El comercio exterior sigue siendo un pilar estratégico para el desarrollo económico de cualquier país y región. Desde la llegada de Javier Milei a la presidencia, se han implementado una serie de desregulaciones para agilizar esta actividad.
En este contexto, Miguel Zonnaras, presidente de la Cámara de Comercio Exterior de Córdoba (CaCEC), dialogó con Ser Industria Radio y analizó los recientes cambios impulsados por el Gobierno Nacional. Aunque reconoció que las medidas son positivas en algunos aspectos, advierte que persisten desafíos estructurales que afectan la competitividad de las empresas locales.
Ante las políticas de apertura de Argentina al mundo, el titular de la CaCEC subrayó la necesidad de igualar condiciones para competir con productos importados. Pidió un enfoque equilibrado que no solo facilite la importación, sino que también impulse la producción interna.
Además, el titular de la empresa Georgalos destacó la importancia de políticas a largo plazo para el sector exportador, señalando que problemas como la infraestructura y la burocracia siguen siendo barreras importantes. En cuanto a la industria, subrayó la necesidad de defender el empleo y el valor agregado local. A su vez, manifestó que es necesario alcanzar consensos en las políticas productivas del país.
Con una estructura productiva basada en la agroindustria y el sector manufacturero, la provincia de Córdoba logró ventas al exterior por US$ 4.956 millones en el primer semestre de 2024, lo que representa un incremento del 16,7% respecto al mismo periodo de 2023. Estos resultados la posicionan como responsable de aproximadamente el 13% de las exportaciones nacionales, según un informe del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC).
Asimismo, Zonnaras resaltó las oportunidades que ofrece el contexto internacional en sectores como la minería, energía y alimentos, siempre que Argentina logre aprovechar su potencial con un enfoque en el desarrollo industrial y la generación de empleo de calidad.
El Gobierno está eliminando regulaciones y busca agilizar el comercio exterior. ¿Cómo lo perciben en la Cámara?
Se está trabajando para eficientizar la operatoria del comercio exterior. En algunos aspectos, es muy positivo, en otros, debatible, especialmente en relación con los plazos para resolver temas que aún no se han abordado. Por ejemplo, si se facilitan las importaciones de productos terminados, también debemos enfocarnos en cómo mejorar la competitividad estructural de Argentina para producir bienes y ofrecer servicios localmente.
La industria reclama la baja de impuestos para competir con los productos importados. ¿Qué opinás al respecto?
Desde la Cámara, siempre enfatizamos que no buscamos protección, sino que queremos ser defendidos. ¿Qué implica eso? Deseamos competir en igualdad de condiciones. Si imaginamos un combate de boxeo, queremos subir al ring sin los brazos atados. De lo contrario, la competencia no es justa y se convierte en una cuestión de supervivencia.
Se autorizan importaciones, se redujo la burocracia pero persisten problemas con los pagos. ¿Es correcto?
Ese es otro tema que debemos resolver. Aún existe una regulación sobre la disponibilidad de divisas, lo cual limita mucho, especialmente a las PyMEs, que no tienen acceso a crédito en el exterior. En la práctica, si Argentina necesita importar, los pagos como mucho deben hacerse contra documentos y no a 30 días después de nacionalizar la mercadería. Esto dificulta a las pequeñas y medianas empresas obtener crédito de manera fluida en el exterior.
¿El camino tomado por el gobierno para el comercio exterior es el correcto?
El gobierno tiene un enfoque claro que es el de combatir la inflación. Con estas medidas, busca facilitar la entrada de productos que ayuden a bajar los precios finales. Sin embargo, sugiero que se trabaje de manera equilibrada. Si se facilita la competencia para los productos importados, también debe hacerse lo mismo para quienes producen esos bienes o servicios localmente. De lo contrario, se crea una desigualdad en las reglas de juego. El sector exportador enfrenta problemas estructurales, que requieren atención a mediano y largo plazo. Hablamos de infraestructura y del entramado fiscal, incluyendo las tres jurisdicciones: municipal, provincial y nacional. Además, la agilidad de los organismos públicos, puertos y logística presenta desafíos significativos. A pesar de estos obstáculos, Argentina tiene un potencial inmediato en productos primarios, donde la competitividad natural puede generar resultados más rápidamente.
