien que está controlando el “flujo de caja”, de cuánto llevamos usado de eso destinado a las importaciones.
Se dice que los US$ 5 mil millones que van a venir ahora también van a estar para el sector importador o intervenir en el mercado de cambio. Pero necesitamos sí o sí, que en estas dos semanas se cierre un nuevo acuerdo con el FMI. Si no se logra, esos US$ 5 mil millones que se consiguieron en China no nos van a alcanzar para nada. Tampoco estamos seguros de que se puedan utilizar, porque hay que leer la letra chica de acuerdo, ya que, en algunos casos, los Swaps dejan de estar vigentes si uno incumple otras obligaciones.
La clave es lo que suceda con el FMI…
Hay que ser muy responsable y pensar que el objetivo de base es cerrar la negociación con el FMI. De todas formas, si no empezamos a tener un ingreso real de dólares generado por nuestras exportaciones, difícilmente se solucionen los problemas de fondo. Vamos a continuar con una administración muy cerrada del comercio exterior. Pensémoslo de esta manera: si las reservas con los dos planes que tuvimos el año pasado del dólar soja en tres meses llegaron a ser negativas… ¿Qué va a pasar en los próximos seis meses? Tenemos un agujero de US$ 20 mil millones por lo no ingresado por la sequía y que no va a ingresar. Hay estimaciones que dicen que el año que viene, probablemente esos dólares lleguen, lo cual sería un alivio porque podríamos pensar que puedan honrarse las obligaciones. Al mismo tiempo, tenemos que proyectar, porque no se termina la actividad comercial el 31 de diciembre del 2023, sigue, hay que continuar comprando y vendiendo al exterior.
Pareciera que no se aborda el problema concretamente…
Definitivamente hay que encarar el problema y encontrar soluciones de fondo, dejando de utilizar el comercio exterior como rehén cuando conviene generar medidas beneficiosas para fomentar la liquidación en las exportaciones. Sin embargo, lo que suele ocurrir es que, durante el período de cambio diferencial, se produce la liquidación y luego se cierra la ventana temporal. Nadie quiere liquidar en ese momento porque el tipo de cambio está atrasado. Por lo tanto, el sector exportador requiere medidas serias y el compromiso de la clase política para asegurar que se van a sostener esas medidas.
¿Cuáles serían los principales ejes a tener en cuenta?
Es necesario establecer un tipo de cambio competitivo, reducir las retenciones para fomentar la actividad y permitir la proyección de inversiones. Además, es crucial que las importaciones fluyan para garantizar el suministro local de los insumos necesarios para la producción y los repuestos para las maquinarias. Los consumidores también dependen de las importaciones, ya que regulan el mercado y eliminan ineficiencias. Eso mejora la competitividad de los productos fabricados en Argentina. El comercio exterior alimenta a la producción nacional. Por supuesto, si existe una práctica desleal, debe ser sancionada.
Sin embargo, es preocupante que esta semana se hayan eliminado medidas y se hayan suspendido derechos antidumping por 120 días en diferentes productos, especialmente en bienes intermedios utilizados en las cadenas de producción de alimentos y envases. Esto genera inquietud porque en su momento se investigó y se dijo que había un daño real a la industria nacional. Ahora, el gobierno sostiene que estas empresas son únicas y tienen una posición dominante. Surge entonces la pregunta: ¿se realizó una investigación adecuada en su momento o existen otros objetivos enfocados principalmente en la inflación? Parece que no importa si los productos extranjeros destruyen la industria nacional. Es necesario llegar a un acuerdo y decidir qué queremos lograr.