¿Hay espacio para que la industria forme parte del sector exportador o queda enfocarse en la producción primaria?
Soy industrialista y defensor del valor agregado. Desde nuestra parte, buscamos generar más y mejor industria. No pedimos protección, sino que defendemos la producción, el empleo y el entramado industrial que Argentina tiene en todo el país.
¿Cómo funciona el puerto seco que activaron la Cámara y el gobierno provincial?
El puerto seco es un esfuerzo conjunto con el Gobierno de Córdoba, buscando crear infraestructura eficiente para el sector exportador. Se trata de optimizar el comercio exterior, especialmente en el transporte de bienes por contenedor, aprovechando la sinergia entre las importaciones del sector automotriz y la exportación de alimentos en Córdoba. Esto permitirá a los operadores mejorar costos, tiempos y servicios en el comercio exterior.
En este nuevo “rol del Estado”, ¿el sector privado puede abordar los problemas de infraestructura, puertos y rutas?
Es crucial una colaboración entre los sectores público y privado. Coincidimos en que sin una macroeconomía estable y sólida, es difícil avanzar. Lo que se necesita es un debate profundo sobre la obra pública e infraestructura. En ningún país del mundo se puede construir una infraestructura básica sin la intervención del Estado.
¿La polarización política afecta las condiciones necesarias para que el sector exportador se desarrolle?
Desde lo institucional, pedimos que haya mayor consenso. Fomentar divisiones, tanto políticas como sociales, está lejos de ser el camino que necesitamos. Es crucial tener previsibilidad en las políticas a largo plazo para avanzar de manera sostenible.
¿En los últimos años Argentina perdió mercados?
Totalmente. La participación de Argentina en el comercio mundial ha disminuido y la pobreza en nuestra sociedad es un indicador claro de este deterioro. Es inadmisible que en un país como el nuestro haya más del 50% de la población viviendo en condiciones de pobreza. Esto refleja decisiones erróneas tomadas a lo largo de los años.
¿Cuánto tiempo puede llevar recuperar un mercado perdido?
Perder un mercado ocurre en un instante, pero recuperarlo puede llevar toda la vida de una gestión. Es esencial entender que el comercio exterior, especialmente cuando se añade valor agregado, demanda un enfoque a largo plazo. Sin previsibilidad política y condiciones adecuadas, es difícil que ese proceso sea exitoso.
Modelos como el de Paraguay con maquilas o Uruguay con zonas francas, ¿son necesarios en Argentina para desarrollar el comercio exterior?
Estos modelos pueden funcionar en países específicos según su configuración. En Argentina, debemos debatir en qué sectores realmente queremos ser protagonistas y a partir de eso, desarrollar modelos de operación e infraestructura que permitan materializar nuestro potencial.
¿Qué sentiste cuando el Presidente Milei mencionó que históricamente la industria ha estado robando al campo?
Considero que el campo es un aliado fundamental de la industria. Ambos sectores deben trabajar juntos para combatir la pobreza y generar empleo digno y de calidad en Argentina.
¿Hay una política industrialista en el gobierno nacional?
Ha habido altibajos. En momentos, se han acercado más a la industria y en otros se han alejado. Sin un consenso político sobre un modelo productivo a mediano y largo plazo, es complicado que los proyectos industriales de impacto puedan desarrollarse.
A mediano plazo, ¿ves un contexto más favorable para la industria y el comercio exterior?
El mundo nos ofrece una buena oportunidad. Argentina tiene mucho potencial en sectores como minería, energía y alimentos. Debemos ser inteligentes al buscar modelos que generen valor agregado y, en consecuencia, empleo de calidad, para mejorar la situación social que enfrentamos.